Bye bye El irlandés. Lo siento Martin. Tengo poco tiempo.
Welcome Los dos papas, de Fernando Meirelles, director de maravillas como Ciudad de Dios y El jardinero fiel.
Bien, larguemos!
No me considero católica. Tomé la comunión pero ya confesé ese pecado y me perdonaron (jejeje).
Con esto quiero decir que no conozco, más allá de los hechos de público conocimiento, cuán cerca de la verdad esté el film. De modo que lo comento como si fuera una ficción (imagino que no hay manera de que no lo sea).
Se trata del encuentro de dos hombres que en apariencia profesan la misma fe, comparten el mismo dogma, y sin embargo tienen posiciones antagónicas. Se encontrarán, conversarán, se escucharán, y cambiarán de a poco sus posturas.
El núcleo del conflicto argumental podría exponerse así:¿quién perdona a los que perdonan a los demás?
El encuentro revelará oscuridades en las almas de ambos, a la vez que les mostrará el camino hacia la redención (el punto de más alto riesgo del film, la historia termina demasiado bien).
El film ahonda más en la vida de Bergoglio que en la de Ratzinger. Y propone una hipótesis sobre las causas de las vacilaciones y los orígenes de las culpas que atormentan a ambos religiosos. El desparpajo de Bergoglio socaba las formalidades y las rigideces de Ratzinger. Se abren el uno al otro.
En cuanto a la calidad del film, es imperdible, si aceptamos que es una ficción. Atrapa desde el minuto 0, cautiva por sus imágenes, por el ritmo, por los profundos, inteligentes y cálidos diálogos entre ambos.
En resumen, está muy bien hecha. No te suelta en ningún momento, aunque uno conozca la historia de antemano (ya les hablé de la complejidad de los relatos o narraciones in extrema res), y lo agradecí mucho. Es un placer mirarla.
En relación con las actuaciones, el film entero es un duelo magnífico probablemente sin precedentes entre dos monstruos de la actuación. (apelo a los amigos expertos en cine para que me aporten el dato, si es que lo hay, de otro film que presente a dos colosos de la actuación, juntos, y con presencia casi constante en la película). Las personificaciones son de tan alta calidad que uno termina viendo en los actores a las personas reales, y son tan humanas y profundas, que no se puede evitar terminar amándolos a los dos (otro punto de riesgo del film; propone perfiles demasiado "amables" de los religiosos).
Tanto Hopkins, que encarna a Ratzinger, como Pryce, como Bergoglio están MAG-NI-FI-COS!!
Aún desconociendo la completa verosimilud de los hechos, si fuera el caso, vale la pena ver el film solo por sus actuaciones. Conmueve, emociona, hace pensar.
Conclusión: me gustó muchísimo, pero muchísimo. Te la recomiendo.
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