Deslumbrada por Loreak y por La trinchera infinita, fui por el otro film de estos directores, que empiezo a tenerlos dentro de mis favoritos: Jon Garaño y José Mari Goeanaga. En este caso, se trata de Handia, la historia del gigante de Altzo, en apariencia también basada en hechos reales. Pero este punto carece de real importancia (como ocurriera para mí en La trinchera...).
La trama es simple: una familia vasca en medio del campo, resistiendo a la pobreza con el trabajo duro de todos los brazos disponibles. Dos hermanos diferentes entre sí: uno con deseos que trasponen los límites del huerto que denodadamente trabajan, y otro que está allí, y hace lo que tiene que hacer. Martín - Joseba Usabiaga- y Joaquín - Eneko Sagardoy- respectivamente.
Ah, sí! Hay un padre, obvio. Un padre que encarna una suerte de autoritarismo campestre: da órdenes, y jamás da explicaciones, o si las da, son inconsistentes o sin hacerse cargo de los dichos alguna vez proferidos.
Estamos en la primera mitad del siglo XIX, allá por 1830.
Llega entonces el momento de la verdad para ese padre y sus dos hijos: los soldados carlistas vienen por sus hijos, para reclutarlos. Ante los argumentos paternos, los soldados deciden que se contentarán con uno de ellos (sí, recuerda La decisión de Sophie). Allí comienza una nueva vida para todos.
Cada uno librará su propia batalla, hasta el reencuentro. Será el momento de saber que nada es como había sido. Joaquín padece gigantismo, y Martín trae como secuela de la guerra un brazo inutilizado. Un derrotero impensado se les impone, como medio de vida, recordando la inmortal relación de Don Quijote con Sancho. ¡Hasta hay uno que es manco, como Cervantes!
La relación entre los hermanos se irá haciendo cada vez más intensa, a medida que los retos que la vida les va imponiendo se vuelven más serios, más duros. Habrá también una mujer, pero que en términos generales, no talla nada en la profundidad del film.
Y el final... NO TE LO CUENTO! ES TAN HERMOSOOOO! Encarna lo mejor del espíritu de la fábula, aunque la moraleja no sea tan lineal. La relación entre los hermanos será más fuerte de lo que uno pueda imaginarse, y ya no se sabrá quién era el hermano mayor, quién cuidaba a quién, quién amaba más de los dos. A piece of art!!!! Es decir, una obra de arte!
Como Loreak y La trinchera... Handia tiene esa sutileza bellísima de los gestos, de los matices, de las miradas. Pero también una estética que las otras películas no tienen: paisajes que encandilan, tomas de una belleza natural que roza con el erotismo; otras de una intensidad oscura que me evocaron a las pinturas negras de Goya.
Sin ninguna duda, te recomiendo esta preciosísima fábula; es imperdible. Ah! Sí! Está en Netflix.
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