lunes, 15 de febrero de 2021

La ciudad ausente. Novela de Ricardo Piglia, con Luis Scafati y Pablo De Santis. Te leo el prólogo, que es un cuento también, escrito por Ricardo Piglia, para la publicación, del 2000.


LA POESÍA COMO PRIMERA Y ÚLTIMA FE; LA CONJUNCIÓN MÁS PROFUNDA DEL AZAR Y EL DESTINO. REPORTAJE DE 1985 A ROBERTO JUARROZ EN EL DIARIO LIBERATION DE FRANCIA. ¡ Gracias Ivana Chillemi por enviarme este texto deslumbrante!


 En 1985 el diario francés Liberation publicó una encuesta realizada entre cuatrocientos escritores de todo el mundo, basada en una única pregunta: “pourquoi écrivez-vous?” (¿por qué escribe usted?). Entre los autores se encontraba el poeta argentino Roberto Juarroz.


🔴Por qué escribo

Roberto Juarroz


"Creo que para responder a la pregunta por qué escribo, un camino puede ser precisar antes por qué no escribo. Así, por ejemplo, yo no escribo para estar en la literatura ni competir en sus forcejeos por una reputación o un renombre, con o sin garantía de certificada permanencia. Tampoco escribo para depositar mi ofrenda en el ara de ese ídolo que se ha impuesto a todos los demás: el éxito. No escribo, por supuesto, para codearme con Shakespeare o Cervantes, ni para ganar dinero. Posiciones políticas o ideológicas, una imagen cotizada en el mercado o la aureola de lata de la crítica y las tesis universitarias. Ni siquiera escribo para llenar mis insomnios, envejecer con menos prisa o satisfacer a mi mujer, mi madre o mis amigos. Ni aun para obtener una pensión, un lugar en el asilo de escritores o en el panteón de los artistas, una nota necrológica quizá un poco más extensa.


Yo escribo simplemente porque amo la vida. Y si bien es cierto que la vida y sus alrededores son un tejido de ilusión, encuentro en esa trama algunos hilos más resistentes. Uno de esos hilos, para mí el más real de todos, es la poesía. Y aunque sea verdad que “a la luz de un relámpago nacemos y aún dura su esplendor cuando morimos”, también es verdad que el lenguaje del hombre salta frente a la nada como una misteriosa presencia, cuando asume su mayor plenitud en el extremo de la condición humana.


La poesía es mi última fe, como fue quizá la primera. Encuentro en ella la posibilidad de esperar, ante un mundo que ha perdido la esperanza. Y recupero allí la intensidad que me permite vivir, a pesar del absurdo y la muerte, a pesar de la locura y del suicidio.


Yo escribo porque la poesía es para mí la conjunción más profunda del azar y el destino, del extremo del ser humano y su lenguaje, mucho más que un género literario, la posibilidad de tolerarme y el ejercicio más completo de esta rara pasión de ser. Y por fin, yo escribo porque la escritura no necesita ninguna justificación, en un mundo donde toda justificación es falsa.


La poesía abre la escala de lo real y nos impide seguir viviendo escuálidamente en el segmento de lo convencional y espasmódico de los automatismos cotidianos. Es una ruptura para siempre, que nos sitúa en el infinito real, el infinito que empieza en cada cosa y deja de ser así un anacrónico decorado o una invocación medieval. Esto pone en su lugar al hombre y desplaza lo secundario, desde la política o el deporte hasta los carriles mercantilistas de la reputación o el éxito. La poesía abre la escala de lo real y cambia la vida, el lenguaje, la visión o experiencia del mundo, la capacidad de realidad de cada uno, la posibilidad de creación. La poesía crea realidad, crea presencia. Es una explosión de ser a través de un uso diferente de las palabras. Nada está terminado: la realidad se crea. La poesía consiste en eso: crear más realidad, agregar realidad a la realidad, combinando de nuevo el mundo y el lenguaje, llevando al hombre a su punto extremo, gestando la presencia que es el poema, para quebrar así nuestra soledad y trascender el juego tenebroso de las preguntas y respuestas. La poesía es por todo esto el mayor realismo posible, aunque los incautos la consideren una abstracción, una evasión o una veleidad subsidiaria de la prepotencia política o ideológica.


Y la poesía es, además, el mayor realismo posible porque trata de unir al hombre dividido y fracturado, fundiendo sus cabos sueltos en un solo cabo, que ya no importa si está suelto o no. Entonces, el pensar y el sentir son una sola cosa, como la inteligencia y el amor, la contemplación y la acción. El hombre ha sido traicionado y partido. Su capacidad de imaginar, su poder de visión, su fuerza de contemplación quedaron en el margen de lo ornamental y lo inútil. La poesía y la filosofía se separaron en algún pasaje catastrófico de la historia no narrable del pensamiento. El destino del poeta moderno es volver a unir el pensar, el sentir, el imaginar, el crear.


Por eso la poesía debe ser vivida hoy como necesidad, celebración, transgresión, contracorriente y abismo. No hay lugar en ella para la comodidad, la mediocridad, la estupidez, el compromiso ajeno a ella misma, el sometimiento a cualquier poder, la conformidad con no importa qué preceptiva, la transigencia con cualquier límite o doctrina o apadrinada subordinación. La poesía es la última grieta para forzar el muro de lo absurdo, la vigilia más alta, la disponibilidad para lo abierto.


Es impostergable resacralizar el mundo y devolverle a la vida su trascendencia originaria. Pero esa desacralización sólo puede hacerse ya laicamente, sin dogmas, teologías o iglesias. La poesía es la verdadera desacralizadora".

jueves, 11 de febrero de 2021

LA ROSA EN EL VIENTO. de SARA GALLARDO. O DECIR LA PATAGONIA.

Qué poesía la de Gallardo para describir lo inefable de tierras eternas y casi vírgenes.
La foto corresponde al Río Santa Cruz, desde el aire. Tomada por mi.

 


sábado, 6 de febrero de 2021

JOYCE POR PIGLIA. JOYCE BY PIGLIA (with english translation). Marcas de lectura.

 


"The reader goes forward blindly to the lost meaning reconstruction and always reads in the text the signs of his own destiny.
Joyce went so far, more than anyone,  in that journey, he made up the last reader figure, that gets lost in the many languages rivers. That was what Beckett was talking about, It seems to me, when he answered the last Joyce' texts critics. " You can't complain about it is not written in english. It's not even written. It's not even for being read. It's to be watched and to be listened". Just a few have reached that point; we all begin with a preliminary navigation of Joyce's delta river and find, in some of the lost islands, a Robinson that entertains his leisures and fights against his loneliness reading a book written in all languages as if it was the last one". 
Ricardo Piglia ( I hope the translation is ok).