Empiezo por decirles que el film de 2017 me resultó interesante, entretenido, bellísimo (como es costumbre con Sofía Coppola) y atrapante.
Es un thriller psicológico y emocional situado en 1864, en Virginia, en plena Guerra Civil del norte con el sur, en el gran país del norte. Le significó a Sofía alzarse con la Palma de Oro de Cannes de ese año, a la mejor dirección. Está basada en la novela de Thomas Cullinan, A painted devil, publicada originariamente con el título del film, The beguiled.
Sigo con el título. Para variar, en Latinoamérica una vez más el título mata mucho de lo que atrae de esta película. "Beguiled", como todos los adjetivos en inglés, no tiene género. La traducción sería algo así como "alguien seducido con alguna maña o truco, para obtener de esa persona, algo deseado". Por lo tanto titularlo "El seductor" pone el acento en el personaje del muy bello Colin Farrell, y no es ese todo el asunto. Más ajustada fue la traducción del título en España, "La seducción", porque plasma de manera enigmática el juego que se va armando entre los protagonistas.
Vamos al argumento.
Él es "el yanqui", un náufrago herido,(sólo que de tierra, escapando del frente de batalla), que es rescatado en el bosque por un ser angelical que enseguida confía en él, y lo lleva a la escuela de mujeres en la que está, podríamos decir, refugiada por la Guerra que las circunda.
Primer cuestión interesante: él es del bando contrario al de ellas. Sin embargo (se ve en el afiche así que no les cuento demasiado si avanzo por aquí), deciden curarlo, y "protegerlo" hasta que su pierna sane. Porque hay que decirlo, ¡eran muy cristianas y leían la Biblia todos los días!
Entonces él es un náufrago herido que va a parar a la "isla de Lesbos", que según las últimas investigaciones era una isla en la que se practicaba turismo sexual (lejos del sentido que se asume enseguida de que se trataba de una isla de lesbianas).
La cosa es que el náufrago va recuperando su salud, y comienza a notar que fue a parar a "una isla" en la que absolutamente TODAS las habitantes le resultan hermosas e interesantes. Ellas por su parte, en cuanto el soldado llega a la soporífera residencia, llena de lecciones y trabajo en el campo, cerca de la que explotan bombas y disparos todo el tiempo, comienzan a encenderse, a acercarse al herido con otros intereses. Al parecer, llevaban mucho tiempo cosiendo, rezando y estudiando... ¡es comprensible!
Peeeeeerooooo.... ¿dónde comienza el thriller, filmado con maestría y belleza, que nos atrapa y nos pone los pelos de punta por anticipar que las cosas, tomen el camino que tomen, no irán bien?
La sumisión y agradecimiento inicial de él, por el hecho de que esas mujeres aceptaron curarlo y ocultarlo, y por ello, salvaron su vida, va cediendo y dejando paso a su seducción compulsiva. Y el que juega con fuego...
Él cree que podrá con el pandemonium que está causando, aún en inferioridad de condiciones (no estaba del todo repuesto) en una residencia aislada del mundo, llena de mujeres hermosas.
Una tragedia se desata, en un clima de deseo sexual imparable. Cuestiones que pareciera no poder aplastar ni el paso de los siglos, ni la biopolítica y el confinamiento, ni la educación, ni las multiplicidades de género de la actualidad.
Estoy muy tentada de evocar una película de Peter Greenaway, pero mejor me callo.
La música es hermosa, la fotografía también, el vestuario (como es habitual con Sofía) es maravilloso y pulcrísimo, y el elenco, sin descollar, está muy bien: Nicole Kidman es "la reina madre", Kirsten Dunst es la institutriz, Elle Fanning una de las alumnas, y ya dicho, Colin Farrell el inoportuno soldado.
Me gustó mucho, mucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario