jueves, 31 de diciembre de 2020

BANKSY PARA TERMINAR EL 2020. EL COPYRIGHT ES PARA POLICÍAS.










Creo que este año pandémico tuvo la valorable virtud de mostrar la fibra más íntima de cada un@: pudimos ver y mostrarnos a nosotr@s mism@s de qué estamos hechos.


Ojalá podamos volver a relacionarnos en este 2021 sin olvidarnos de lo que este 2020 nos dejó aprender. 


¡POR UN MEJOR AÑO PARA TODOS! 

¡FELICIDADES! 




 

domingo, 27 de diciembre de 2020

BANSKY. EL COPYRIGHT ES PARA POLICÍAS.


 Es un secreto a voces la admiración que siento por Banksy y su obra. Su manera audaz de intervenir las ciudades, y su desparpajo artístico para hacerlo. 
Este libro, una reciente adquisición, reúne completo su libro Banging your head against a brick wall, de 2001(autoedición del autor), con textos de Wall and piece, de 2005, publicada por Penguin Random House, aunque ambas, como la que hoy les presento, fueron hechas sin derechos reservados (inevitablemente recuerdo una agria polémica que se despertara en Argentina en plena cuarentena a raíz de un sitio virtual que se propuso compartir pdfs de obras literarias. Cuando la economía se detenía por completo, las librerías no podían abrir, y la industria editorial estaba en coma desde hacía tiempo... hubo algunos autores que se sintieron profundamente agredidos ante la sola idea de compartir alguna de sus obras de manera gratuita, virtual y global; no fue mi caso que siempre agradezco el hecho de ser leída, habida cuenta de que existen Homero, Cervantes, Shakespeare y Joyce, por ejemplo). 
Para citar al autor: "Nada dispersa el entusiasmo tanto como el valor de una entrada". Comparto hoy uno de los textos del libro y la ilustración que lo acompaña. 

sábado, 26 de diciembre de 2020

MISTERIO E INSONDABLE DECISIÓN. BALANCE DE LA CUARENTENA 2020: UN NUEVO LAZO.

Hoy me permito una licencia en mi blog, que es público y abierto, visitado por gente de diversas partes del mundo. Si me siguen por facebook no será una completa novedad, dado que ya conocen a las mujeres de las fotos. Si no es así (están muy invitados a visitar mis sitios virtuales como el blog, mi canal youtube y mi grupo en facebook; encontrarán los enlaces al final) se las presento. Son mi madre y mi hija. Hoy publico este post en el que hablo de cosas mías, por las mejores razones, o al menos espero que lo sean.
 
Este año que nos tuvo en vilo, amenazados y confinados, puso a la humanidad toda en jaque y a prueba. Al parecer lo seguirá haciendo por un tiempo más, hasta que se vacune a gran parte de los que habitamos el planeta y las vacunas den prueba de su efectividad y de la durabilidad en el tiempo de su efecto. Es fácil entender, o para mí lo es, por qué nos puso en jaque. Un virus en principio mortal (y letal según el momento, el lugar y las informaciones que fuimos recibiendo a lo largo de los meses, a todas pruebas inconsistentes) se contagiaba por cercanía con otro ser humano que, para empeorar la situación, podía ser portador asintomático, es decir, ir por la vida contagiando sin saber que estaba infectado. Tremenda responsabilidad cayó sobre nuestras mentes y nuestros actos más banales y cotidianos. Al menos media humanidad (me refiero a Occidente) se blindó. Nos blindamos. En un acontecimiento sin precedentes en la historia, media humanidad permaneció en sus hogares durante casi dos meses. Tiempo en el que como efecto no buscado, vimos renacer a la naturaleza en todas sus expresiones, ya fueran en el reino vegetal, animal, mineral o acuático. Como contrapartida a tanta bonanza, empezamos a sufrir los seres humanos: el aislamiento, el cese de toda actividad social, cultural y económica comenzaron a producir estragos en las subjetividades y en los bolsillos que sostenían los hogares paralizados y virtualizados hasta lo indecible. El virus silencioso atacaba lo más humano que hay: el lazo con los otros. 
Durante todos los meses de cuarentena, que en Argentina se extendió por casi 9 meses, mis salidas se redujeron a ir por alimentos, a la farmacia, o a visitar a mi madre (vivimos cerca de modo que podía hacerlo caminando y con barbijo).  Luego se sumó mi hija a los encuentros, que en general eran una vez por semana, si no recuerdo mal (la pandemia afectó mi memoria a mediano plazo, fundiendo hechos y circunstancias en un caldo uniforme devenido limbo temporal), 
Ellas fueron las presencias con las que alimentaba y saciaba la desesperación por tener a los seres queridos al alcance de la mano; por sentir la vibración de sus voces por fuera de los artefactos de la tecnología, por sentir lo que de manera cursi pero efectiva se describe como calor humano; la presencia física cercana de otro ser vivo; uno de los testimonios de lo vital. 

Los medios virtuales (principalmente el Zoom, que llegó para quedarse, porque nos mantuvo conectados, porque es un instrumento muy útil para "reunirse" con gente en cualquier lugar del mundo) poblaron las horas con actividades variopintas y por demás interesantes, hasta alcanzar el nivel del frenesí: ¡siempre era lunes a las 10 A.M! Quiero decir, dejaron de existir los momentos para almorzar/cenar, los tiempos de ocio en soledad, los fines de semana, los feriados. Esto generó en muchos de nosotros, alteraciones del sueño, de la productividad, de la capacidad de concentración, cansancio de vista, síntomas de todo tipo, dolores lumbares por la cantidad de horas que pasábamos sentados, además de agotamiento físico y mental. Va a ser muy bueno conservar las posibilidades del Zoom, pero habrá que no perder de vista la escala humana de la cosa, y no dejar de tener en cuenta que ya no estaremos frente al acontecimiento imprevisto (del que cada uno se recuperó como pudo) sino que estaremos instalando un circuito de repetición de algo ya vivido; habrá que ser prudentes y cuidadosos en eso.
 
