Escribir es combinar letras, palabras, que configuran ideas, sentidos, sonidos, ritmos. Pero también es el arte de la alusión y de la elisión (aprendí eso hace años leyendo a Carver). Escribir es dosificar la información, la descripción de los personajes, la sutil creación del misterio, del secreto.
Pensé en estos días qué imagen podría ilustrar lo que se experimenta al escribir una novela: primero se me ocurrió la de un equilibrista. Después pensé que no era para tanto... no hay riesgo de caer al vacío con la novela. Lo peor que puede pasar es que salga mal, que sea mala, en cuyo caso alcanza con cajonearla, tirarla para que reciclen el papel malgastado, o usarla para un asado de domingo. Volví a pensar y me surgió la imagen del malabarista. Esta vez me gustó la idea. Escribir una novela es crear un universo propio; una interioridad que se vuelve exterior, y viceversa. Servirse de elementos de la vida para des-figurarlos, para atribuírselos a los personajes, para darles existencia. Es poner la vida al servicio de la literatura.
Te propongo entonces estos encuentros de letras donde diseñar la estructura, otorgar voces a los personajes, encontrar un ritmo propio, crear el universo que está a la espera.
Pueden ser encuentros individuales o colectivos (grupos pequeños), únicos o periódicos, para trabajar textos, no necesariamente una novela.
Si estás interesado, escribime a leonorcurti2002@yahoo.com
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