sábado, 25 de mayo de 2019

IMPERDIBLE. Empujar el límite de lo siniestro hacia el horizonte de la belleza. Carlos Alonso en el Museo Nacional de Bellas Artes I.

Pocos, poquísimos artistas alcanzan a materializar el arte a niveles técnicos, artísticos y de expresión que te dejan sin aire, exhausto, con una inesperada mezcla de plenitud, felicidad y extrañeza. Pienso en las pinturas negras de Goya, por ejemplo. O en mi caso personal, los frescos de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel. O algunas obras de Van Gogh. Les hablé cuando comenté La ilusión de los mamíferos de Julián López, de lo Sublime como teoría estética, tomada del trabajo de Harold Bloom. Esta muestra de Carlos Alonso ES SUBLIME. Y para recorrerla aconsejo ir solo/a. Los efectos que me produjo había que acogerlos en el cuerpo, soportarlos, respirarlos. Tomarse descansos. Lo mismo voy a hacer acá. ¡Va a ir en dos partes, porque es demasiado! ¡Crees que vas a ver cuadros, y prontísimo te das cuenta de que son los cuadros los que te miran!


Hoy les traigo las pinturas y collage (hay mezcla de técnicas, pero lo dejo para que lo descubran ustedes cuando vayan) de la serie Blanco y negro, inspiradas en la estadía de Alonso en Santiago del Estero durante 1959. La primera se titula Debajo de la mesa, la segunda, arriba,  Mujer a punto de llorar, y la de la derecha, Vieja pelando una gallina. 


Las que siguen, por su parte, son las obras que realizara, a partir de los años ´60, curadas en la serie Pintura y tradición. En estas obras Alonso rinde homenaje y dialoga con los grandes maestros: Courbet, Van Gogh, Spilimbergo y De la Cárcova.
La de la izquierda, es El hospital. La próxima, abajo, es El sillón azul. 








La obra de la derecha es La oreja (¿cómo si no, podría haberse llamado?).







La obra de la izquierda y la última son de la serie Los cuervos azules. 

El manejo del color, de las técnicas y de los detalles, los rostros (mañana será el día de los rostros),  logran un efecto hipnótico y a la vez muy inquietante. ¡Mañana más! NO TE PODES PERDER ESTA MUESTRA. Hasta mediados de julio en el Museo Nacional de Bellas Artes (que dicho sea de paso ¡está increíblemente bueno para recorrerlo todo!)

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