Sin embargo, hubo aspectos que la intensa vida virtual no logró colmar en mí: la necesidad del contacto humano verdadero, el que pone en juego la presencia física del otro. Y fue allí donde ellas fueron imprescindibles. Somos tres mujeres de armas llevar. Tenemos temperamentos bien diferenciados, gustos e ideas que en muchas ocasiones no concuerdan. Durante todos estos meses nos reímos, comimos (siempre que nos reunimos comimos...), brindamos más de una vez, nos mareamos más de una vez, discutimos, nos maltratamos, nos perdonamos, nos entendimos. Con el tiempo la reunión semanal se iba volviendo impostergable, a la vez que aprendíamos a respetar los silencios misteriosos de cada una. 
Como además de ir descubriendo cómo hacer con la pandemia, termino en estos días una novela bioficcional, pensé durante este tiempo fuera del tiempo en muchas cuestiones relativas a los lazos que nos unen. Me esclarecí por ejemplo respecto de la insondable decisión que implica aquello que los hijos toman de sus padres: imposible calcularlo, inútil proponerse nada al respecto. La maternidad se verificó para mí como una tarea imposible que sin dudas Freud tendría que haber agregado a la de gobernar, educar y psicoanalizar. Lo es porque todas somos pésimas encarnándola. Porque entre nosotras, y a pesar de que nos creamos las mejores o al menos dignas en la tarea, hacemos lo que podemos, en una mezcla torpe de querer ser mejores que nuestra madre, con la tan humana como estúpida pretensión de que nuestros hijos sean felices. A ello se agrega el delirio de que lograrlo nos involucra de manera directa (estúpida y omnipotente idea), y el ir tras ellos en el desesperado e infructuoso intento de que no sientan que somos de otra época, y asuman que los entendemos, que estamos alineados con la cosa de que el mundo cambió, que el siglo XX acaba de terminar este fin de 2020 (eso pienso yo al menos), y que tenemos experiencias taaaaaan interesantes para el mundo que viene que ellos están en la obligación de prestarnos atención y tener en cuenta lo que les decimos. Por lo mismo, paradójicamente, es que podemos aliviarnos de la carga. No decidimos nada. 
La dolorosa realidad es que estamos más perdidos que ellos frente al mundo nuevo y diferente que se avecina; ellos están mucho mejor preparados para el desafío. 
Disfruto mucho por ejemplo, cuando mi hija me enseña con ahínco, dedicación y una importante cuota de resignación, los códigos secretos de las redes: qué se responde y cuando; que los emoticones no se responden, que ¡¡las reacciones a las historias del face tampoco!! Que nadie espera que lo haga, insiste; es perder el tiempo. Que la gente mira las historias de los demás no por interés en la persona en cuestión, sino por aburrimiento, por el encantamiento automático que produce el algoritmo o... ¡¡¡¡¡para terminar de gastar la batería del celular y ponerlo a cargar!!!!! Estos comentarios me descubren un mundo al que me asomo con precaución, curiosidad y asombro. 
Luego de la intensa y extrema experiencia que implicó la cuarentena, pienso que tomé de mi madre cierta alegría de vivir, a veces tan extrema que los hijos no la entendemos y nos enojamos con ella; su gusto por la música y por el mundo, vasta extensión poblada de maravillas a la espera de ser descubiertas, y cierto aire libertario que descubrí en ella hace apenas unos años y que encuentro en mí recién hace un par. Ella, por su parte, me taladró la cabeza con la universidad, los estudios y la política; yo me quedé con esas "nimiedades" con las que me construí a "mi madre", no la que ella supuso ser. 
De mi hija, sé que "le contagié" el amor a los gatos, el sentido estético, algún grado de coquetería también, por qué no;  y cierta información "genética" que le inoculé desde antes que naciera: Los Beatles, Queen, pasión por el canto, Liza Minelli, Les Luthiers, y alguna que otra cosa que me olvido (la pandemia... ya les dije). En los últimos años, el fanatismo por un mar turquesa y tibio, que hizo las delicias de nuestras vacaciones juntas, y el don de moverse como pez en el agua entre las palabras y los silencios de un texto. 
Como saldo de cuarentena me quedo con un lazo entre nosotras que se volvió más sólido, más vivo, y que gusta de los descubrimientos y los desafíos que la vida nos fue proponiendo y que estimo seguirá proponiéndonos. Como saldo de una calamidad como la que atravesó y atraviesa la humanidad toda, no es poca cosa. 
¡FELIZ 2021 PARA TODOS, A PESAR DE LA PANDEMIA Y EL COVID! 
HOY SABEMOS QUE LA COSA NO ES NO CAER, SINO LEVANTARSE Y HACERLO CON DESEO Y UNA DOSIS DE ARTE. 

Les dejo los enlaces de mis redes: 
En Facebook me encuentran por mi nombre y en el grupo Libros de Leonor Curti
En instagram (aunque estoy muy tentada de cerrar la cuenta en estos días) también con mi nombre.
Y este es el enlace a mi canal de youtube, al que están invitadísimos a suscribirse, si quieren claro: https://www.youtube.com/channel/UCbzp25hBON0gGNIK-NikrCQ

jueves, 24 de diciembre de 2020

martes, 22 de diciembre de 2020

miércoles, 16 de diciembre de 2020

EL AÑO PRÓXIMO ESTARÉ DICTANDO UN NUEVO CURSO DE POSGRADO DEL CENTRO DE ESTUDIOS PSICOANALÍTICOS. ECOS DEL ANONIMATO: El poder-decir femenino. Las mujeres en las letras.





