jueves, 14 de julio de 2022


 LA BATALLA DEL AUTISMO. De la clínica a la política (2013) y EL REVERSO DE LA BIOPOLÍTICA (2016) de ÉRIC LAURENT.

 

1-El ultimísimo Lacan y el horizonte de la época.

 

  “Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época. (…) Que conozca bien la espiral a la que su época lo arrastra en la obra continuada de Babel, y que sepa su función de intérprete en la discordia de los lenguajes”.

                               Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis.

                               Jacques Lacan. 1953.

 

Anticipo a los lectores que no haré un comentario puntilloso de estos dos libros imperdibles para los psicoanalistas lacanianos y para cualquier otro psicoanalista que se diga tal. Son dos libros que merecen llamar mucho la atención y ponernos al trabajo. Nos acercan al ultimísimo Lacan, tal como Jacques-Alain Miller nombra los últimos años de enseñanza de éste; a los nudos, las cuerdas, los agujeros, los registros R,S,I, y extrae las consecuencias clínicas de dichos desarrollos. Nos lleva por el recorrido de los nudos con una orientación precisa: su utilidad para la clínica.

Haré un comentario de lectura de ambos, considerando que deben, ineludiblemente, ser leídos juntos. Una lectura fragmentada o separada haría que algunas de las consecuencias de su lectura se perdieran, o al menos asumo que se habrían perdido para mí.

 

En primer lugar, la lectura no sólo logró que prestara atención a la frase con la que comienzo el texto, tan citada entre nosotros, sino también que la leyera correctamente quizá por primera vez: Lacan dice claramente que es la subjetividad de la época la que debe unirse al horizonte de los analistas. En repetidas ocasiones y de diversas maneras, explicita en el texto que el horizonte del que se trata en el psicoanálisis es el inaugurado por la ética freudiana; por sus conceptos y por sus principios. No se trata, a la inversa, de que el horizonte (ético) se adapte, se amolde, se degrade para estar a tono con la subjetividad de la época, caracterizada por el borramiento colectivizado de la enunciación; por la proliferación del goce de la mirada por doquier, en detrimento de la toma de la palabra -la verdadera, aquella que abriría el camino para el descubrimiento de la verdad subjetiva-; que nos presenta en múltiples ocasiones, con las personas que escuchamos en consulta o las que nos rodean, el rechazo visceral del inconsciente en favor de los goces “encapsulados” que cortocircuitan el lazo con los otros.

 

Por otro lado, la lectura conjunta de ambos libros arrojó para mí la evidencia de que en el ultimísimo Lacan hay una discontinuidad en referencia a la clínica y a su orientación. Es ese salto el que hace posible abordar las subjetividades de nuestra época, sin retroceder respecto a la ética del psicoanálisis. La clínica nodal es el instrumento irremplazable que Lacan lega al mundo, me atrevo a decir, en un salto cualitativo de mayores trascendencias que, sin embargo, sin prescindir de la subversión freudiana, se apoya en los tres registros R, S, I en tanto equivalentes: cómo se superponen, se interpenetran, en cómo es posible que no estén anudados y una operación en el análisis consiga, con el cuarto, anudarlos. Es una estructura orientada por lo Real y por la incidencia del goce y de lalangue en el cuerpo. Joyce logra ese anudamiento con su escritura, sin recurrir a un psicoanálisis, cuestión que no deja de asombrar a Lacan, señalando que es en el mejor de los casos, lo que podría lograr un análisis llevado lo suficientemente lejos.

Orientado por la práctica del psicoanálisis, Laurent se ubica en La batalla del autismo… en una posición que deja de lado la pregunta por la causa (no sin comentar los impasses a los que la ciencia ha llegado al respecto) para resaltar que dicha condición debe ocupar un espacio público, estar en las agendas de los estados, y empezar a tener gravitación propia en la esfera de las leyes. Destaca el incremento de los casos registrados en países del primer mundo en los últimos años (más allá de que los criterios diagnósticos varían y que el autismo ha comenzado a ser “medido” en diversos ámbitos), y que su prevalencia podría indicar que estaríamos frente a nuevas subjetividades (notoriamente más presentes en hombres que en mujeres, y más acentuado en aquellos, por la “permeabilidad” de las niñas respecto del lenguaje). 

