domingo, 27 de noviembre de 2022

BODAS DE SANGRE . LORCA POR TELLAS EN EL TGSM. CUANDO EL DESEO SE VISTE DE LUTO.

Empiezo por el final: NO SE PUEDEN PERDER LA PUESTA DE VIVI TELLAS EN EL SAN MARTÍN. 

Ahora voy a tratar de argumentar por qué. 

Porque se trata de LORCA!! Y Lorca siempre está bien, Porque sabía del deseo, del amor, de la vida y la muerte. Esas son las líneas de fuerza que atraviesan el texto con la misma intensidad y profundidad con que el texto atraviesa al espectador. Parece que la misma le fue inspirada a Federico por un hecho real, en 1928: el crimen de Níjar. 

Un hombre enamorado que se aventura al matrimonio (por conveniencia, para el resto de los involucrados) con una mujer que no le corresponde, pero que se impone hacerlo, para librarse de un amor que la empuja a lo peor: a la errancia, a la locura, a la muerte. 

¿Es Bodas de sangre una obra sobre el amor? Sí y no. Diría que por encima del tema del amor, hay otro más dramático si se quiere: la vida de sometimiento, encierro y muerte del deseo de las mujeres: para ellas habrá, en el mejor de los casos, un hombre, hijos y una enorme pared levantada contra todo lo demás. Bodas de sangre es una obra lacerante sobre seres cuyo destino está trazado de antemano: unir sus existencias a algún hombre, parirle hijos, y esperar... esperar que uno a uno esos hijos, si son hombres, vayan cayendo uno a uno, producto de las múltiples aristas de la violencia de la España de Lorca. Por momentos sentí la presencia de Puig en la sala que, con certeza, habrá leído a Lorca, Sólo que no encontré ese margen de redención que el gran escritor argentino brinda generoso a "sus mujeres" en sus novelas. El único respiro vendrá cuando ya no queden hombres de la familia para morir. Entonces, en una paz luctuosa y en una vida a la que solo le quedará esperar su propia extinción, serán otras las mujeres que sufrirán asomadas a la ventana, esperando la llegada de las malas nuevas de la muerte. 

La puesta, de Guillermo Kuitca, es impactante: ya la primera escena quita el aire: en una inquietante penumbra, entre humo y tristeza, personajes sombríos vestidos de negro enmarcan la presencia arrolladora de la madre, encarnada por una maravillosa María Onetto, a quién le descubrí rostros interpretativos nuevos que disfruté. 

Me sentí en presencia, o formando parte de un cuadro que brotaría de una mezcla de Velázquez con Goya! Impresionante. La segunda parte superará incluso a la primera, con un escenario surreal de un bosque que brota de las "entrañas" del escenario. 

El negro del luto es la presencia omnipresente de la obra, porque más allá de las muertes efectivas de los hombres, la obra clama por las mujeres muertas en vida. Solo la novia, una gran Miranda de la Serna, estará de blanco, cuando se deje llevar por el  deseo y el empuje a lo peor que lo guía. Parece no haber salida para las mujeres de la España de Lorca. 


El elenco, por su parte, cumple con creces transformado en presencias fantasmagóricas acuciantes. 

Para destacar también es el vestuario de Pablo Ramírez, donde los apenas tenues toques de color, intentan matizar el luto. 

La música de Diego Vainer hechiza, y se destacan la cantaora Nina Loureiro y los bailarines Pablo Lugones y Eugenia Roces. Llevan al espectador en un segundo a la mismísima tierra del flamenco: al nudo entre alegría y tristeza, entre vida y muerte. 

Un detalle: me pareció que hay momentos en los que se desliza el texto del tuteo al voceo, que en cierta forma me generaron un ruidito, que para nada disminuye el goce estético de esta puesta que honra los escenarios de nuestra ciudad. 

Para el final, el texto. ¡Qué podría decir para estar a la altura de Lorca? Su poesía es maravillosa, perfecta, matemática en su hechura, profunda en sus resonancias, lírica en sus alusiones, poética en sus imágenes, brotadas con salvajismo de la tierra misma. 

Es probable que me esté dejando cosas en el tintero, la obra es muy fuerte y conmovedora. 

Solo quiero agregar que el final (no voy a contarlo) me produjo un nudo en la garganta y una emoción que me dejaron sin palabras por varios minutos. 

VAYAN A VER ESTA OBRA MARAVILLOSA! 

No se van a arrepentir.  
 

domingo, 6 de noviembre de 2022

Sin novedad en el frente dirigida por Edward Berger, en Netflix. Cuando la microscopía del horror puede convertirse en arte.

Les  quiero recomendar este film, recientemente subido a la plataforma Netflix. Supe de él gracias a un colega, Marcelo Barros, que hizo un comentario tan elogioso como crudo del film. 

Es una remake de un clásico de 1930, dirigida por Lewis Milestone. Esta vez, se trata de la dirección de Edward Berger. 

El film trata sobre la Primera Guerra Mundial. Una guerra salvaje, de trincheras, cuerpo a cuerpo, tan anodina e incomprensible como todas y cada guerra. Al menos para los que consideramos las vidas humanas como por encima de cualquier otro interés. El film, tanto el de 1930 como el que hoy les recomiendo, se basan en la novela homónima de Erich Maria Remarque. 

Se trata de un relato visual de la microscopía de la guerra: de los resquicios, de las grietas incalculables por las que se infiltra el horror del que es capaz el ser humano. El mal  no descansa, se escucha en algún momento en el film. Y el mismo da cuenta de ello a cada segundo. 

Sin embargo te la recomiendo porque el director hizo a mi criterio, una obra de arte con este film: hay imágenes que embriagan de belleza; primeros planos que dejan sin aire, con una sensación de desasosiego y de agobio. Si bien el final no me terminó de convencer (en algún momento sentí que se rompía el pacto con el espectador, el que es imprescindible para que la historia que nos están contando sea verosímil, aunque no sea acorde a los hechos o a la historia), fueron las historias tangenciales, paralelas, microscópicas las que más me subyugaron. A éstas se suman logros estéticos de alta calidad, como cierta metamorfosis que el director les hace sufrir a sus protagonistas en sus fisonomías (me muero por contarles pero no quiero quitarles el efecto que produce mirar el film). 

Cuando terminé de verla pensé en dos manifestaciones artísticas antinómicas; una que amo y otra que fue una gran decepción. Primero la decepción. Pensé en Blonde, y en que el director podría mirar este film para tener testimonio directo de cómo el arte hace condescender al horror a la belleza. Este film lo logra con creces. Por otro lado, tuve la sensación de "esto yo ya lo experimenté antes...". Y sí, cuando vi las pinturas negras de Goya (en mis top 3 de expresiones artísticas pictóricas favoritas). Pensé en los cuadros de los fusilamientos del 3 de mayo, y en el Aquelarre. Búsquenlas y verán de qué les hablo. 

Si ven este film, verán horrores, verán cuerpos mutilados, vidas cercenadas, amores quebrados, sueños evaporados, pero también verán la expresión del arte más maravilloso. 

 
 

martes, 11 de octubre de 2022

A propósito del odio, del narcisismo... de ciertas pasiones. De Posiciones femeninas del ser de ERIC LAURENT.


 "(...) Hay algo particular en el psicoanálisis: los psicoanalistas pueden hacer uso constante de cierta cantidad de categorías vaciándolas de toda sustancia polémica o, incluso, de toda sustancia seria. Es decir que a la menor tensión entre dos personas se habla de odio, de masoquismo primordial, esperando, en el fondo, que no sea nada serio. Si se habla de odio, hay que saber qué quiere decir. El odio es una pasión muy seria. Y, en efecto, no hace falta demasiado para que aparezca y se despliegue. Asimismo, los psicoanalistas se ríen entre ellos del narcisismo de las pequeñas diferencias, como si se tratara de un chiste, como si bastara con señalarle a alguien "¡usted está entrando en el narcisismo de las pequeñas diferencias!" para que se apaciguaran las pasiones. Al contrario, el mundo que nos rodea está allí para recordarnos que el narcisismo de las pequeñas diferencias, sobre todo en países pequeños, donde la historia hizo mucho sin que haya unificación, produce la pasión de matarse mutuamente con una alegría, una vivacidad y una devoción constantes, por la que, visiblemente, todos se degollarán hasta que no quede nadie, y los llamados a un Eros superior caen en la indiferencia más absoluta; queda expuesta, de esta manera, cuál es la pasión narcisista que anima al hombre".  