 Están tod@s invitad@s al nuevo curso de Posgrado que dictaré el año próximo en el Centro de Estudios Psicoanalíticos de la UNSAM: 

ECOS DEL ANONIMATO: El poder-decir femenino. Las mujeres en las letras. 


Dijo Virginia Woolf

"Durante la mayor parte de la historia anónimo era una mujer".

El programa propone un recorrido por obras de la literatura universal en las que se haya dado voz a las mujeres, hayan sido escritas por mujeres o por hombres. 
Abordaremos los siguientes ejes: las mujeres y las leyes la familia, el amor, el deseo, el cuerpo, la sexualidad, la reproducción, el trabajo y la creatividad entro otros. 

Leeremos obras de Sófocles, Shakespeare, Lope de Vega, Sor Juana Inés de la Cruz, Virginia Woolf, Marguerite Duras, Sara Gallardo, James Joyce, García Lorca, William Faulkner, Alessandro Baricco, entre otras. 

¡Será virtual de modo que es abierto a l@s interesad@s de habla hispana en cualquier lugar del mundo! 

Van a encontrar los detalles en el formulario de pre-inscripción, entrando al siguiente enlace: 


O escribiendo a : posgradoscep@unsam.edu.ar











Continuaré dictando también el curso Psicoanálisis. La feminidad, los feminismos. 


¡L@S ESPERAM@S!

martes, 15 de diciembre de 2020

Federico García Lorca Poemas de Soñando en la mar amarga Brindis de fin de año y de las lecturas compartidas.

ANN REINKING. ❤️❤️ ARTE HECHO CUERPO❤️❤️. GRACIAS DIOSA!

 Este año trajo una plaga a la humanidad.

No sólo el covid, sino un siniestro encarnizamiento que nos deja cada vez con menos gente talentosa, inspirada. Menos de esas personas que hacen del mundo un lugar mejor a través de sus dones, de su genio y de su arte.

Partió hace horas ANN REINKING.

Tristeza. 



viernes, 11 de diciembre de 2020

10 de diciembre. Aniversario de nacimiento de Emily Dickinson. Poemas


 El 10 de diciembre de 1830 nació en Estados Unidos, la poeta Emily Dickinson (sí, el mismo día que Clarice Lispector).

Provenía de una familia prestigiosa. Nunca se casó y vivió gran parte de su vida rehuyendo de los lazos sociales, hasta llegar a un estado cercano al confinamiento en su cuarto.
Publicó poco de su poesía en vida, y ésta sufrió el impacto de los editores, que los alteraron. Sus poemas se caracterizan por carecer de título, con rimas imperfectas y puntuación peculiar. 
No fue sino hasta su muerte, que su hermana Lavinia descubre sus poemas (en 1886) y su poesía alcanza su merecida magnitud. Se sabe que sus lecturas incluían a Shakespeare, a Tennyson, a Coleridge, a Hawthorne, a Dickens, y a los poetas Keats y Browning.

Dijo Jorge Luis Borges sobre ella, en el prólogo a Poemas: 

"(...) No hay, que yo sepa, una vida más apasionada y más solitaria que la de esa mujer. Prefirió soñar el amor y acaso imaginarlo y temerlo. En su recluida aldea de Amherst buscó la reclusión del color blanco y la de no dejarse ver por los pocos amigos que recibía. (...) la cadencia, la entonación, la pudorosa complejidad de Emily Dickinson aguardan al lector de estas páginas, en una suerte de venturosa transmigración. 

                                                                                                   Buenos Aires, 3 de mayo de 1985".

Comparto con ustedes, algunos de sus poemas. 


Poema 37

Corazón, le olvidaremos
en esta noche tú y yo.
Tú, el calor que te prestaba.
Yo, la luz que a mí me dio.
Cuando le hayas olvidado
dímelo, que he de borrar
aprisa mis pensamientos.
Y apresura tu labor
no sea que en tu tardanza
vuelva a recordarle yo.



Selección

De las almas creadas
supe escoger la mía.
Cuando parta el espíritu
y se apague la vida,
y sean Hoy y Ayer
como fuego y ceniza,
y acabe de la carne
la tragedia mezquina,
y hacia la Altura vuelvan
todos la frente viva,
y se rasgue la bruma...
yo diré: Ved la chispa
y el luminoso átomo
que preferí a la arcilla.



Coloquio

Había muerto yo por la Belleza;
me cercaban silencio y soledad,
cuando dejaron cerca de mi huesa
a alguno que murió por la Verdad.
En el suave coloquio que entablamos,
vecinos en la lúgubre heredad,
me dijo y comprendí: Somos hermanos
una son la Belleza y la Verdad.
Y así, bajo la noche, tras la piedra,
dialogó nuestra diáfana hermandad
hasta que el rostro nos cubrió la yedra
y los nombres borró la eternidad.



Ensueño

Para fugarnos de la tierra
un libro es el mejor bajel;
y se viaja mejor en el poema
que en el más brioso y rápido corcel
Aun el más pobre puede hacerlo,
nada por ello ha de pagar:
el alma en el transporte de su sueño
se nutre sólo de silencio y paz.


miércoles, 9 de diciembre de 2020

10 DE DICIEMBRE. DÍA DE CLARICE LISPECTOR. INVITACIÓN ESPECIAL Y LA HORA DE LA ESTRELLA, UNA DE MIS NOVELAS FAVORITAS.


 El 10 de diciembre, conmemorando su nacimiento, se festeja en varios lugares del mundo, el día de Clarice. Una suerte de "Bloomsday", pero dedicado a la gran escritora brasileña. 