Lo digo en plural porque esa es la apuesta de este libro: la de transmitir que el encuentro con el trauma de lalengua, la inscripción del mismo en el cuerpo, qué características tiene esta inscripción y cómo y cuándo se hace posible la constitución del objeto en estos casos, son siempre diversos de un sujeto a otro, y deben éstos ser acompañados en su diversidad, por múltiples profesionales y, llegado el caso, parientes, en un abordaje también múltiple. Esta posición es inclaudicable, y lleva a mostrar los peligros éticos y las inconsistencias (sufridas por los pacientes y resaltadas por los padres y familiares) de los modelos comportamentalistas y pedagógicos-educacionales que tienden a ponerse en marcha para tratar de “normalizar y adaptar” a estos sujetos desde niños, incluso con disciplina de premios y castigos en el mismo proceso, evidente ejercicio de la biopolítica.

Laurent llama a que “…afrontemos la angustia de la incertidumbre para no caer en las tentaciones autoritarias del modelo único”. (1)

Un recorrido exhaustivo abarca desde la delimitación del diagnóstico, de manera simultánea, en los años 40, por Leo Kanner y Hans Asperger, hasta los Lefort, pasando por casos clínicos e incluso, por documentales que abordaron la temática (por ejemplo, Elle s´apelle Sabine, de S. Bonnaire), y por los casos del espectro autista, como los autismos de alto rendimiento, que muchas veces encuentran su propio modo de estar en la vida y de lidiar con su condición con menos sufrimiento y más satisfacción, inventándose su modo propio de hacer frente a lo real del cuerpo y de lalengua.

Aborda los fenómenos significantes en lo Real, el fenómeno del doble, las peculiaridades del cuerpo que en este síndrome se encuentra: descripción habitual del mismo como “armadura o caparazón”, siguiendo el camino desbrozado a partir de Lacan, por Jacques-Alain Miller y su elaboración del goce del Uno: el goce pulsional que hay se satisface sin pasar por el Otro.  

Su propia experiencia clínica con niños psicóticos y autistas le permite a Laurent afirmar que el retorno del goce se produce no de manera anudada al objeto a (como en la neurosis), ni tampoco en el lugar del Otro (como en la paranoia) o en el cuerpo (como en la esquizofrenia) sino bajo la topología del borde, de neo-borde (dado que no hubo producción del agujero, de los agujeros corporales en estos sujetos). (2)

Operar sobre ese neo-borde con el psicoanálisis y lo que Laurent define como una clínica del circuito, permitirá sutiles desplazamientos de goce, y extracciones de goce (que Laurent nombra “acontecimientos de cuerpo” y no efectos de significación) y modificaciones del espacio pulsional posible, teniendo en cuenta con Lacan, los diferentes registros del Uno de lalengua: al no estar habitados por la función del equívoco propio de lo simbólico, las palabras se vuelven para estos seres hablantes persecutorias, irruptivas, dejándolos sin recursos e invadidos por "afectos" (serían como emociones corporales sin correlato representacional, acontecimientos de cuerpo) que no logran situar; invadidos por el ruido incesante de lalengua, al que tratarán en el mejor de los casos, de reducir y asir por el recurso al cálculo (por lo real de los cálculos de la ciencia y los números, o por modos de lenguaje estereotipados, repetitivos, sin enunciación).

El autismo, para el autor, en tanto “(…) revelador de las tendencias disfuncionales de nuestra modernidad democrática” será abordado, en una segunda parte, desde la perspectivas del marketing político y el bien público, desde las burocracias sanitarias, desde la educación y el aprendizaje, desde el intento de la ciencia de delimitar, circunscribir y tratar con sus métodos estas condiciones, echando mano a las estadísticas y su manipulación, intentando en el mismo movimiento, quitar de la escena al psicoanálisis (específicamente, en Francia).

Evocando en mí aquello que Borges dijera sobre la democracia: “(…) es una superstición basada en las estadísticas”, Laurent plantea que “Esta crisis es la de los disfuncionamientos democráticos provocados por la gestión burocrática de poblaciones cada vez más grandes e indiferenciadas, despreciando lo que Lacan llamó [se refiere a La proposición del 9 de Octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela] los efectos segregativos de la ciencia” (3)

Termino el comentario con una cita a tener muy presente en nuestra época: “(…) el autismo sería el revelador de una falla radical en la posibilidad de comunicarse. El inicio del siglo XX fue el del descubrimiento de la extensión de la neurosis y del conflicto psíquico. El fin del siglo pasado estuvo marcado por la revelación de la extensión y la frecuencia de la psicosis y la depresión, que alcanzaron su condición ordinaria. ¿Podría ser el siglo XXI el de la evidencia de un estatuto ordinario del autismo?” (4).