Posiciones femeninas del ser. Curso de Eric Laurent de 1992-3, publicado por Tres haches en 1999. 



jueves, 6 de octubre de 2022

El principio de la libertad por HANNAH ARENDT. De Labor, trabajo, acción, conferencia de 1957, publicada en De la historia a la acción.

Extraigo algunos párrafos de esta conferencia interesantísima de Arendt, en la que, dicho muy rápido, relaciona el trabajo con el objeto, la labor con el cuerpo, y la acción con el discurso. 

"(...) El acto más pequeño en las circunstancias más limitadas lleva la semilla de la misma ilimitación e imprevisibilidad: un acto, un gesto, una palabra bastan para cambiar cualquier constelación. En la acción, por oposición al trabajo, es verdad que nunca podemos realmente saber qué estamos haciendo. (...) no tenemos ninguna posibilidad de deshacer lo que hemos hecho. Los procesos de la acción no son solo impredecibles, son también irreversibles. (...)
Sin la acción, sin la capacidad de comenzar algo nuevo y de ese modo articular el nuevo comienzo que entra en el mundo con el nacimiento de cada ser humano, la vida del hombre, que se extiende  desde el nacimiento a la muerte, sería condenada sin salvación. El propio lapso de vida, en su carrera hacia la muerte, llevaría inevitablemente a todo lo humano a la ruina y a la destrucción. La acción, con todas sus incertezas, es como un recordatorio siempre presente de que los hombres, aunque han de morir, no han nacido para eso, sino para comenzar algo nuevo. Initium ut esser homo creatus est; "para que hubiera comienzo fue creado el hombre" dijo Agustín. Con la creación del hombre, el principio del comienzo entró en el mundo; lo cual, naturalmente, no es más que otra forma de decir que, con la creación del hombre, el principio de la libertad apareció en la tierra". 
 

martes, 23 de agosto de 2022

AMANTES DE LA LITERATURA, VAYAN YA A COMPRAR Y LEER ANIQUILACIÓN DE MICHEL HOUELLEBECQ. Una novela TOTAL! (EVITEN LEER LA CONTRATAPA, QUE HAY SPOILER!!)


 Si me leen habitualmente sabrán ya de mi devoción por este escritor francés. Cuando me preguntan por qué me gusta tanto, digo sintetizando, que se encarga de sacar la basura de abajo de la alfombra del Primer Mundo. Con eso ya estaría más que justificado leerlo. 

Pero con Aniquilación, su última novela de 600 páginas, que devoré en apenas días, se supera y con creces. A tal punto que me hizo brotar las lágrimas! Pensé en hacerles una lectura en vivo sobre el libro, pero como no podía garantizar que no me pondría a llorar, decidí escribir; es mucho más protegido que hablar en vivo. 

En la locura delirante que habitamos a diario, Michel Houellebecq entreteje una historia política cuyo interés no decae nunca, con atentados incitados por aparentes desconocidos, valiéndose de las redes y de internet, con la historia de una familia francesa entre aburguesada y clase media, en la que hay un padre e hijos diversos y en apariencia, de temperamentos incompatibles. 
Quizá dicho así les haga pensar: "Bueh! y qué es lo genial de eso?". 
Lo genial es que Houellebecq (se lee Úlebec, supe hace poco) va infiltrando en las historias que narra lo más profundo de la esencia del ser humano: la vida, la sexualidad, la muerte, el amor. Y los cuerpos, en los que resuenan todas esas cosas, son el amasijo donde se escribe lo que va resultando de las historias. Narra TODO, con astucia, pericia, información, una pizca de crueldad y mucha ternura. 
Por supuesto, no falta la erudición con Pascal, Epicuro, Apollinaire, Corneille, Así como Sherlock Holmes y otros policiales, en la función maravillosa que puede cumplir a veces la literatura de sacarnos de un golpe del dolor de nuestra propia vida (parecido a lo que hizo esta novela para mí). 
Tampoco Los Beatles y Elvis. Pero lo magistral es lo que se escribe entre líneas en los dichos de cada uno de los personajes que, de una manera o de otra buscan una sola cosa: encontrarse con el amor, en sus más diversas formas, pero en particular, con ese amor que transforma la vida, o que permite reescribirla de la buena manera: el amor que crece día a día cuando los amantes dejan de lado sus vanidades y sus egos, para mostrarse falibles con el partenaire, para dejar que asome la caducidad de los cuerpos, la soledad de la vejez, el astío de la vida en las grandes ciudades y la amputación de la naturaleza que esa vida trae aparejada para los seres humanos. Para soportar y aceptar ese nudo indiscernible que ata de manera loca, azarosa, la desgracia con el surgimiento inexplicable del deseo, la decrepitud con el renacer espiritual, transitar las aguas de las traiciones y el cálculo político, para dar con la integridad y la bondad. A pesar de que pienso que abusa del recurso de poner a soñar a los personajes; es un recurso bastante usado, y el autor lo usa un poco mucho para mi gusto, pienso como escritora cómo puede ser posible narrar así y no morir en el intento,  y no logro descubrirlo. 
Con la salvedad de ciertas cosas de la traducción, que "matan" algunos efectos que el texto podría provocar, dando cuenta de cuánto peso tienen las palabras en nuestro deseo, en nuestros odios, en nuestros amores... (demasiada "polla", "empalmarse", y "follar" que matan para los lectores no españoles cualquier efecto erótico que se quisiera lograr) y lo del recurso a los sueños, creo que esta novela recuerda a Céline, con ese río que fluye a borbotones entre las palabras, las imágenes, las sensaciones y las emociones. 
IMPERDIBLE: enoja, conmueve, horroriza, hace reír, genera tristeza, y una redención al final que se agradece y que me hizo pensar que no todo está perdido para la raza humana. 
GRACIAS MICHEL, UNA VEZ MÁS. 

sábado, 20 de agosto de 2022

La literatura de los padres. De Formas de volver a casa de Alejandro Zambra.




"(...) Los padres abandonan a los hijos. Los hijos abandonan a los padres. Los padres protegen o desprotegen pero siempre desprotegen. Los hijos se quedan o se van pero siempre se van. Y todo es injusto, sobre todo el rumor de las frases, porque el lenguaje nos gusta y nos confunde, porque en el fondo quisiéramos cantar o por lo menos silbar una melodía, caminar por un lado del escenario silbando una melodía. Queremos ser actores que esperan con paciencia el momento de salir al escenario. Y el público hace rato que se fue". 
 

lunes, 1 de agosto de 2022

Obediencia a la autoridad de Stanley Milgram. La banalidad del mal y el sometimiento a la autoridad.

Comienzo este comentario, que anticipo difícil por la magnitud de lo que quisiera transmitir, citando a George Orwell, citado también por el autor del libro, y del experimento que lo causó: 
" En el momento en que escribo estas líneas, seres humanos altamente civilizados vuelan sobre mi cabeza tratando de matarme. No tienen sentimiento algo de enemistad contra mí como individuo, ni tampoco lo tengo yo contra ellos. Como se dice, no hacen otra cosas que <<cumplir con su deber>>. La mayor parte de ellos, estoy yo plenamente convencido, son personas de buenos sentimientos, cumplidoras de la ley, que jamás soñarían en sus vidas privadas con cometer un asesinato. Por otra parte, si consigue uno de ellos hacerme saltar en pedazos con una bomba bien colocada, no por ello dejará de dormir tranquilamente". 