Además de hacerles extensiva la invitación al festejo que organizan para la ocasión, mis queridas amigas Miriam Pais y Martha Rodríguez en el facebook de Café vivo con Clarice, te cuento de La hora de la estrella, una de mis novelas favoritas de la Lispector, que me hace evocar a Sangre de amor correspondido de mi admirado Manuel Puig, y a Enero de mi otra escritora favorita, Sara Gallardo. 
Terminada poco antes de su muerte, ocurrida el 9 de diciembre de 1977, la novela narra la historia de Macabea, una joven del nordeste brasileño, pobre y en los márgenes de la cultura. Ella se traslada a la efervescente Río de Janeiro, epítome del progreso y la riqueza, ausentes en su tierra. 
Dijo su autora: "Es la historia de una inocencia herida, de una miseria anónima, sobre una muchacha que no sabía que ella era lo que era y que por ello no se sentía infeliz". 
Con los signos de la cultura de masas, tan presente también en Puig, Macabea flota entre discursos, entre quehaceres, cine y películas, entre sueños y anhelos que les son ajenos. Un hombre y su desdén le harán tomar noticia de quién es para los demás. Entonces la desdicha se apoderará de ella, con un final que no por algo predecible, deja de resultar impactante por el tono magistral que asume la narración: entre el desasosiego, la profunda tristeza y la debilidad mental, la muerte cumplirá su vaticinio fatal. 

Dice Clarice en la dedicatoria del autor: 
"(...) y no olvidar que la estructura del átomo no es percibida aunque se sepa que existe. Sé de muchas cosas que no vi. Y ustedes también. No se puede dar una prueba de la existencia de lo que es más verdadero, la cosa es creer. Creer llorando.
Esta historia sucede en estado de emergencia y de calamidad pública. Se trata de un libro inacabado porque no tiene respuesta, respuesta que, espero, que alguien en el mundo me dará. ¿Ustedes? Es una historia en tecnicolor para tener algún lujo, por Dios, que yo también lo necesito. Amén por todos nosotros". 

La hora de la estrella es una historia que crea belleza allí donde no la hay; que genera absurdamente alguna esperanza en el anodino sacrificio de una vida caracterizada por la inocencia y por el amor que vuelve al amante dependiente del amado, dejándolo a expensas de éste.  

YAPA INCREÍBLE QUE DEBO A OTRA QUERIDA AMIGA, BLANCA MUSACHI: el link de youtube al
Film!!! 
youtube: https://www.youtube.com/watch?v=376JgN-2cEc

domingo, 6 de diciembre de 2020

EXTIMIDAD. LA CIUDAD De KAVAFIS

LA CIUDAD

Dices: “Iré a otra tierra, hacia otro mar,
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
y muere mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo los ojos solo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí”.

No hallarás otra tierra ni otro mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad es siempre la misma. Otra no busques -no la hay-
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.


 

lunes, 30 de noviembre de 2020

Homenaje a Jacques Aubert. De un Joyce al otro. Del libro Lacan, el escrito, la imagen.

Este fin de semana nos enteramos con tristeza (más tristeza aún...) del fallecimiento de Jacques Aubert. Los lacanianos sabemos quién era y el lugar de privilegio que Lacan le otorgó cuando se trataba de hablar sobre James Joyce y su obra. 
Para rendirle un homenaje, me reencuentro con su texto De un Joyce al otro, título que resuena directamente con el Seminario de Lacan De un Otro al otro, y que se alinea a la perfección con los desplazamientos que Aubert lleva a cabo en este maravilloso texto, referidos a la escritura de Joyce, y al nuevo anudamiento que ella produce para su autor, con Finnegans Wake. El texto está incluido en Lacan, el escrito, la imagen. 

Digo que es un homenaje, y sin embargo, siento que es una falta de respeto, porque recortar frases de este texto es restarle interés, seccionarlo, mutilarlo, restarle parte de la belleza que brota en cada párrafo, incontenible, "riverrruning", "riverrante" como tradujera mi querido amigo Marcelo Zabaloy
De modo que hecho mi descargo por anticipado, no puedo más que recomendarles hasta lo imperativo que lean este texto sublime de Jacques Aubert, si no lo hicieron. Eleva la escritura de Joyce a lo que es, a una operación literaria sin precedentes, nunca hasta ahora igualada. Hay en nuestro continente, alguna expresión literaria que puede resonar con lo que hizo 
Joyce; pienso en Gran Sertón: Veredas, de Joao Guimaraes Rosa, de Brasil. Pero en su escritura, la operación no es tan total, tan masiva como en el Finnegans Wake. 
 

Así que me tomo el atrevimiento de elegir algunos párrafos del texto, así como del Seminario 23 de Lacan, El sinthome, porque asumo que cuento con la indulgencia de ustedes. 

