sábado, 24 de agosto de 2019

PRIMER FORO ZADIG ARGENTINA. Viernes 23 de Agosto 2019

Ayer estuve en el Primer Foro Zadig en Argentina. Como recibí mensajes preguntándome si había grabado o qué tal había estado, les cuento impresiones (lamentablemente no grabé las ponencias).

Primera impresión: ¡Qué cabezas enormes tiene Argentina en su patrimonio cultural!
No hay manera de no ver que ajustar con la cultura en los presupuestos nacionales es un acto político mayúsculo, que dejo a la interpretación de cada uno. Cada una desde su discurso (los hubo muy diversos, incluso se produjo en acto el efecto de que se hacían inconsistir unos con otros), fueron interesantes: proponían, interpelaban, cuestionaban.
Me gustaron especialmente María Paz Ferreyra, Laura Arnés y Cecilia Varela. No tengo los textos así que les cuento lo que recuerdo, que por supuesto es sólo mi lectura. María Paz Ferreyra aportó con mucha frescura y espontaneidad la perspectiva más peculiar y particular de la tarde, hablando de sí misma y planteando (casi como si hubiera leído a Lacan) que habría que hablar de feminismos y de psicoanálisis en plural; Laura Arnés trajo la interesantísima perspectiva de que el neoliberalismo (probablemente la palabra más repetida en la tarde) produce e instala modos de decir, frases, sintagmas. Que el neoliberalismo implica también una estética y una ética.
Sabemos con Wittgenstein que uno piensa como habla, y con Lacan, que uno goza como habla, por lo tanto, se trata de una manera de incidir sobre los cuerpos a través de fórmulas injertadas, impuestas; el neoliberalismo no es sólo el triunfo de un régimen en el que prevalecen las ganancias financieras por encima de cualquier otro aspecto de la vida moderna; es una maquinaria de incidir sobre los modos de goce (ver 1984 de Orwell, por citar solo un libro, o la ¨Proposición del 9 de octubre... de Lacan donde habla del objeto mirada a escala planetaria y de los procesos de segregación que contrabalancean los mercados comunes-¡pasan los años y no cede el efecto de sorpresa que esta lectura de Lacan me produce!).
Por último  Cecilia Varela introdujo, a través del comentario sobre la ley anti-trata, los efectos paradojales que la universalización necesariamente produce, efectos paradojales que toda ley genera en los sujetos: podemos decir que la ley y el deseo se rozan, en algunos casos, pero ni remotamente se recubren uno con la otra. Perspectiva a tener en cuenta junto con los de las polémicas intra-feminismos, que siempre nutrieron al movimiento y seguirán haciéndolo.

Hubo un deslizamiento interesante a mi juicio, hacia campos radicalmente diferentes, cuando se habló del aborto y de la obligación de garantizar la salud a las mujeres que eligen abortar, a la vez que se planteó el derecho a garantizar el deseo de las mujeres que deciden sobre sus cuerpos.

Por último, me quedo con el cierre de Mónica Torres, psicoanalista lacaniana, que retomó que no hay un psicoanálisis, sino muchos, diferentes, incluso muy diferentes. También planteó que Lacan, con sus fórmulas de la sexuación fue "feminista", y que las mismas dan cuenta de posiciones subjetivas y no de sexo biológico ni anatómico.
En mi lectura, extraigo como cierto esbozo de propuesta de que a los feminismos (y yo lo extendería a cualquier movimiento que se declare a sí mismo antitotalitario) les conviene la lógica no-todo, que resuena con lo diferente, con lo hétero, con lo exo, con lo que no hace sistema ni universo, con lo infinito. Por último, postura tan decidida como fuerte, Mónica dijo que el psicoanálisis acerca, o sería deseable que lo hiciera, a los hombres que lo practican a una posición femenina y que el psicoanálisis no puede ni debe abolir, para ser tal, la dimensión de la responsabilidad subjetiva frente al trauma (agrego que el trauma puede incluso involucrar delitos, que resolverán las leyes).
En conclusión, y aunque no hubo tiempo para el diálogo con la audiencia, que producirá sus propios interrogantes y conclusiones, una tarde maravillosa que aportó para los psicoanalistas la valiosa oportunidad de escuchar y saber qué piensan otros discursos, qué piensan otras mujeres que no son psicoanalistas, y poder servirse en el mejor de los casos, de esos aportes.
Por muchos Foros más, y por qué no, con la inclusión de hombres que cuenten qué piensan y sienten.

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