Conocí el experimento Milgram gracias a la película Y como Ícaro, con Yves Montand (película que les recomiendo con fervor y para que la vean, dejaré al final del comentario el enlace de youtube para que la puedan ver completa y subtitulada). En ese momento me impactó muchísimo, pero no había aún extrapolado las derivaciones del mismo en la vida moderna; lo vi como una parte del film, que transmitía algo complejo y controvertido sobre uno de los personajes. Volví a encontrarme con Milgram, en el libro de mi amigo Pablo Boczkowski, Abundancia. La experiencia de vivir en un mundo pleno de información. Charlamos sobre el experimento con Pablo, me habló de un documental que no encontré, googleé el título y apareció el libro, que compré al instante. Trato entonces de contarles lo más sustancial de un estudio extraordinario sobre cómo reaccionan los seres humanos cuando acceden voluntariamente a ser los ejecutores de órdenes emitidas por una autoridad legitimada por ellos. 
Primer punto importante: la autoridad legitimada en el experimento es el discurso de la ciencia y la investigación científica, enmarcadas dentro de una de las más prestigiosas universidad del país del norte: Yale (aunque cabe anticipar que cambian el ámbito de realización del experimento hacia una locación desprovista de prestigio y de glamour, y los resultados obtenidos no se vieron rotundamente modificados). 
El experimento, que se realizó a los comienzos de los ´60, pero que fue revalidado varias veces ya, con el paso del tiempo, es el siguiente: se convoca a los voluntarios a través de un aviso en el diario, en la ciudad de New Haven. Se les ofrecen algo más de 4 dólares, por una hora de su tiempo participando de un experimento científico. La muestra de los candidatos fue nutrida y variada: obreros, oficinistas, hombres de negocios, profesionales liberales, en los rangos etarios de 20, 30, y 40 años, tanto hombres como mujeres. 
Participarían del mismo el experimentador (un profesor de Biología de 31 años de edad), el/la voluntaria y la "víctima", encarnada en un contable de 47 años, de ascendencia irlandesa y americana. 
El libro detalla con precisión cada paso del experimento, que yo por una cuestión de síntesis, reduciré a lo siguiente: se trataría de probar que "la gente aprende las cosas correctamente, siempre que se la castigue cuando comete una falta" . Para comprobarlo o refutarlo se establece una lista de palabras con un adjetivo para cada una, que la "víctima" debería recordar. Cada vez que ésta fallara en la respuesta, recibiría una descarga eléctrica, de intensidad creciente, desde los 15 voltios hasta los 450, incrementándose 15 voltios por cada fallo. A los voluntarios de les decía que aunque las descargas llegaran a generar dolor en la "víctima", ello no iba a significarle daño permanente alguno. De este modo, el experimentador, el ingenuo voluntario y la "víctima" (la entrecomillo porque los voluntarios nunca tendrían el papel de la víctima, que por otro lado, actuaba las descargas recibidas, cuando en realidad no recibía ninguna descarga, dato completamente ignorado por el voluntario). Se montaba una escena donde el voluntario estaba convencido que la "víctima" era la que estaba siendo observada en su rendimiento, y no él/ella. 
Sobre esta base, el experimento va variando las condiciones para constatar el grado de obediencia de los sujetos, y ver en qué casos, si los hubiera, los sujetos desobedecían la orden del experimentador. 
Al comienzo el contacto entre el voluntario y la víctima era exclusivamente por la voz, luego había contacto visual, luego compartían el espacio, y se llegaba hasta el punto de que el voluntario tuviera que tocar a la víctima (la misma se hallaba sentada y "atada a electrodos", en un dispositivo que evocaba la silla eléctrica). También se lleva adelante produciendo un conflicto en la instancia del experimentador: en lugar de uno eran dos, que al comienzo estaban de acuerdo, y luego entrarían en conflicto. 
La "víctima" estaba instruida para comenzar en determinado momento a manifestar desde incomodidad, hasta desagrado, dolor, dolor intenso, y ruego de que el experimento se detuviera (cabe aclarar que para el "voluntario", la "víctima" compartía su estatus, es decir, que había concurrido por su libre decisión al experimento). En dichas circunstancias, el experimentador exigía del voluntario que aplicaba las descargas, que no se detuviera y que continuara hasta el final el experimento. Esto sucedía aún cuando el voluntario se mostrara profundamente "dividido" en relación a la acción que ejecutaba y sus "sentimientos morales" de infligir daño a otro ser humano, por llamarlos de alguna manera. 
Comento ahora algunas conclusiones: a pesar de que la suspensión del experimento y la lógica desobediencia del voluntario no implicaba ninguna pérdida materia o castigo (se les iba a pagar de todos modos, lo que se había convenido), casi la mitad de los voluntarios abandonan sus sentimientos en la ejecución del experimento, y siguen adelante, cuando se les asegura que el experimentador cargaría con toda la responsabilidad. 
La distancia a la "víctima" como la presencia o ausencia del experimentador, incidían en la obediencia de los voluntarios (la cercanía física de la víctima tanto como la ausencia del experimentador, hacían descender los índices de obediencia). Tampoco el aducir cierta debilidad cardíaca en la "víctima" detenía de manera notoria el experimento; se le seguían aplicando descargas, porque el experimentador así lo ordenaba: " Todo director competente de un sistema burocrático destructor puede organizar su personal de suerte que solo los más pérfidos y obtusos se vean directamente envueltos en la violencia. La mayor parte del personal puede constar de hombre y mujeres que en virtud de su distancia de los actos concretos de brutalidad, sentirán una mínima tensión en su puesta a punto de funciones de apoyo. Se sentirán libres de toda responsabilidad en un doble sentido. En primer lugar, la autoridad legítima ha otorgado plena justificación a sus acciones. En segundo lugar, ellos personalmente no han cometido acto físico brutal alguno" (ver Eichmann en Jerusalén de Hanna Arendt)
Preguntas fundamentales surgen entonces para Milgram: ¿Qué sucede en el individuo cuando entra en un sistema burocrático jerárquico; con su autonomía; con su responsabilidad? Señalará como agravante, que en la sociedad moderna, en contraste con las antiguas, se ha enseñado a los individuos a responder a autoridades impersonales, incorpóreos, vaciados de humanidad. "El sistema incluye la puesta en marcha del experimento, el impresionante equipo de laboratorio, los mecanismos que inculcan un sentido de obligación en el sujeto, la mística de la ciencia de la que es parte el experimento, y los amplios acuerdos institucionales que hacen posible que puedan proseguir semejantes actividades, es decir, el soporte un tanto difuso de la sociedad que se halla implícito en el hecho mismo de que el experimento sea ejecutado y tolerado en una ciudad civilizada". De este modo, los voluntarios del experimento no sienten ningún grado de responsabilidad respecto del contenido, del sentido y de las consecuencias de las acciones ejecutadas. Son relativamente pocos los sujetos que desobedecen, que logran pasar de la tensión, presente en muchos participantes, a la acción y que por consecuencia, sienten la responsabilidad de las acciones que realizan, en franca oposición con su moral y sus creencias. 
Cuando el voluntario podía elegir por sí mismo el nivel de descarga que aplicaba a la víctima, la mayor parte de los participantes aplicaban las descargas más leves (contradiciendo la perspectiva que podría suponer un goce perverso de causarle daño al otro). También es llamativo que cuando el pedido de aplicar la descarga provenía de la "víctima", el voluntario no daba ningún crédito a ese pedido, ya que no le otorgaba autoridad legítima alguna. 
Dice Milgram: "La decisión de proporcionar descargas al aprendiz no depende de los deseos de este, ni de los impulsos benignos u hostiles del sujeto, sino más bien del grado en que se halle inserto en el sistema de autoridad el sujeto". (...) "El problema más crítico se refiere a la base del poder del experimentador..." (...) Solo la tercera parte de los muchos sujetos siguieron al hombre corriente como hubieran seguido al experimentador". "Las órdenes que tienen su origen fuera de la autoridad, pierden toda su fuerza". ¿Qué sucedió cuando el conflicto se manifestaba en el seno de la instancia de autoridad? De 20 sujetos participantes en esta variación del experimento, 18 se detuvieron, dejaron de obedecer cuando ambas autoridades discutieron. 
En el caso en que el experimentador asume el papel de la "víctima" se constata que la autoridad se relaciona con la tenencia de un lugar particular de acción dentro de una ocasión socialmente definida, delimitada dicha acción por una jerarquía clara (el experimentador "víctima" perdía su autoridad). 
Otra conclusión interesante es que cuando llevaban adelante el experimento 3 supuestos voluntarios (dos eran parte de la organización del mismo), y los dos cómplices comienzan a desobedecer, el verdadero voluntario termina plegándose a los otros dos: de los "40 sujetos participantes, 36 desafiaron al experimentador (mientras que en ausencia de la presión de grupo lo hacen solo 14)". Aunque es curioso que los sujetos nieguen luego la pérdida de autonomía, desconociendo la incidencia del grupo en sus decisiones. "El precio de la desobediencia es un insistente sentimiento de que no hemos sido fieles. (...) permanece el sujeto aturdido ante el quebrantamiento del orden social que ha causado, y no puede alejar de sí plenamente el sentimiento de que ha traicionado una causa a la que había prometido su apoyo. Es él, no el sujeto obediente, quien experimenta la carga de su acción", aunque con ella haya afirmado sus valores humanistas. 
Cuando el individuo "funde su personalidad en una estructura organizativa, una nueva criatura reemplaza al hombre autónomo, sin las trabas de la moralidad individual, libre de toda inhibición humana, atenta únicamente a las sanciones de la autoridad. (...) Un tanto por ciento muy grande de gente hace lo que se le dice que haga, sin tener en cuenta el contenido de su acción, y sin trabas impuestas por su conciencia, siempre que perciba que la orden tiene su origen en una autoridad legítima". 
A modo de breve conclusión (este libro merece una lectura detenida y predispuesta a lo que el experimento revela) Milgram escribió: "(...) republicanos y demócratas no se diferenciaban apenas en sus niveles de obediencia. Los católicos eran más obedientes que los judíos o protestantes. Quienes habían gozado de una buena educación  eran más desobedientes que los peor educados. Los miembros de profesiones liberales, como derecho, medicina y enseñanza, daban muestras de una mayor desobediencia que quienes se hallaban en profesiones técnicas, como por ejemplo, ingeniería y ciencias físicas". 
Por último, y para introducir alguna cuestión pendiente en el experimento, el mismo no se llevó adelante con una mujer en el puesto del experimentador, sí en el de voluntaria y en el de "víctima".
 