Refiriéndose a Dubliners, dirá:
"Para Joyce, al oírlo literalmente, la imagen y el discurso de la ciudad están paralizados, su significante como muerto, sin Otro, sin deseo. O percibido, en un  primer tiempo, como reducido a un Otro sin sujeto. Más precisamente, más trágicamente, 'el se encuentra, el sujeto encuentra que eso de lo cual sufre, no es de un significante faltante, sino que, en un universo significante enteramente saturado, falta la falta misma (...) salvo en la confección, a partir de esta constatación (¿revelación?) de un significante que fuera el suyo, que fuera él, que diera existencia a su ser.(...) Lo que quiere aportar a los hombres, es la verdad de la falta en la estructura".
"Joyce está aún más tomado en este doble encuentro de Dublín, a través de Roma, en que se trata de hecho de un solo encuentro con dos caras, de un real inscripto de un mismo acto en su escritura y en el significante  al cual se identifica, Daedalus. Un significante que, desplegado a la letra, a la vez dice el acto, y lo confronta con la muerte".
"(...) se levanta para él la tapa que había creído sellar sobre lo que él llamará al principio de Ulysses "la pesadilla", escribiendo, recordémoslo, "un capítulo de la historia moral de su país". Pero él lo había articulado en y por una demanda dirigida al Otro dublinés. E, inevitablemente, esta demanda, en tanto tal, lo remite a sí mismo, a su historia, a su deseo, y le hace pasar de la moral y la teoría estética, a la perspectiva de la ética". 

Recuerdo que en su heterónimo, Stephen Daedalus se anudan el nombre del primer mártir de la Iglesia Católica, y Dédalo, que incluye a "dead", a los muertos, Los muertos, último relato de Dubliners, plasma esta cuestión. Por ello, creo yo, Retrato del artista adolescente será al final, la epopeya del héroe que se eleva para ser el forjador de la conciencia increada de su raza, y el que testimonie el valor de la experiencia, pero que, sin embargo, sólo le tomará a Joyce los tres primeros capítulos de Ulises para que aquella epopeya fallida caiga, y la transmutación hacia un nuevo "Blooming" comience a producirse, para que Stephen Dedalus sea muerto y sepultado.

Lo que Joyce abandona, con relación a los acentos, a "todo un deslizamiento de consonancia" no es el ritmo, "sino la perspectiva de su resolución final, a beneficio de un desplazamiento metonímico de los acentos. A menudo se ha subrayado la importancia del acento en los textos de Joyce: acento irlandés contra acento inglés, el de Cork (el padre) contra el de Dublín. Le ocurre, en Dubliners o en Stephen Hero, de caracterizar un personaje de esta manera. Lo interesante, es que este proceso se volverá una instancia mayor de Finnegans Wake. Donde reencontramos, elevado a la potencia de la obra, el Witz, y su goce".

Joyce tomará de Irlanda, de Dublín y de su padre, aquello que la lectura en voz alta del Finnegans Wake (él recomendaba leerlo así) plasma en cada línea: los sonidos y la música; o dicho de otro modo, el goce que se puede extraer de lalangue. 
De un Joyce al otro, da cuenta a mi entender, de la transmutación joyceana mayúscula: el pasaje del efecto de mortificación de los significantes de la historia y la religión grabados en piedra, al goce lúdico y pentagramático del néctar que viaja en las palabras, que las palabras-valija de ese viaje portan. Desafío de las dimensiones del tiempo y del espacio (muchas palabras en el espacio en el que cabe una; muchos sonidos que coexisten resonantes a partir de la lectura de cada palabra, al modo en que se ejecutan las partituras de una sinfonía). 

Para terminar: 
"No veo por qué no pedirle a Jacques Aubert su opinión sobre el asunto, que vale tanto como la mía. En este punto, nos vemos reducidos a la opinión porque Joyce no nos lo dijo, lo escribió, y en esto radica toda la diferencia. Cuando se escribe, se puede tocar lo real pero no lo verdadero". 
Seminario 23 El sinthome. Jaques Lacan. 

sábado, 28 de noviembre de 2020

ULISES DE JAMES JOYCE. ¡UN DÍA HASTA JAMES JOYCE FUE MARADONIANO! LA HISTORIA, UN GOL, UN GRITO, LA MANIFESTACIÓN DE DIOS.






"Ellos vivieron y rieron y amaron y se fueron". 

Finnegans Wake. 






"(...) -La historia- dijo Stephen- es una pesadilla de la que trato de despertar.

 Desde el campo de juego, los muchachos levantaron un griterío. Un silbato vibrante: gol. ¿Y si esa pesadilla te tirase una coz?

-Los caminos del Creador no son nuestros caminos- dijo el señor Deasy- Toda la historia se mueve hacia una gran meta, la manifestación de Dios.

Stephen sacudió el pulgar hacia la ventana, diciendo:

-Eso es Dios.

¡Hurra! ¡Ay! ¡Jurrují!

-¿Qué?- preguntó el señor Deasy.

-Un grito en la calle- contestó Stephen, encogiéndose de hombros". 

(Las negritas son mías. Capítulo 2. Ulises).
 

jueves, 26 de noviembre de 2020

miércoles, 25 de noviembre de 2020

ESTRENO CANAL DE LECTURAS ON LINE EN YOUTUBE!!! LEO EN VIVO!

 Te invito a mi nuevo canal de youtube! 

Ya están disponibles todas las lecturas compartidas con ustedes durante este año. Que las disfruten! Los invito a que se suscriban. Es público, gratuito y sin fines de lucro. ¡

Muchas gracias FEDE! 



lunes, 23 de noviembre de 2020

EL REGRESO DEL MUNDO Y EL CENTRO DEL AMOR. POESÍA VERTICAL DE ROBERTO JUARROZ.



112. Séptima poesía vertical. 1982
 
Inventar el regreso del mundo
después de su desaparición.
E inventar un regreso a ese mundo
desde nuestra desaparición.
Y reunir las dos memorias,
para juntar todos los detalles. 

Hay que ponerle pruebas al infinito,
para ver si resiste. 




13. Octava poesía vertical. 1984

El centro del amor
no siempre coincide 
con el centro de la vida.

