jueves, 8 de agosto de 2019

MAXIMILIANO FABI, HIZO UNA LECTURA DE CRIATURAS DE ARENA. UNA MARAVILLA. ¡FELICIDAD ABSOLUTA!



El aroma de la fábula

Y, en efecto, pensando yo después en esta creencia comprendí que tal disposición del cuerpo no era muy extravagante, pues, según yo recordaba, los niños, cuando todavía no tienen otra instrucción que la que les da la Naturaleza, andan en cuatro patas y sólo lo hacen en dos por la indicación de sus nodrizas, que los levantan sobre pequeños carricoches y les atan andaderas para que no caigan sobre el suelo como el único asiento en que la corporeidad de nuestra masa tiende a posarse".
Cyrano de Bergerac, Historia cómica de los estados e imperios de la Luna, (1657).

Porque el espanto aleja del rito de Venus a los ánimos dispuestos a él."
Giambattista Vico, Principios de una ciencia nueva, (1744).



Hay una filosofía de la historia inherente al psicoanálisis (especulativa, como acaso no pueda ser de otra manera para una filosofía de la historia), o más bien habría que decir que hay una filosofía de la historia inherente al pensamiento de Sigmund Freud, más específicamente en el Malestar en la cultura. Giambattista Vico, en la no muy cuidada edición que hiciera el Fondo de Cultura Económica de sus Principios de una ciencia nueva (México, 2006), ya la anticipaba diciendo que “de tal suerte la Providencia, tras ese sentido de la bestial libídine, empezó a teñir el rostro de los perdidos hombres con el rubor, del que ciertamente jamás hubo en el mundo nación no arrebolada, pues que todos usan los humanos concúbitos…". Norbert Elias hubiese hablado de un proceso de civilización. 
Leonor Curti, por su parte, ha preferido para esa dialéctica la ficción que ha denominado Criaturas de arena.
Se trata de aquella hazaña que Freud imaginaba así:
“En cuanto a la atenuación de las sensaciones olfatorias, parece ser, a su vez, una consecuencia de que al distanciarse el hombre de la tierra, incorporándose y adoptando la marcha bípeda, vertical, los órganos genitales quedaron al descubierto y necesitados de protección, con la consecuencia inmediata del pudor. La erección del hombre a la posición vertical se hallaría, pues, en el origen del proceso de la cultura, tan preñado de consecuencias"[1].
En carta a la autora, la tarde en la cual diera final a la lectura de su obra, dije que la misma se me aparecía como una novela de la tierra (más bien, acaso de la arena...)"; como un elogio al olfato", ... a todo lo que ese sentido, acaso injustamente negado, tiene de sofisticado". Fingía allí que Criaturas de arena fabula el pensamiento de Freud, pero precisamente en ese sentido que Descartes daba a la fabulación y que tanto exasperaba a Newton, quien recalcaba: hypotheses non fingo".[2]

En respuesta a un comentario que alguna vez consideró necesario el trabajo de comentar La entrada del psicoanálisis en la Argentina, Germán García recordaba que hay un orden de la historia más allá de la cronología, y que ese ordenamiento -de alguna manera- opera ahí donde hay un saber que deviene conocimiento: Le supongo a cualquier texto un saber, el mismo saber que Freud le suponía al chiste, al lapsus, al sueño, al delirio, al folklore, a la religión, etc. Y es sobre ese saber que el psicoanálisis quiere producir algún conocimiento, partiendo de que el lenguaje sabe lo que el sujeto ignora".[3]
Eso que saben los aromas y que las fragancias encubren -como se dice que encubren ciertos recuerdos-, de pronto se vuelve conocimiento para el lector de Criaturas de arena; y así la fábula -mediante una hábil salida, digamos: more geométrico- recupera algo de la scientia que algunos comentarios quisieran impugnarle cada vez que la pretenden mera" literatura.

Maximiliano Fabi
Viajero a través del tiempo; en los ratos libres: escritor.
Buenos Aires, 8 de agosto de 2019.


[1]             Sigmund Freud, El Malestar en la cultura, en Obras completas, v. III,  ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 1968, p. 28.
[2]             En nota al pie de una de las páginas de su Del mundo cerrado al universo infinito (Siglo XXI, Madrid, 1999), Alexandre Koyré señala que traducir el latín fingere por tramar", como suele hacerse, puede resultar aquí no sólo incorrecto sino, a su vez, menos expresivo que trasladarlo a la voz inglesa feign, la cual era de hecho utilizada por Newton y que en castellano decimos fingir" (ver p. 212).
[3]             Germán García, Discusión a partir de un comentario", en diario La opinión, 13 de mayo de 1979. Debo la lectura de esta documentación no menos al archivo personal de Marcelo Izaguirre que a su generosidad e indicación. El hombre de gusto -solía insinuar Burckhardt- se reconoce en tiempos aciagos por su capacidad para valorar y conservar a salvo la cultura, a la espera de que (una vez más...) hayan pasado los bárbaros.

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