Luego de finalizados los experimentos, los voluntarios eran puestos en conocimiento de cuál había sido el verdadero fin del mismo. La gran mayoría agradecía haber participado, incluso algunos comentaban que habían aprendido mucho de sí mismos. También era una gran mayoría (más del 80% de los voluntarios) los que afirmaban no haber participado por el dinero que recibirían, sino por contribuir al avance de la ciencia. 

La lectura de este libro que recomiendo fervientemente, deja muchas conclusiones por sacar, y una mirada descarnada, ya anticipada por Hanna Arendt, respecto de la facilidad con la que el ser humano puede llegar a cometer atrocidades contra otros seres humanos, libre de culpa y responsabilidad por lo hecho, si los actos le fueron ordenados por una estructura de autoridad jerárquica, de la que él forma parte, aunque más no sea, una minúscula y distante parte, del completo y complejo engranaje que solo el líder y aquellos elegidos para las tareas más crueles, son capaces de visualizar en su totalidad. 

Enlace para el film Y como Ícaro. 

 https://youtu.be/9RmxW0EhAXM


 
 

sábado, 30 de julio de 2022

Sim, é de Fátima Pinheiro. Los poemas, la espuma de los días por venir.




 Me sumerjo con placer a descubrir, en el mar de la lengua de Fátima, que me inunda de otros mares, de otras lenguas. Su libro “artea” (le robo su poético neologismo).

En su poesía Fátima reinventa el mundo. Nos transmite que el saber sobre el mundo, sobre las cosas, sobre el amor y el goce está escrito en poema. 

Si la vida es dormir y el amor es un sueño, el poema despierta y los reescribe, los funde y en ese fundir funda a la vez, entre nubes y unicornios, el espacio topológico de una vida nueva.

Entre silencio y fuego, entre amor y duelo, como la leve lluvia que se transforma en arcoiris al caer; como la niebla espesa que se dispersa en la resonancia de la voz, brotan los poemas en un nacer que sorprende como agua que fluye, como el mar infinito, como la espuma de los días también nuevos, siempre por venir; inventados como un cuerpo advertido de que “el arte está siempre en las fracturas”. 

miércoles, 20 de julio de 2022

Carta de Cortázar a Felisberto Hernández. En el día del amigo!

 Feliz día a tod@s aquell@s destinatari@s impredecibles e imprevist@s, que con ternura y alegría reciben cartas como libros,  libros como amor. 

GRACIAS!! ❤️❤️❤️❤️



jueves, 14 de julio de 2022


 LA BATALLA DEL AUTISMO. De la clínica a la política (2013) y EL REVERSO DE LA BIOPOLÍTICA (2016) de ÉRIC LAURENT.

 

1-El ultimísimo Lacan y el horizonte de la época.

 

  “Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época. (…) Que conozca bien la espiral a la que su época lo arrastra en la obra continuada de Babel, y que sepa su función de intérprete en la discordia de los lenguajes”.

                               Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis.

                               Jacques Lacan. 1953.

 

Anticipo a los lectores que no haré un comentario puntilloso de estos dos libros imperdibles para los psicoanalistas lacanianos y para cualquier otro psicoanalista que se diga tal. Son dos libros que merecen llamar mucho la atención y ponernos al trabajo. Nos acercan al ultimísimo Lacan, tal como Jacques-Alain Miller nombra los últimos años de enseñanza de éste; a los nudos, las cuerdas, los agujeros, los registros R,S,I, y extrae las consecuencias clínicas de dichos desarrollos. Nos lleva por el recorrido de los nudos con una orientación precisa: su utilidad para la clínica.

Haré un comentario de lectura de ambos, considerando que deben, ineludiblemente, ser leídos juntos. Una lectura fragmentada o separada haría que algunas de las consecuencias de su lectura se perdieran, o al menos asumo que se habrían perdido para mí.

 

En primer lugar, la lectura no sólo logró que prestara atención a la frase con la que comienzo el texto, tan citada entre nosotros, sino también que la leyera correctamente quizá por primera vez: Lacan dice claramente que es la subjetividad de la época la que debe unirse al horizonte de los analistas. En repetidas ocasiones y de diversas maneras, explicita en el texto que el horizonte del que se trata en el psicoanálisis es el inaugurado por la ética freudiana; por sus conceptos y por sus principios. No se trata, a la inversa, de que el horizonte (ético) se adapte, se amolde, se degrade para estar a tono con la subjetividad de la época, caracterizada por el borramiento colectivizado de la enunciación; por la proliferación del goce de la mirada por doquier, en detrimento de la toma de la palabra -la verdadera, aquella que abriría el camino para el descubrimiento de la verdad subjetiva-; que nos presenta en múltiples ocasiones, con las personas que escuchamos en consulta o las que nos rodean, el rechazo visceral del inconsciente en favor de los goces “encapsulados” que cortocircuitan el lazo con los otros.

 

Por otro lado, la lectura conjunta de ambos libros arrojó para mí la evidencia de que en el ultimísimo Lacan hay una discontinuidad en referencia a la clínica y a su orientación. Es ese salto el que hace posible abordar las subjetividades de nuestra época, sin retroceder respecto a la ética del psicoanálisis. La clínica nodal es el instrumento irremplazable que Lacan lega al mundo, me atrevo a decir, en un salto cualitativo de mayores trascendencias que, sin embargo, sin prescindir de la subversión freudiana, se apoya en los tres registros R, S, I en tanto equivalentes: cómo se superponen, se interpenetran, en cómo es posible que no estén anudados y una operación en el análisis consiga, con el cuarto, anudarlos. Es una estructura orientada por lo Real y por la incidencia del goce y de lalangue en el cuerpo. Joyce logra ese anudamiento con su escritura, sin recurrir a un psicoanálisis, cuestión que no deja de asombrar a Lacan, señalando que es en el mejor de los casos, lo que podría lograr un análisis llevado lo suficientemente lejos.

Orientado por la práctica del psicoanálisis, Laurent se ubica en La batalla del autismo… en una posición que deja de lado la pregunta por la causa (no sin comentar los impasses a los que la ciencia ha llegado al respecto) para resaltar que dicha condición debe ocupar un espacio público, estar en las agendas de los estados, y empezar a tener gravitación propia en la esfera de las leyes. Destaca el incremento de los casos registrados en países del primer mundo en los últimos años (más allá de que los criterios diagnósticos varían y que el autismo ha comenzado a ser “medido” en diversos ámbitos), y que su prevalencia podría indicar que estaríamos frente a nuevas subjetividades (notoriamente más presentes en hombres que en mujeres, y más acentuado en aquellos, por la “permeabilidad” de las niñas respecto del lenguaje). 