Ambos centros
se buscan entonces
como dos animales atribulados.
Pero casi nunca se encuentran,
porque la clave de la coincidencia es otra:
nacer juntos.

Nacer juntos,
como debieran nacer y morir
todos los amantes. 


Escultura de la serie Los viajeros de Bruno Catalano. 



viernes, 20 de noviembre de 2020

A PROPÓSITO DE LA MUJER QUE NO EXISTE: LAS MUJERES, LOS CUERPOS, LOS GOCES Y EL AMOR. LAS BODAS VACÍAS DEL TONTO Y LA LOCA. SOBRE EL MAL DE LA MUERTE DE MARGUERITE DURAS.

LAS BODAS VACÍAS DEL TONTO Y LA LOCA. (TEXTO PUBLICADO EN EL CALDERO DE LA EOL EN 2000)

 Voy a marcar cuatro escansiones en “El Mal de la muerte, para desarrollar la hipótesis siguiente: 

en el rechazo del goce fálico, la histeria produce el rechazo correlativo del posible acceso al  cuerpo como Otro, al Otro sexo. La posición del personaje femenino irrumpe como enunciación de dichas escansiones, ordenadas a partir del personaje masculino.

 

1* momento: La hora de la verdad.

El hombre en cuestión, se ha confrontado de manera misteriosa para el lector, con el punto en el que su goce ha “entrado en pérdida”, goce que puede deducirse, había funcionado  infaliblemente,  hasta ese momento.Él sabe que ya no le alcanza con eso, o  lo intuye: quiere intentar “conocer eso, acostumbrarse a eso, a ese cuerpo”(1). Quiere probar amar, intuyendo que eso no va sin el encuentro con un cuerpo femenino. Cree poder diseñar, preparar, pautar, y negociar un encuentro. Sin embargo, en el encuentro de los cuerpos entre un hombre y una mujer, siempre hay margen para la sorpresa, para la irrupción de la contingencia.

Ella debía ser desconocida, bella, pero no cualquiera. Su nombre sería un perfume, y su rasgo el silencio, condición erótica que funcionaría velando que quizás era el zumbido del mar, comparable con aquél sexo oscuro, misterioso, lo que orientaba en otro sentido. ¿Era ella su sueño?

En la consumación,  su grito, su goce, despiertan  la verdad que él intentaría callar, infructuosamente.(2)

En el goce sexual, nos dice Lacan, la mujer es para el hombre la hora de la verdad.

“Nadie mejor que la mujer- y aquí ella es el Otro, sabe lo que es disyuntivo respecto del goce y la apariencia. Eso es lo que ella sabe...” por estar privada, y en tanto “el goce masculino es apariencia”, el hombre mantiene dicha apariencia.(3). Entonces, si en el goce sexual, el hombre se confronta con la castración, y en ello la mujer encarna la hora de la verdad para él; para ella, por otro lado, es también la oportunidad para descubrir aquello que Lacan nos dice que sabe:  su desdoblamiento respecto del goce, en relación al goce fálico. Punto de bisagra que le abrirá a ella, más de una alternativa para ubicarse, algunas de las cuales, pueden separarla del efecto de lo que su propio cuerpo testimonia, en tanto para ella misma , ella también es el Otro. Que su goce no sea todo fálico, es justamente lo que relaciona a las mujeres con la verdad, ya que esta última, también es no- toda.  Lacan situará al inconciente, diciendo que “...aquello que es el resorte del inconciente no representa más que el horror por esta verdad” (4)

Entonces ¿Quién sueña a quién?. Ella dormirá incansablemente, encarnando para él un enigma de otro orden, y que orienta la historia. Él se pregunta  “...qué contiene el sueño de ésta que está en la cama?"(5), enigma que remite al deseo, y que se agrega al misterio de una forma ajena, ignorada.

 

2* momento: un mal que lo mira

El instante en el que ella se da cuenta de que a él lo invade el mal de la muerte es cuando se siente atraída por él.

La ignorancia reconocida por él de ese cuerpo se desliza,  efecto de un decir que devela  en ella un saber inequívoco, indialectizable.

Los gemidos acallados, ceden paso a un decir que cada vez se encarnizará más. Ella deviene entonces mirada para él, punto tíquico del encuentro con el horror de la mancha  que lo mira, extendida por la blancura de las sábanas.

Él le ruega que pronuncie la palabra que lo nombra, la que lograría equivocar la mal-dición de la muerte. Ella no consiente, pero algo inexplicablemente, más allá del decir de ella, facilita que de ese cuerpo “cada una de las partes (...) es por si sola testigo de su totalidad”(6) . Algo de ella lo invade, se apodera de él.

Se puede situar una disyunción en ella: ella presentifica el misterio , posibilitándole a él el encuentro con el Otro sexo. Pero por otro lado, y en una suerte de escala invertida, su decir  va estrechando cada vez más  el margen para que se aloje un decir de él sobre aquello mismo enigmático.

Las posiciones se polarizarán a partir de aquí.

Si bien, en el amor, al hombre le basta su goce, en prescindencia de la palabra, y por ello, nada comprende de ese goce, ni del Otro sexo, este hombre pareciera llevar adelante un intento de anudar el goce no al Otro sexo, sino al decir verdadero, es decir, aquella vía de la verdad que anuda el decir  al saber inconciente.

Su intento seria el de abrir su goce a las vías del amor, como forma no de rechazo, sino de inscripción del encuentro con lo femenino.

