Esta novela es casi una proeza narrativa.
Un dolor de espaldas insoportable irrumpe en la vida de un hombre que creía tener su vida resuelta y en orden.
Será ese dolor que lo atenace, que lo limite, el que empezará a llevarlo a tientas, a ciegas y con mucho dolor físico y sufrimiento, en una dirección diferente a la que su vida lleva.
Se sucederán entonces los quiebres, las rupturas y los pases de cuentas pendientes, la pérdida del control, la errancia por consultorios de médicos que no logran dar con la causa de semejante dolor.
Es que de lo que se trata no sale en una radiografía, ni en una resonancia magnética, ni en una revisación médica profunda. Se trata de estar extraviado en relación con su deseo, y de evitar pensar en ello. Se trata de haber elegido sumirse en la parsimonia de las obligaciones diarias, sin cuestionarse por qué y para qué se está donde se está.
Es cuando todo parece perdido que una lógica diferente comienza a marcar un nuevo rumbo: el delineado por el azar, por el encuentro, por lo fortuito, por lo que excede todo cálculo, medición y voluntad.
La proeza es haber narrado de manera brillante, y en muchos casos en extremo divertida, el derrotero improductivo de un hombre que carga con su dolor, deambulando por consultorios médicos y tomando analgésicos, en su intento de evitar cuestionar todos y cada uno de los aspectos de su satisfactoria vida. Una gran novela, muy contemporánea, por presentarnos cuáles pueden ser las consecuencias de ir por la vida a tientas, desorientado respecto del deseo o dejándolo caer en pos de mandatos familiares y de las ansias de poseer y conservar bienes (ya fueran materiales, o emocionales).
Muy interesante. Hay que leerla
ResponderEliminarMe alegro que te entusiasmara en la lectura! Gracias por comentar, David!
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