Lo digo en plural porque esa es la apuesta de este libro: la de transmitir que el encuentro con el trauma de lalengua, la inscripción del mismo en el cuerpo, qué características tiene esta inscripción y cómo y cuándo se hace posible la constitución del objeto en estos casos, son siempre diversos de un sujeto a otro, y deben éstos ser acompañados en su diversidad, por múltiples profesionales y, llegado el caso, parientes, en un abordaje también múltiple. Esta posición es inclaudicable, y lleva a mostrar los peligros éticos y las inconsistencias (sufridas por los pacientes y resaltadas por los padres y familiares) de los modelos comportamentalistas y pedagógicos-educacionales que tienden a ponerse en marcha para tratar de “normalizar y adaptar” a estos sujetos desde niños, incluso con disciplina de premios y castigos en el mismo proceso, evidente ejercicio de la biopolítica.

Laurent llama a que “…afrontemos la angustia de la incertidumbre para no caer en las tentaciones autoritarias del modelo único”. (1)

Un recorrido exhaustivo abarca desde la delimitación del diagnóstico, de manera simultánea, en los años 40, por Leo Kanner y Hans Asperger, hasta los Lefort, pasando por casos clínicos e incluso, por documentales que abordaron la temática (por ejemplo, Elle s´apelle Sabine, de S. Bonnaire), y por los casos del espectro autista, como los autismos de alto rendimiento, que muchas veces encuentran su propio modo de estar en la vida y de lidiar con su condición con menos sufrimiento y más satisfacción, inventándose su modo propio de hacer frente a lo real del cuerpo y de lalengua.

Aborda los fenómenos significantes en lo Real, el fenómeno del doble, las peculiaridades del cuerpo que en este síndrome se encuentra: descripción habitual del mismo como “armadura o caparazón”, siguiendo el camino desbrozado a partir de Lacan, por Jacques-Alain Miller y su elaboración del goce del Uno: el goce pulsional que hay se satisface sin pasar por el Otro.  

Su propia experiencia clínica con niños psicóticos y autistas le permite a Laurent afirmar que el retorno del goce se produce no de manera anudada al objeto a (como en la neurosis), ni tampoco en el lugar del Otro (como en la paranoia) o en el cuerpo (como en la esquizofrenia) sino bajo la topología del borde, de neo-borde (dado que no hubo producción del agujero, de los agujeros corporales en estos sujetos). (2)

Operar sobre ese neo-borde con el psicoanálisis y lo que Laurent define como una clínica del circuito, permitirá sutiles desplazamientos de goce, y extracciones de goce (que Laurent nombra “acontecimientos de cuerpo” y no efectos de significación) y modificaciones del espacio pulsional posible, teniendo en cuenta con Lacan, los diferentes registros del Uno de lalengua: al no estar habitados por la función del equívoco propio de lo simbólico, las palabras se vuelven para estos seres hablantes persecutorias, irruptivas, dejándolos sin recursos e invadidos por "afectos" (serían como emociones corporales sin correlato representacional, acontecimientos de cuerpo) que no logran situar; invadidos por el ruido incesante de lalengua, al que tratarán en el mejor de los casos, de reducir y asir por el recurso al cálculo (por lo real de los cálculos de la ciencia y los números, o por modos de lenguaje estereotipados, repetitivos, sin enunciación).

El autismo, para el autor, en tanto “(…) revelador de las tendencias disfuncionales de nuestra modernidad democrática” será abordado, en una segunda parte, desde la perspectivas del marketing político y el bien público, desde las burocracias sanitarias, desde la educación y el aprendizaje, desde el intento de la ciencia de delimitar, circunscribir y tratar con sus métodos estas condiciones, echando mano a las estadísticas y su manipulación, intentando en el mismo movimiento, quitar de la escena al psicoanálisis (específicamente, en Francia).

Evocando en mí aquello que Borges dijera sobre la democracia: “(…) es una superstición basada en las estadísticas”, Laurent plantea que “Esta crisis es la de los disfuncionamientos democráticos provocados por la gestión burocrática de poblaciones cada vez más grandes e indiferenciadas, despreciando lo que Lacan llamó [se refiere a La proposición del 9 de Octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela] los efectos segregativos de la ciencia” (3)

Termino el comentario con una cita a tener muy presente en nuestra época: “(…) el autismo sería el revelador de una falla radical en la posibilidad de comunicarse. El inicio del siglo XX fue el del descubrimiento de la extensión de la neurosis y del conflicto psíquico. El fin del siglo pasado estuvo marcado por la revelación de la extensión y la frecuencia de la psicosis y la depresión, que alcanzaron su condición ordinaria. ¿Podría ser el siglo XXI el de la evidencia de un estatuto ordinario del autismo?” (4).

Si así fuera, los psicoanalistas estaremos llamados a acudir a la cita, teniendo en cuenta el horizonte de cada sujeto autista, uno por uno. Laurent se pregunta entonces: “¿En qué consiste la aplicación del psicoanálisis al autismo? Se trata de permitirle al sujeto desprenderse de su estado de repliegue homeostático en el cuerpo encapsulado. Ello supone hacerse el nuevo partenaire del sujeto, fuera de toda reciprocidad imaginaria y sin la función de la interlocución simbólica”. (5)

La riqueza del libro culmina reafirmada por una nutridísima bibliografía sobre el tema, citada y consultada por el autor, y por la evidencia de que la clínica del autismo brinda importantes enseñanzas al psicoanálisis.



2- La vida, los cuerpos, la alegría de vivir.

    “(…) son los cuerpos los que dictan la vida, todo lo demás es una consecuencia. (…)   una inclinación, una herida, un sesgo, a veces un acto brillante, a menudo instintos obscenos que vienen de lejos. Todo está escrito ahí. Los pensamientos vienen luego, y son siempre un mapa tardío, al que atribuimos, por convención y cansancio, cierta precisión”.

                                  La esposa joven.

                                  De Alessandro Baricco.

 

El reverso de la biopolítica surge como el pasaje al escrito de las “lecturas lacanianas”, al decir de Laurent, llevadas a cabo en la École de la Cause freudienne, en París, durante los años 2014 y 2015. El eje de las mismas es, sin lugar a dudas, el cuerpo del ser hablante y los goces que lo marcan, que lo traumatizan, que lo satisfacen, en la era de las “paradojas del individualismo democrático de masas. Este vínculo social nuevo, en efecto, basado aparentemente en un hedonismo aliviado de las exigencias de otras épocas, ya no produce alegría de vivir. El cuerpo no responde, escindido como está entre los goces privados autorizados y los imperativos cada vez más apremiantes de convertirse uno en su auto-emprendedor” (6). Las paradojas están relacionadas con el hecho de que el cuerpo, que habla goce, no tiene que ver con ningún hedonismo, sino con un real que lo ha impactado y con su marca; hay una incidencia traumática de goce que escapa a la representación. Centrándose en el parletre, el misterio del que se trata es el punto de real, “la unión de la palabra y el cuerpo” (7). El cuerpo será abordado no ya como imagen, menos aún como máquina y como organismo, sino como el lugar (topológico) en el que se aloja el goce, en defecto respecto del trauma, que es exceso, es acontecimiento de cuerpo, sinthome.

Pivoteando alrededor del seminario XXIII, El sinthome de Lacan y el abordaje del nudo- Joyce que se plantea allí, Laurent se ocupa del síntoma, de la escritura, de la sublimación, de las dimensiones clínicas y políticas del parletre, y de aquellos que dijo Lacan, siempre nos llevan la delantera a los psicoanalistas, los artistas: Joyce, por supuesto, pero también Rembrandt, Rothko y Gehry.

Laurent señala que frente al intento de gestionar y agrupar modos de goce para guiarlos por el mercado o la regulación burocrática, el psicoanálisis, para salvaguardar la singularidad, “añade una experiencia que culmina en un punto de anclaje de la singularidad de goce: el de una escritura lógica” (8).

Este libro, entonces, podrá abordarse como un estudio sobre la letra, la lógica que de ella emana, y la escritura en la que ella decanta. Un abordaje del síntoma-escritura. Del acontecimiento de cuerpo, que emerge en tanto sorpresa y contingencia, en el cuerpo que se tiene, traumatizándolo. Es evidentemente la manera de oponer el sinthome al síntoma; orientación que da cuenta de cierta discontinuidad en la clínica.