Sabemos que en ese punto de anudamiento, el decir que surge, suple la no relación sexual, no la verifica en su imposibilidad, nada tiene que ver , nos dice Lacan, con la verdad de la no relación .(7). Pero a la vez, afirma la necesidad de pasar por el decir verdadero, como paso lógico previo, para arribar luego a un decir que devenga acontecimiento, que anude inconciente, goce y decir.

Por ello, no estaría mal afirmar que no todo está perdido para él. ¿Qué ocurre con ella?

En tanto “el goce de la mujer no marcha sin decir, o sea , sin el decir de la verdad”, es justo la dimensión de la verdad  como medio decir la que empieza a desvanecerse en el decir de ella, abriendo de ese modo la pregunta no por el amor, sino por su goce.

Puntualicemos que el decir de la verdad, no es decir la verdad del goce, sino sus antípodas. El decir de la verdad implica que algo del goce resta indecible.

¿Qué es, por lo tanto, lo que el encuentro con él revela en ella, cuál es su posición?

¿Qué sueña ella?

 

3* momento:  Encontrar en ella su marca.

Ella comienza a sustraerse de la escena; quiere saber si alguna vez él amó a alguna, o podríamos decir, a otra.  Ella, curiosamente, no quiere saber si la ama a ella. Él acepta en ella, el goce de un cuerpo hasta ese momento no abordado y casi temido, el de una mujer, en la que reconoce el mal de su vida. “Es en ella , en su cuerpo dormido, donde lo ve”(8). Eso es lo que la hace amable, junto con el resonar de sus gemidos, con el ruido del oleaje de mar, también oscuro, ajeno, Otro;  dimensión de aquello que el decir no anuda. Ni en él, ni en ella.

De cualquier  modo, él se engaña, “cree ser el rey de ese acontecimiento en curso, cree que existe”(9), que existe para ella.

Por el contrario, su dicha soñada (vuelve el sueño), la de ella, es estar  llena de un hombre, de él, de otro, o de otro aún.... Se nos devela  aquí parte del secreto.

Es la marca que él ha alojado en ella de lo que ella quiere desprenderse. Es ese rechazo en ella lo que desencadenará todo:  rechazo del engaño, del inconciente, del amor.

En el Seminario XXI (10) , Lacan nos advierte de que el inconciente se define por saber que el hombre no es la mujer.  El inconciente sabe que el hombre no es la mujer, pero no dice qué es una mujer. Punto de relación entre el inconciente y el goce falico.

Si en el encuentro con la histérica, el hombre tiene la pequeña posibilidad de que le surja la buena idea, la idea de que no sabe nada, ( del Otro sexo) , la misma pequeña posibilidad se abre para ella, en tanto ella, al hacer al hombre, tampoco sabe. (11).

Así ella le pregunta por el color del mar. Él responde : negro. Ella entonces, afirma que el mar nunca es negro, que él debe confundirse. Veo allí que esa pequeña posibilidad  comienza a escurrirse, para ella. Lo femenino es enigmático aún para las mujeres.

Él ha sentido el deseo de matarla, de guardarla para si, pero sin embargo se mantiene a distancia, no se lo hace saber. Esa distancia ... ¿es lo que lo resguarda? ¿De qué lo resguarda? 

 

4* momento: un “ verdadero” final: el vaticinio.

Inicia esta última escansión el punto en el que él le pregunta a ella si cree que se le puede amar, a él. Ella responde que no. Pero no solo eso.  Surge el vaticinio femenino con toda su ferocidad. Ella afirma que él anuncia el reino de la muerte,  y casi en sueños nuevamente, termina diciéndole que no siga llorando por si mismo, ya que no vale la pena. Ella se burla durmiendo.  Y esta vez, no logra hacer brotar el horror, sino al niño que él una vez fue, o que  todavía es, en algún lugar de su soledad.

Ella rechaza el saber masculino. ¿Es en ese rechazo que se constituye una mujer como vía de acceso al Otro cuerpo?  El decir estragante, superyoico es una de las vertientes del decir femenino, pero ¿abre el mismo el acceso al Otro cuerpo? ¿O solo  convierte al hombre en un “etourdit”(aturdido)? La verdadera mujer, no es una.

Con todo, él logra hacer de ese encuentro, una historia de amor. Lo cuenta de muchas maneras distintas, percatándose de  que contarlo a la vez, es también perderlo un poco.

En relación a ella, ¿qué se pierde...?

Ella se pierde, ella es la burlada.

Ella se extravía, y allí está lo que el texto dice sin decirlo.

Desde otra perspectiva: no se trataría ya de que ella fuera un sueño de él. En tanto no hace de una mujer su síntoma, sueña con una. Y la sueña allí donde no puede abordarla real –mente.

Me oriento más a pensar que todo no es más que un sueño de ella, que nos enseñaría que es de ese modo como la histérica sueña al hombre, hombre que ella a la vez encarna. Es como ella se sueña soñada por él , en tanto “la portadora de una admirable imposibilidad” que la vuelve inalcanzable para un hombre.

En esta línea, el goce fálico en el hombre es obstáculo para el acceso al Otro Sexo, tanto como para “el arrebato”, es decir, para “dejarse arrebatar”.  Y de allí la ferocidad en la histeria. M.H. Brousse retoma esta cuestión en su artículo “Ravage et desir de l’analyste”. Allí sitúa que el estrago se inscribe en el registro de la seducción como salida del penisneid, en la clínica de las posiciones femeninas. El estrago define allí, la posición femenina de querer arrebatarle-lo al hombre, llevándolo hacia el dominio de un goce innombrable. Disputa por el goce fálico , a la vez que intento de enloquecerlo, cuestión situada en El saber del Psicoanalista por Lacan.

Ubico allí lo que J-A.Miller introduce en Les us du Laps, como el sesgo de perversidad en la histeria que encuentra perfectamente situable en los personajes de Marguerite Duras. 