Si así fuera, los psicoanalistas estaremos llamados a acudir a la cita, teniendo en cuenta el horizonte de cada sujeto autista, uno por uno. Laurent se pregunta entonces: “¿En qué consiste la aplicación del psicoanálisis al autismo? Se trata de permitirle al sujeto desprenderse de su estado de repliegue homeostático en el cuerpo encapsulado. Ello supone hacerse el nuevo partenaire del sujeto, fuera de toda reciprocidad imaginaria y sin la función de la interlocución simbólica”. (5)

La riqueza del libro culmina reafirmada por una nutridísima bibliografía sobre el tema, citada y consultada por el autor, y por la evidencia de que la clínica del autismo brinda importantes enseñanzas al psicoanálisis.



2- La vida, los cuerpos, la alegría de vivir.

    “(…) son los cuerpos los que dictan la vida, todo lo demás es una consecuencia. (…)   una inclinación, una herida, un sesgo, a veces un acto brillante, a menudo instintos obscenos que vienen de lejos. Todo está escrito ahí. Los pensamientos vienen luego, y son siempre un mapa tardío, al que atribuimos, por convención y cansancio, cierta precisión”.

                                  La esposa joven.

                                  De Alessandro Baricco.

 

El reverso de la biopolítica surge como el pasaje al escrito de las “lecturas lacanianas”, al decir de Laurent, llevadas a cabo en la École de la Cause freudienne, en París, durante los años 2014 y 2015. El eje de las mismas es, sin lugar a dudas, el cuerpo del ser hablante y los goces que lo marcan, que lo traumatizan, que lo satisfacen, en la era de las “paradojas del individualismo democrático de masas. Este vínculo social nuevo, en efecto, basado aparentemente en un hedonismo aliviado de las exigencias de otras épocas, ya no produce alegría de vivir. El cuerpo no responde, escindido como está entre los goces privados autorizados y los imperativos cada vez más apremiantes de convertirse uno en su auto-emprendedor” (6). Las paradojas están relacionadas con el hecho de que el cuerpo, que habla goce, no tiene que ver con ningún hedonismo, sino con un real que lo ha impactado y con su marca; hay una incidencia traumática de goce que escapa a la representación. Centrándose en el parletre, el misterio del que se trata es el punto de real, “la unión de la palabra y el cuerpo” (7). El cuerpo será abordado no ya como imagen, menos aún como máquina y como organismo, sino como el lugar (topológico) en el que se aloja el goce, en defecto respecto del trauma, que es exceso, es acontecimiento de cuerpo, sinthome.

Pivoteando alrededor del seminario XXIII, El sinthome de Lacan y el abordaje del nudo- Joyce que se plantea allí, Laurent se ocupa del síntoma, de la escritura, de la sublimación, de las dimensiones clínicas y políticas del parletre, y de aquellos que dijo Lacan, siempre nos llevan la delantera a los psicoanalistas, los artistas: Joyce, por supuesto, pero también Rembrandt, Rothko y Gehry.

Laurent señala que frente al intento de gestionar y agrupar modos de goce para guiarlos por el mercado o la regulación burocrática, el psicoanálisis, para salvaguardar la singularidad, “añade una experiencia que culmina en un punto de anclaje de la singularidad de goce: el de una escritura lógica” (8).

Este libro, entonces, podrá abordarse como un estudio sobre la letra, la lógica que de ella emana, y la escritura en la que ella decanta. Un abordaje del síntoma-escritura. Del acontecimiento de cuerpo, que emerge en tanto sorpresa y contingencia, en el cuerpo que se tiene, traumatizándolo. Es evidentemente la manera de oponer el sinthome al síntoma; orientación que da cuenta de cierta discontinuidad en la clínica.

Con el seminario XIX, Aun en perspectiva, se ocupa de la lógica de la sexuación en relación con las identificaciones y con aquello que una mujer puede encarnar para un hombre: un síntoma, a descifrar.