Con el seminario XIX, Aun en perspectiva, se ocupa de la lógica de la sexuación en relación con las identificaciones y con aquello que una mujer puede encarnar para un hombre: un síntoma, a descifrar.

Señalará que Lacan subvierte la idea de identificación freudiana y el lugar del falo como articulador de los efectos de goce en el ser hablante, al plantear la identificación al síntoma, como la que se produce en un análisis (si llegara a su fin) a aquel goce que no se presta a ningún efecto de sentido ni de revelación [de la verdad]. El sinthome entonces es un viraje hacia una feminización de la doctrina y la estructura, orientada por lo Real del goce. Es el pasaje de lo litoral (entre el saber y el goce del a) a lo literal, para producirlo como una escritura que verifica la inexistencia de la relación sexual.

El cuerpo se siente, en el impacto contingente con lalengua, antes de toda entrada en juego de la mirada, y de los efectos constitutivos de la imagen. Vemos aquí la conexión directa con la clínica del autismo que Laurent desarrolla en el libro anteriormente comentado.

La posibilidad de que un análisis produzca una identificación con un goce fuera de sentido (sinthome), desanudado ya el ser hablante del goce del cifrado de su inconsciente, está directamente determinado por la estructura redefinida por los registros equivalentes R, S, I, que son nombre de la relación sexual que no existe, y el goce del cuerpo que, al escribirse, la verifica como tal. Se trata de un error de escritura que será apoyo del decir, o como lo plantea en el Seminario XVIII, el hueso que la carne del lenguaje recubrirá.

A la vez implicará una reformulación del lazo social, en tanto infiltrado de goce: se trata de una lógica de bolsas y cuerdas: “Para escribir el goce como vínculo, como cuerda que ata el saco del cuerpo y anuda los cuerpos entre ellos, no basta con hacer de la letra un agujero en lo simbólico (el significante), es preciso tomar en cuenta lo imaginario del cuerpo-saco y lo real del goce que se inscribe en la cuerda-borde que aprisionará los bordes del cuerpo hablante” (9). Esta operación será posible sin el recurso de la castración. Por lógica, también implica repensar la interpretación (será aquella que por la vía del equívoco, resuene en el cuerpo) y la transferencia, en la que el analista, operando al nivel de la réson, reducirá su presencia lo más posible a encarnar el objeto a. Los efectos de la primera en relación con lo segundo, se conocerán a posteriori, porque de lo que se trata es de hacer réson en “las tripas” para que algo del goce contingente emerja. Hacerse incauto de un real implica soportar la contingencia de ese goce, y someter el goce del escabel al del sinthome.

A nivel de la inserción del psicoanálisis entre los discursos de la época (subsidiarios de los universales) advierte Laurent que hay que abandonar la aspiración a la predicción del régimen del todo, y aceptar que “Al nivel del deseo, en democracia, el Uno de la unión siempre se pierde” (10), tanto como no perder de vista que las nominaciones impuestas por las burocracias sanitarias y psicosociales son ejercicios biopolíticos, destacando que “En la economía del goce, un significante amo vale lo mismo que otro cualquiera” (11).

La perspectiva que permite abordar la escritura del cuerpo-goce abre dos modos de satisfacción para el ser hablante, explicitados por Lacan en el Seminario XVIII ya citado. En su división, el sujeto puede satisfacerse en el registro de la palabra o en el de la lengua, en cuyo corazón se asienta el vacío de referencia, pero que sin embargo, es sostén de todos los goces producidos por los discursos.

En el reverso de la biopolítica, surge la poética que vía interpretación hace resonar el cuerpo; la forma de cada un@ de hablar la lengua del cuerpo.

Cuando el olvido (relativo a las formaciones del inconsciente) no sea necesario y el parletre se advenga a la contingencia, podrá colarse entre dichos discursos haciéndolos inconsistir; sabiendo hacer suficientemente con ellos, al decir de Laurent, apoyándose en la escritura de su síntoma, haciendo cada vez con lo imposible.

 

 

 

Citas.

(1). Laurent, Éric. La batalla del autismo. De la clínica a la política. Página 19. Grama Ediciones. 2013.

(2). Ibid. Pag. 80.

(3) Ibid. Pag. 232.

(4). Ibid. Pag. 210.

(5). Ibid. Pag. 53/54.

(6). Laurent, Éric. El reverso de la biopolítica. Pág. 11. Grama Ediciones. 2016.

(7). Miller, J-A. El inconsciente y el cuerpo hablante. Lacaniana 17. Revista de la Escuela de la orientación lacaniana. Pag. 26. Grama Ediciones. 2014.

(8). Ibid. (5). Pág. 25.

(9). Ibid. (5). Pág. 130.

(10). Ibid. (5). Pág. 254

(11). Ibid. (5). Pág. 266

 

                                    





lunes, 4 de julio de 2022

LA BATALLA DEL AUTISMO. DE LA CLÍNICA A LA POLÍTICA. ÉRIC LAURENT. EL PELIGRO DE LA "DEMOCRATIZACIÓN" DE LA CIENCIA.

 

Con asombro, deslumbramiento y entusiasmo me sumergí en este libro imperdible de Éric Laurent, que inmerecidamente quedó un poco al margen de su El reverso de la biopolítica, que también es un libro imperdible. 

Pronto habrá entrada con comentario de ambos libros. 

Por ahora, comparto con ustedes, un párrafo de absoluta vigencia. 

"¿Cómo permanecer sordo a esta discordancia entre pretensión de comprobar hipótesis científicas sobre la definición y la naturaleza del autismo, y estas incidencias médico-legales desastrosas sobre la gestión de las poblaciones? Este movimiento, brutalmente deflacionario, recuerda a la gestión de la crisis financiera. Tras un período muy tolerante ante la inflación de las categorías admitidas en el DSM, entre 1994-2010, se da un frenazo brusco, sea cual sea el costo que esto tenga para las poblaciones. Las consecuencias serán las mismas que para las poblaciones excluidas del mercado de trabajo por la brutal deflación. El número de parafílicos internados de oficio y el número de niños excluidos de los sistemas de ayuda son las dos caras, sin embargo muy diferentes, de un mismo autoritarismo científico en el que las poblaciones ya no confían, pero del que dependen cotidianamente.  

(...) Esta crisis es la de los disfuncionamientos democráticos provocados por la gestión democrática de poblaciones cada vez más grandes e indiferenciadas, despreciando lo que Lacan llamó los efectos segregativos de la ciencia". 

Vemos quizá encarnarse aquello que decía Borges, con su habitual ironía, sobre la reducción de la democracia a una superstición basada en las estadísticas. 


jueves, 5 de mayo de 2022

CONVERSACIONES CON JAMES JOYCE DE ARTHUR POWER. LA CONTRASEÑA PARA ENTRAR EN LA VIDA DEL GENIO IRLANDÉS. PUBLICACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES DE SANTIAGO DE CHILE.

Tengo especial cariño por las publicaciones de la UDP. Estudié Literatura creativa allí a mediados de la primera década de los 2000. Fue una experiencia de lo más intensa, que cambió mi vida para siempre, y que atesoro en el corazón. Por eso sigo sus publicaciones. Por otra parte se verifica en sus libros, un gusto por publicar gemas, libros que quizá otras editoriales elegirían no publicar. 
Así me encontré con este precioso libro, publicado por primera vez en 1974, que nos abre las puertas de la intimidad de James Joyce, y nos sienta en el living de su casa. Así nos transforma en oyentes privilegiados de una mente brillante en funcionamiento, para deleitarnos con una charla amena y a la vez profunda, centrada básicamente en la literatura, pero que no se priva de interrogar otros temas, que delinean, amplifican y a la vez tratan de delimitar el campo artístico, no sin esfuerzo, no sin vaivenes. 
Power llega a Paris, luego de haberse criado en Irlanda e Inglaterra. Decidido a ser pintor, y luego de una convalecencia en Dublín, producto de su participación en la Primera Guerra Mundial. Allí conoce, como era habitual, a muchos artistas como Zadkine, Modigliani, Hemingway, Beckett y Joyce.  