Hacer de lo femenino un “atributo admirable” y no un suplemento a la lógica fálica, conduce a un empuje que ya no cuestiona al falo, sino que rechaza el goce fálico en tanto discontinuo, cíclico; volviendo como consecuencia, igualmente inaccesible  lo femenino.

 

* Trabajo presentado en las Noches de la Escuela, en el ciclo El Otro- cuerpo.

 

Citas

(1)   Duras, M. El Mal de la muerte.  La sonrisa vertical. Tusquets Editores. Pag.10

(2)   Ibid. (1) . pag. 15

(3)   Lacan, J. Seminario XVIII. Inédito. Pag. 29

(4)   Ibid, (3). Pag. 29

(5)   Ibid, (1). Pag. 17

(6)   Ibid (1). Pag. 25

(7)   Lacan, J. Seminario XXI. Inédito. Clase del 12-2-74

(8)   Ibid (1), pag. 33

(9)   Ibid (1), pag. 39

(10)           Ibid. (7), clase del 15-1-74

(11)           Ibid (7), clase del 15-1-74

·         Miller, J-A. Seminario Orientación Lacaniana. Les Us du Laps.’ 99- 00. Curso 19

·         Brousse, M. H. Ravage et desir de l’analyste. En Ornicar digital N* 145. 20-10-00

·         Lacan, J. Clases “El saber del psicoanalista”. Inéditas.

 

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 18 de noviembre de 2020

LA SEXUACIÓN EN CUESTIÓN. DE NIEVES SORIA. A LA ALTURA DE LA SUBJETIVIDAD DE LA ÉPOCA.


 Voy a comentarte este libro de Nieves Soria. Si la conocés, y yo la conozco y la escucho hace varias décadas, sabrás de su capacidad y rigurosidad. Si es el caso, también habrás estado en la presentación de este libro que hicieron Susana Amado y Gustavo Dessal. No aspiro a decir nada que supere lo que ese día se dijo, que fue mucho, interesante y muy elogioso. 
Te voy a decir por qué considero que La sexuación en cuestión es un libro necesario. 

Aborda el tema que el título anticipa desde varias perspectivas: la teórica, desde la argumentación referida a los discursos de género, sus principales autores y la posición polémica de éstos en relación con el psicoanálisis. Desde una lectura propia que sigue a la letra, los planteos de Lacan y Freud sobre sexualidad y sexuación, Nieves encuentra la inconsistencia de estos discursos, sus impasses, abordando una por una las "falencias" que se le imputan al psicoanálisis: ser patriarcal, heteronormativo, falocéntrico, a las que responde respectivamente, con la falta de mediación del Edipo y de la función paterna en nuestros días, con la singularidad del uno por uno, y con el rechazo del cuerpo que implica la falta del falo simbólico como regulador de los goces del parletre: los goces del cuerpo y los de la incidencia del significante, relativos a los nombres y la función de nombrar.   
Se abordan luego las consecuencias de lo desarrollado en las clases desde la perspectiva de la clínica: la presentación de casos es una constante, y la claridad y la rigurosidad de las argumentaciones sobre los materiales es digna de destacarse. 

Otra perspectiva, sobresaliente a mi entender, es la de situar a partir de los planteos anteriores, las coordenadas de las subjetividades de la época, incididos por el discurso capitalista y el de la ciencia: linajes subjetivos que al no estar anudados por el Nombre del Padre resultan en "nuevos fenómenos clínicos respecto de lo sexual en relación con el nombre y los goces". Formas de presentación de lo que Nieves Soria llama "nominaciones líquidas", parafraseando a Bauman.

La línea sutil que guía el recorrido de los capítulos (que fueran en origen las clases del seminario que la autora dictara en la EOL en 2019) toma cuerpo: la relación de la nominación con la sexuación, y cómo esta relación se ve alterada a partir de la constatación de la inexistencia de función de la excepción. 
Entonces surge la hipótesis fuerte de este libro tan valioso: en las modalidades subjetivas cada vez más presentes en nuestros días, se juega la inexistencia de la función del Nombre del Padre y de la ausencia de su operatividad simbólica. 
Se tratará de esclarecer qué clase de nominaciones serán posibles a partir de la apertura a la terceridad que el analista y su lugar de a en el discurso analítico encarnará para los sujetos que lleguen a consultar (nominaciones "fluidas" o lábiles podríamos decir, en tanto no logran fijar el goce que yerra, tanto como yerran y sufren los sujetos por no lograr "fijarse"; por no disponer de un anudamiento que permita elaborar un saber en relación con quiénes son, cómo gozan, qué nombre se dan).
 
Allí, la orientación respecto de la ética que conviene al analista surge:  los discursos de género, ya que llevan a una desorientación y a la desaparición de la diferencia sexual, sostenida en la inexistencia de la relación sexual, "real de base que hace que la lengua y el sexo sean duales...", se inscriben en el discurso capitalista, en tanto el psicoanálisis propone una salida de dicho discurso. Tampoco conviene aspirar a restablecer el discurso del amo antiguo. Ninguna nostalgia al respecto debe guiar al psicoanalista en su acto

Desde esta perspectiva, este libro es dos libros a la vez: el que está escrito, imperdible, y el que recorrer sus páginas y seguir a Nieves y a sus colaboradores en un recorrido apasionante, promete. El que vendrá. 
Esperamos entonces, la publicación de La inexistencia del Nombre del Padre, tesis que Nieves Soria defendiera hace un par de meses, y que le significó la obtención de su Doctorado en Psicología de la Universidad de Buenos Aires.