Señalará que Lacan subvierte la idea de identificación freudiana y el lugar del falo como articulador de los efectos de goce en el ser hablante, al plantear la identificación al síntoma, como la que se produce en un análisis (si llegara a su fin) a aquel goce que no se presta a ningún efecto de sentido ni de revelación [de la verdad]. El sinthome entonces es un viraje hacia una feminización de la doctrina y la estructura, orientada por lo Real del goce. Es el pasaje de lo litoral (entre el saber y el goce del a) a lo literal, para producirlo como una escritura que verifica la inexistencia de la relación sexual.

El cuerpo se siente, en el impacto contingente con lalengua, antes de toda entrada en juego de la mirada, y de los efectos constitutivos de la imagen. Vemos aquí la conexión directa con la clínica del autismo que Laurent desarrolla en el libro anteriormente comentado.

La posibilidad de que un análisis produzca una identificación con un goce fuera de sentido (sinthome), desanudado ya el ser hablante del goce del cifrado de su inconsciente, está directamente determinado por la estructura redefinida por los registros equivalentes R, S, I, que son nombre de la relación sexual que no existe, y el goce del cuerpo que, al escribirse, la verifica como tal. Se trata de un error de escritura que será apoyo del decir, o como lo plantea en el Seminario XVIII, el hueso que la carne del lenguaje recubrirá.

A la vez implicará una reformulación del lazo social, en tanto infiltrado de goce: se trata de una lógica de bolsas y cuerdas: “Para escribir el goce como vínculo, como cuerda que ata el saco del cuerpo y anuda los cuerpos entre ellos, no basta con hacer de la letra un agujero en lo simbólico (el significante), es preciso tomar en cuenta lo imaginario del cuerpo-saco y lo real del goce que se inscribe en la cuerda-borde que aprisionará los bordes del cuerpo hablante” (9). Esta operación será posible sin el recurso de la castración. Por lógica, también implica repensar la interpretación (será aquella que por la vía del equívoco, resuene en el cuerpo) y la transferencia, en la que el analista, operando al nivel de la réson, reducirá su presencia lo más posible a encarnar el objeto a. Los efectos de la primera en relación con lo segundo, se conocerán a posteriori, porque de lo que se trata es de hacer réson en “las tripas” para que algo del goce contingente emerja. Hacerse incauto de un real implica soportar la contingencia de ese goce, y someter el goce del escabel al del sinthome.

A nivel de la inserción del psicoanálisis entre los discursos de la época (subsidiarios de los universales) advierte Laurent que hay que abandonar la aspiración a la predicción del régimen del todo, y aceptar que “Al nivel del deseo, en democracia, el Uno de la unión siempre se pierde” (10), tanto como no perder de vista que las nominaciones impuestas por las burocracias sanitarias y psicosociales son ejercicios biopolíticos, destacando que “En la economía del goce, un significante amo vale lo mismo que otro cualquiera” (11).

La perspectiva que permite abordar la escritura del cuerpo-goce abre dos modos de satisfacción para el ser hablante, explicitados por Lacan en el Seminario XVIII ya citado. En su división, el sujeto puede satisfacerse en el registro de la palabra o en el de la lengua, en cuyo corazón se asienta el vacío de referencia, pero que sin embargo, es sostén de todos los goces producidos por los discursos.

En el reverso de la biopolítica, surge la poética que vía interpretación hace resonar el cuerpo; la forma de cada un@ de hablar la lengua del cuerpo.

Cuando el olvido (relativo a las formaciones del inconsciente) no sea necesario y el parletre se advenga a la contingencia, podrá colarse entre dichos discursos haciéndolos inconsistir; sabiendo hacer suficientemente con ellos, al decir de Laurent, apoyándose en la escritura de su síntoma, haciendo cada vez con lo imposible.

 

 

 

Citas.

(1). Laurent, Éric. La batalla del autismo. De la clínica a la política. Página 19. Grama Ediciones. 2013.

(2). Ibid. Pag. 80.

(3) Ibid. Pag. 232.

(4). Ibid. Pag. 210.

(5). Ibid. Pag. 53/54.

(6). Laurent, Éric. El reverso de la biopolítica. Pág. 11. Grama Ediciones. 2016.

(7). Miller, J-A. El inconsciente y el cuerpo hablante. Lacaniana 17. Revista de la Escuela de la orientación lacaniana. Pag. 26. Grama Ediciones. 2014.

(8). Ibid. (5). Pág. 25.

(9). Ibid. (5). Pág. 130.

(10). Ibid. (5). Pág. 254

(11). Ibid. (5). Pág. 266

 

                                    





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