Dice David Norris en el prólogo, que en los años ´20, bastaba como contraseña decir que alguien era de Dublín para que las puertas del mundo Joyce, incluida su casa, se abrieran para el recién llegado. Eso fue exactamente lo que parece haber ocurrido con Power.  Joyce según Clive Hart (que escribiera el prólogo a la primera edición del libro), nunca logró privarse de cierto goce, que escuchar la cadencia de su lengua le brindaba, a pesar de definirlo como un "conspirador literario decidido a destruir las estructuras culturales (...) en las que se había formado y que para entonces habían empezado a desmoronarse". 

Power participa en aquellos años, del mundo artístico e intelectual del París descrito también por Hemingway en París era una fiesta. La Rotonde, el Dome, entre otros, eran los cafés y bistros frecuentados por los ciudadanos del mundo que ejercían alguna de las diferentes ramas del arte y que se dirigían ávidos a la capital francesa, huyendo de lugares menos interesantes y menos glamourosos. 
En una ocasión Power, que llega a París queriendo ser pintor y termina siendo crítico literario y escritor, le pregunta a Joyce:
"-La pregunta es: ¿qué es la literatura: hechos o arte?
- Es vida- respondió Joyce-, y una de las cosas a las que jamás me acostumbré en mi juventud fue a la distancia entre la literatura y la vida"
La emancipación de las mujeres, la relación entre los sexos, los motivos de su autoexilio de Irlanda, la construcción de los personajes en las novelas, la literatura rusa, dan las excusas adecuadas para verificar que Joyce poseía entre sus rasgos más característicos, una "constante negativa a dar una opinión directa sobre nada ni nadie...". 
Sin embargo, refiriéndose al escritor moderno, será preciso y dirá que los temas para él son: "las emponzoñadas sutilezas que envuelven el alma, los densos efluvios del sexo". "La violencia y el deseo, son el aliento mismo de la literatura"- dirá en otro momento. 
El escritor que subvirtió la manera de narrar y de leer en el siglo XX, expresa que un artista no conoce de verdad aquello que crea. Y que el talento se manifiesta en lo que  se hace de manera fortuita. 
La literatura francesa, por supuesto, tampoco falta a la cita, así como la relación inevitable entre el bien y el mal, las guerras, la religión y la política. 
"Debemos escribir peligrosamente. (...) Un libro, creo, no debe planearse anticipadamente, sino ir conformándose a medida que se escribe. sujeto, como te he dicho, a los constantes vaivenes emocionales de la propia personalidad". 
Preocupado por la textura de las palabras, Joyce dirá que el objetivo de toda obra de arte es la transmisión de la emoción, y el talento es el don de saber transmitir esa emoción. 
Conversaciones con James Joyce se me presentó como un libro al que se puede volver una y otra vez, para interrogarse sobre los grandes temas de la humanidad, y para dejarse fascinar por una mente tan brillante como cauta, advertida de que "la distancia entre lo que uno quiere ser y lo que es resulta sin duda risible".
 

domingo, 10 de abril de 2022

DE CONVERSACIONES CON JAMES JOYCE DE ARTHUR POWER. DIOS Y LA NATURALEZA.

Dice Joyce a Power: 
 “Siempre que he visitado el Museo Británico (…) Cada vez me parece que tanto los asirios como los egipcios entendieron mejor que nosotros el misterio de la vida animal, un asunto que el cristianismo apenas ha tenido en cuenta a causa de su constante preocupación por el hombre. Para el cristianismo, los animales no son más que servidores nuestros. (…) uno se pregunta por qué Jesús no fue más lejos, por qué ignoró la vida inconsciente de la naturaleza, una vida que alcanza una enorme perfección sin el menor esfuerzo. (…) hoy en día [se refiere a mediados del siglo pasado, pero… algo ha cambiado al respecto me pregunto], sin embargo, la Iglesia ve como un pecado venerar a Dios a través de la naturaleza”. 

Qué pena que sea una casi certeza que Joyce no estuviera al tanto de lo que los pueblos originarios de nuestra América del Sur y Caribe pensaban sobre el punto. Estoy segura que, por ejemplo, se habría fascinado con el Popol Vuh. 
 

viernes, 8 de abril de 2022

DUBLINESCA de ENRIQUE VILA-MATAS. LOS FOCOS DE ESPACIO Y TIEMPO CONECTADOS ENTRE SÍ Y EL RIESGO DE VOLVERSE CREYENTE.

Pocas cosas en la vida me hacen sentir que me abismo en el riesgo de volverme creyente. Y cuando digo creyente, sí, pienso en Dios con mayúscula. Algunas de esas cosas: el nacimiento de mi hija, en primer lugar (misterio inexplicable el de la vida, tanto para nosotras como para ellos…por más que la genética ya decodifique el ADN y clone seres humanos). Luego, en orden no prioritario: Los Beatles, algunos temas en especial de John y otros de Paul (los fanáticos de George abstenerse de polémicas por favor; también lo amo, pero de otro modo), la voz de Freddie Mercury, y algunos de sus temas (no todos, aunque su voz casi siempre), el Requiem y el final de Aída de Verdi, las pinturas de Van Gogh (entro en transe místico cuando las contemplo), la Capilla Sixtina y el David de Miguel Ángel, Machu Picchu, Chichen Itzá, los mares 3T ( tibios, turquesas y transparentes) y la literatura en general, pero muy en particular algunos libros. Dublinesca es uno de esos libros. Terminé de leerlo hace horas, en medio de un descanso, y no pude evitar exclamar: DIOS, QUÉ NOVELAZA!!! 
 Luego de exponerles mi reacción, voy a tratar de explicarme. 

Es la primer novela que leo del autor, y me gustó tanto que ahora temo ir por otras, por si no estuvieran a la altura.  

ES UNA NOVELA JOYCEANA DE COMIENZO A FIN. Lo es por su argumento. Un editor en el declive de su carrera y su producción, Riba, decide hacer un viaje para organizar el funeral de la era Gutemberg: ha muerto Dios, al parecer, y junto con él, la novela, los editores, los escritores y los libros. Qué lugar más indicado para hacerlo que el cementerio de Glasnevin, en Dublín. En Bloomsday, es decir el 16 de junio. Sí, allí donde Joyce realiza el entierro de Paddy Dignam, y reúne a Bloom, a Simon Dedalus, padre de Stephen, y a algunos más, cercados por la tumbas de la madre de Stephen y del hijito de Bloom, Rudy, fallecido con escasísimos once días de vida.
Logra embarcar en su viaje, que transcurrirá entre fantasmas, niebla y alcohol, a tres amigos, que ignoran al comiienzo la finalidad del viaje.
El viaje será a Dublín, pero no solamente: será el viaje desde el paraíso exuberante de la pluma de Joyce, al laconismo infernal beckettiano. Y para ello Vila-Matas nos regala un canon literario de suprema calidad. A riesgo de olvidarme de varios, se pasean por las páginas de la novela, Larkin (autor del poema cuyo título la novela toma), Milton, Shakespeare, Borges, Céline, Houellebecq, Amis, Hempfel, Hölderlin, entre otros, sin que falte el tono epopéyico- burlón del Quijote de Cervantes: cuando la vida ofrece solo escasez, privaciones y alcohol, es lícito inventarse alguna aventura que devuelva al cuerpo a la vida y al entusiasmo. Están también invitados al funeral los pintores Hopper y Hammershøi (busquen a este último, es verdaderamente impresionante lo que hace). Y el Sr del Mackintosh!!! (los joyceanos disfrutarán horrores de estos guiños del autor).
Los personajes de la novela se funden y confunden entre sí y con ULISES de Joyce: Riba siempre sońó como editor, con descubrir a algún genio literario. No lo consiguió, pero acaso… ese genio perdido sería él mismo, sería Joyce; soñaría Riba con ser el mismísimo Joyce? En el viaje que también lo es al fin de su propia noche, como en la imperdible novela del escritor francés, jamás faltará el humor que Vila-Matas maneja con maestría: las aguas literarias diversas que se funden con el mar narrativo, serán siempre danzarinas y juguetonas; nunca infatuadas ni eruditas, con lo cuál el autor no sólo homenajea al Paraíso literario Joyce, y al Infierno Beckett, que escribe en francés para que sea más fácil callar en una lengua que no es la propia (y en este caso cabe agregar aue es la materna), sino que por su manera alegre y feliz de hacer participar a otros grandes escritores, despierta el entusiasmo por sus obras, si es que no se las conoce. Tampoco faltará la oportunidad de redención. 
La novela es generosa no sólo por lo que acabo de comentar, sino por una prosa que se va volviendo adictiva con el correr de las páginas, dejando frases preciosas que valdría la pena escribir aparte y conservar siempre a mano. 
Como verán, podría decir muchas más cosas de esta novela maravillosa, pero vuelvo al comienzo.
Dublinesca es la afirmación en acto de algo que se dice en sus páginas: “Quizá tiene razón Dublín. Y puede, además, que sea verdad que hay focos de espacio y tiempo conectados entre sí, focos entre los que podemos viajar los denominados vivos y los denominados muertos y de ese modo encontrarnos. (…) Imposible no volver a pensar que hay un tejido ajado que a veces permite a los seres vivos ver a los muertos y a los muertos ver a los vivos, a los supervivientes”. 
Es entonces, gracias a la literatura, que crea esos focos y los conecta, que a mí me suena a cuento que el autor murió, que el escritor está en vías de extinción, que Joyce, Beckett y muchísimos más, murieron. 
Quizá Joyce lo sabía, y no se propuso destruir la literatura ni la novela sino inventarlas de nuevo, con ese arco inconmensurable que dibuja desde el final de The Dead hasta su expansiva Finnegans Wake, donde justamente la canción que dio título a la novela nos habla de un muerto que resucita. Joyce lo resucita gracias a que descubre el elixir mágico que se esconde en el lenguaje (sostengo que lo descubre no sin Freud, el inconsciente y sus leyes de funcionamiento). 
Es allí cuando me escucho llegar al final de la novela exclamando “ Dios, qué novela maravillosa”.
 Es allí cuando pienso que si el precio de que el autor no muera, de que los escritores no mueran, de que algunos trastornados nos ejercitemos en el difícil arte de enhebrar una palabra detrás de otra (a veces y con mucha suerte, alguna palabra dentro de otra, a sabiendas de que jamás seremos Joyce, y que probablemente ni siquiera se nos recuerde); decía entonces que si el precio a pagar por esos focos de conexión antiracionales e inexplicables, es hacer 
ex-sistir a Dios, sea lo que sea Dios, lo pago con gusto. 




