jueves, 17 de marzo de 2022

VOLVER A FREUD? NO. JAMÁS LO DEJAMOS DE LADO.


 Vuelvo por segundo año a recorrer con asombro nuevo Estudios sobre la histeria, texto de autoría compartida y no siempre bien delimitable de Freud y Breuer. Publicado en 1895, recopila los historiales clínicos de los comienzos del inventor del Psicoanálisis, y el de Anna O, paciente de Breuer. 
Quizá el texto revele cuestiones y obstáculos de lo más actuales en nuestra comunidad. 

Comparto con ustedes un asombroso párrafo de la Epicrisis del historial de Elisabeth von R. A pesar de que Freud utilizaba por entonces referencias y analogías con la neurología y a la fisiología, dice sobre los historiales y la recepción que reciben entre los lectores: 
"No he sido psicoterapeuta siempre, sino que me he educado, como otros neuropatólogos, en diagnósticos locales y electroprognosis, y por eso a mi mismo me resulta singular que los historiales clínicos por mí escritos se lean como unas novelas breves, y de ellos esté ausente, por así decir, el sello de seriedad que lleva estampado lo científico. Por eso me tengo que consolar diciendo que la responsable de ese resultado es la naturaleza misma del asunto, más que alguna predilección mía; es que el diagnóstico local y las reacciones eléctricas no cumplen mayor papel en el estudio de la histeria, mientras que una exposición en profundidad de los procesos anímicos como la que estamos habituados a recibir del poeta me permite, mediando la aplicación de unas pocas fórmulas psicológicas, obtener una suerte de intelección sobre la marcha de la histeria. Tales historiales clínicos pretenden que se los aprecie como psiquiátricos, pero en una cosa aventajan a estos: el íntimo vínculo entre historia de padecimiento y síntomas patológicos, que en vano buscaríamos en las biografías de otras psicosis". (Página 174. Tomo II. Amorrortu). 

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