1981. Destaca lo inquietante de la posición simétrica de los cuerpos del hombre y la rana, ambos boca arriba, que le hará decir a Lacan que la pintura está “bien hecha para dar fe de la nostalgia de que una mujer no sea una rana”. Se refiere entonces a que Lacan seguramente no ignoraba el libro de Lévi-Strauss, Mitológicas III (El origen de las maneras en la mesa), y en particular el capítulo llamado “Cuando se es señorita”.
Lo citará: “ (...) la segunda sigue en la indistinción y el caos” (se refiere a la mujer animal). Continúa: “ Que esta mujer imposible de educar sea una rana, no es cosa que sorprenda, (...) El tránsito de la naturaleza a la cultura exige que el organismo femenino se vuelva periódico, pues el orden social tanto como el cósmico quedarían comprometidos por un régimen anárquico, bajo cuyo imperio no se sustentarían mutuamente la alternación regular del día y de la noche, las fases de la luna, las indisposiciones femeninas, la duración fija del embarazo y el curso de las estaciones. (...) Así, es preciso que las mujeres estén sometidas a reglas”.
si lo leo en la radio, me van a matar las feministas....pero me interesa el tema, por supuesto...mandame material. abrazo desde el sur,
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