lunes, 28 de marzo de 2022

Doy inicio a un momento de formas breves y quién mejor que RICARDO PIGLIA para hacerlo!!!




De “Retrato del artista”:

“(…) los músicos contemporáneos comprueban y dicen lo que nadie sabe: que la cultura de masas no es una cultura de la imagen, sino del ruido. (…) En el extraordinario capítulo de las “Sirenas” en el Ulises (que está dedicado a la música), Joyce hizo ver que el capitalismo es una ciénaga de ruidos y no hay Ulises que resista esos cantos”. 
 

jueves, 17 de marzo de 2022

VOLVER A FREUD? NO. JAMÁS LO DEJAMOS DE LADO.


 Vuelvo por segundo año a recorrer con asombro nuevo Estudios sobre la histeria, texto de autoría compartida y no siempre bien delimitable de Freud y Breuer. Publicado en 1895, recopila los historiales clínicos de los comienzos del inventor del Psicoanálisis, y el de Anna O, paciente de Breuer. 
Quizá el texto revele cuestiones y obstáculos de lo más actuales en nuestra comunidad. 

Comparto con ustedes un asombroso párrafo de la Epicrisis del historial de Elisabeth von R. A pesar de que Freud utilizaba por entonces referencias y analogías con la neurología y a la fisiología, dice sobre los historiales y la recepción que reciben entre los lectores: 
"No he sido psicoterapeuta siempre, sino que me he educado, como otros neuropatólogos, en diagnósticos locales y electroprognosis, y por eso a mi mismo me resulta singular que los historiales clínicos por mí escritos se lean como unas novelas breves, y de ellos esté ausente, por así decir, el sello de seriedad que lleva estampado lo científico. Por eso me tengo que consolar diciendo que la responsable de ese resultado es la naturaleza misma del asunto, más que alguna predilección mía; es que el diagnóstico local y las reacciones eléctricas no cumplen mayor papel en el estudio de la histeria, mientras que una exposición en profundidad de los procesos anímicos como la que estamos habituados a recibir del poeta me permite, mediando la aplicación de unas pocas fórmulas psicológicas, obtener una suerte de intelección sobre la marcha de la histeria. Tales historiales clínicos pretenden que se los aprecie como psiquiátricos, pero en una cosa aventajan a estos: el íntimo vínculo entre historia de padecimiento y síntomas patológicos, que en vano buscaríamos en las biografías de otras psicosis". (Página 174. Tomo II. Amorrortu). 

CONVERSACIONES CON JAMES JOYCE, de ARTHUR POWER. PUBLICACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES DE CHILE.


 BIENVENIDOS NUEVAMENTE! 

Luego de un impasse más largo que lo previsto, vuelvo con un post sobre Joyce. Y sí, ya me conocen, saben de mi devoción hacia él. Por otro lado, el 2 de febrero de este año se cumplieron 100 de la publicación de Ulises, y 140 del nacimiento de su autor, pero el festejo me tomó a contramano, y no lo festejé como lo merecía la novela que subvirtió la idea de narrar que se tenía hasta el momento. De modo que en parte, saldo una deuda con este post. Más adelante, haré algo a la altura de semejante aniversario. 

Este libro es oro puro. Una vez más, la editorial de la Universidad Diego Portales se luce publicándolo; suma un imperdible más a su larga lista de libros imprescindibles. 

Arthur Power conoció a Joyce en París gracias a ser portador de la fórmula mágica que daba acceso al escritor: ser de Dublín. Power cuenta que recién terminado Ulises Joyce pudo desprenderse más, incluso en lo literario, de su ciudad natal y sus habitantes; ciudad a la que parecía amar y aborrecer con intensidad similar. Pero no lo hizo nunca de la cadencia de su lengua. 

Comparto con ustedes hoy, algunas citas de este libro: 

"A.P- La pregunta es: ¿qué es la literatura: hechos o arte?
 J.J- Es vida (...) y una de las cosas a las que jamás me acostumbré en mi juventud fue a la distancia entre la literatura y la vida". 

"(...) pero además existe una perspectiva intelectual que disecciona la vida, que es lo que más me interesa ahora mismo: ahondar en las cosas hasta encontrar un residuo de verdad sobre la vida, en vez de hincharlas de romanticismo, lo que básicamente implica falsearlas. En Ulises he intentado hacer literatura a partir de mi propia experiencia y no a partir de una idea preconcebida de una emoción pasajera. (...) (refiriéndose a Retrato del artista adolescente) Ése es el libro de mi juventud, en cambio, Ulises es el de mi madurez, y prefiero mi madurez a mi juventud. Ulises es más satisfactorio y está mejor resuelto, porque la juventud es una época atormentada en la que uno no ve las cosas con claridad. En Ulises, sin embargo, he intentado ver la vida claramente, y verla como un todo, o al menos eso creo. Ulises fue siempre mi héroe, incluso en mi atormentada juventud, pero he necesitado media vida para alcanzar el equilibrio necesario para expresarlo, porque mi juventud fue extraordinariamente violenta; dolorosa y violenta". 

domingo, 20 de febrero de 2022

En camino

 ESCRITO AL PASAR


La vida late hoy en murmullos, cuando sus trinos solían colmar el aire.

Los fracasos incomodan, irritan piel y sueños. Conminan el futuro, en sobrevida que duele, que injuria.


Dejo cincuenta octubres de patios y mates de leche. Diecisiete octubres de lentejuelas, colitas de caballo, zapatitos de tacón y labios pintados de memoria. Dejo veintinueve años de un sueño que ardió en el mar de la desilusión y la indiferencia. 

Dejo baldosas tan sueltas y mojantes en días de lluvia, como amadas y reconocidas en sus grietas y roturas. 

Lejos aún el amor y sus especies,

me acerco a algo que no sé nombrar. 

Me dirijo hacia la que algún día, como al descuido, me encontraré siendo, en un tiempo irrealizable.