miércoles, 7 de agosto de 2019

PRIMER DÍA DE JORNADAS PIGLIA EN EL MALBA.¡IMPERDIBLE!

Me sobrepuse a un cuadro viral que me tiene a mal traer para acercarme al Malba, y asistir al primer día de ponencias de las Jornadas Ricardo Piglia. ¡Lo bien que hice! Les paso los titulares de lo que escuché:
La presentación estuvo a cargo de Silvana López, Noé Jitrik y Roberto Ferro. Hubo muy cálidos recuerdos de Ricardo. Jitrik se refirió al acto de justicia poética hacia Piglia, en el acontecimiento de estas jornadas. La muerte de Piglia, dijo en una fórmula muy hermosa, es para los que lo conocimos, una conversación interrumpida.
Luego hablaron Martín Kohan, que se refirió esencialmente al carácter de diferido de los Diarios... de Piglia. Una manera, según Kohan, que encontró el autor para hablar de su generación de escritores, y para hacer el traspaso de lo privado y la muerte a lo público y la vida respectivamente, en un dar a ver. Los Diarios... fueron intervenidos, desde el nudo entre vivencia y narración (Piglia estableció los textos de los mismos sabiendo que estaba enfermo, y que lo que padecía era terminal), desde el umbral de la muerte.
Luego Carlos Dámaso, leyó su texto sobre La ciudad ausente, para situarla en el ámbito de la literatura fantástica y de ciencia ficción. Señaló la intertextualidad de la novela con Bioy, Borges, Macedonio, y Joyce. La máquina que narra produce una narrativa de resistencia y combate en franca crítica hacia la política de la época.
Luego Aníbal Jarkowski habló del encuentro memorable de Piglia con el primer escritor de carne y hueso que conoció y admiró: Martínez Estrada, que fue más una idea que un escritor para Piglia, dijo. Señaló la lateralidad como la virtud cardinal del escritor en narrativa.
En la charla posterior se señaló la trascendencia de la literatura pigliana por interpelar continuamente al lector.
Luego hubo una mesa con Alejandra Laera, que habló de la relación del escritor con el trabajo, con la escritura y con el oficio de periodista, Vanesa Pafundo, que habló sobre la poética en clave autobiográfica y que la lectura siempre es un ensayo. Por último Mónica Bueno habló de la trascendencia de la presencia de las clases de Ricardo Piglia en la Televisión Pública, y la relación entre memoria y tradición (debo foto de esta mesa).
Por último, last but not least, Luis Gusmán me emocionó, y a todos los presentes, con una conferencia tan brillante como amorosa hacia Piglia, con relación a la memoria privada, apoyando su lectura en la Antología Personal que publicara el Fondo de Cultura Económica, y en La memoria de Shakespeare de Borges. La antología es la manera que tiene el escritor de plasmar lo que resta de su obra, lo que guarda para sí: sus lecturas. Porque en esencia, Piglia era un lector: no hay escritura sin corrección posterior, y el que corrige es porque lee.
Me dijeron que el sábado saldrá la cobertura de este acontecimiento cultural en la Revista Ñ, así que leerán allí más cosas. Pero para concluir podría decirles que estas jornadas son un lujo para Buenos Aires y la Argentina en general; también que me fui asombrada por la calidad y contundencia de las ponencias. Si tienen la posibilidad de ir mañana, no se lo pierdan. 
¡Felicitaciones en la persona de Denise Pascuzzo (en la foto) por la organización y la calidad de estas jornadas! Fueron organizadas por el Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Facultad de Filosofía y Letras. El comité académico está integrado por Noé Jitrik, Roberto Ferro y Silvana López. La comisión organizadora por Roberto Ferro, Silvana López, María Claudia Otsubo, Denise Pascuzzo y Hernán Rosain. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario