La
Divina Comedia. Dante
Alighieri. Traducción y notas de Jorge Aulicino. Editorial Edhasa. Edición
2015. Ilustraciones tomadas de William Blake. La Divina Comedia de Dante.
S. Schütze y M. A. Terzoli. Editorial Taschen. Edición 2017.
Según los estudiosos en la materia, se sabe poco de
la vida del gran poeta florentino. Menos aún del derrotero al que se vio
sometido, luego de ser desterrado (en 1302, con motivo de su participación
política y su pertenencia al grupo de güelfos blancos, cercanos al Pontificado)
por Carlos de Valois, hermano del Rey de Francia. Las casas reales europeas no
son mi fuerte, de modo que dejo estas referencias para los que saben sobre
estas menudencias. La cuestión es que le impusieron una multa, le prohibieron
ocupar cargos públicos a perpetuidad, y lo desterraron dos años. Dos meses
después fue condenado a muerte y sus bienes le fueron confiscados, veredicto
que afectó también a sus hijos varones. Dante nació en Florencia en 1265 en una
familia güelfa y murió en Rávena, en el exilio, en 1321.
No se han conservado manuscritos de su autoría,
quizás debido a la confiscación. Ciertos cotejos históricos permiten aventurar
que el Infierno se escribió entre 1306 y 1309, el Purgatorio alrededor de 1313
y el Paraíso entre 1316 y 1321. Es decir que la Divina Comedia fue escrita en
el exilio. Inclinado desde joven hacia la poesía, escribió su Comedia (así la
llama él, y “Divina” fue agregado por Boccaccio, primer biógrafo de Dante) en
lengua vulgar, en detrimento del latín; escritura que no obvió la invención de
vocablos.
Los cálculos y las aportaciones que hace el propio
autor en el Infierno, dan cuenta que el viaje de nuestro héroe, de la mano del
poeta Virgilio, que lo guiará hasta la salida del Purgatorio, comienza la noche
del Jueves Santo de 1300. El trajinar por el infierno concluye la noche del
Sábado de Gloria, en las últimas horas de la vigilia Pascual (duración
aproximada de dos días). De modo que la Comedia transcurre en Semana Santa de
1300, y culmina en el Paraíso coincidiendo con la resurrección de Cristo.
Dante se topa en su viaje con la selva oscura,
metáfora de extravío moral, y será la
compañía y sabiduría de su maestro Virgilio lo que le permitirá sortear toda
clase de fieras, peligros, horrores y angustias a través del Infierno, en su
camino al encuentro de Beatriz, que se produce en el Paraíso. Es la misma Beatriz
la que se le aparece a Virgilio instándolo a que acuda en ayuda de Dante. Hasta
aquí, una mínima información “dura” para situarnos.
Les cuento que luego de leer Infierno, anticipo que
la Divina Comedia es una obra descomunal. Con una estructura muy precisa
(delimitada por la importancia del número 3, que remite a la Sagrada Trinidad,
cada trayecto está compuesto por 33 cantos, de tercetos de tres endecasílabos;
cada parte termina con la palabra “estrella”) aúna en su texto profundamente
sincrético a seres, poetas y filósofos antiguos; la tradición clásica y la
cultura medieval, el texto bíblico, la ciencia y la geografía de la época, la
política y la historia, el mundo pagano y el cristiano.
Créanme, difícilmente
se salve alguien de encontrarse en el Infierno dantesco, que no tiene
antecedentes ni teológicos ni literarios, y que funda nuestra concepción del mismo.
Tal como lo inmortalizara Botticelli en su pintura,
es un embudo de círculos concéntricos, algunos de ellos a su vez divididos en
fosas (como el 8vo) o en giros (como el 7mo), en medio de tinieblas. Al entrar
en él, se lee la siguiente leyenda: “Dejen toda esperanza los que entran”. Según
la geografía de la época (¡aquí hasta se vuelve casi un texto antropológico por
darnos los conocimientos geográficos de su tiempo!) el Infierno se sitúa debajo
de Jerusalén, centro del hemisferio boreal, llegando en su parte más angosta a
hundirse en el centro de la tierra, donde en la parte helada del Infierno, mora
Lucifer, el ángel caído. Al salir del Infierno, Dante vislumbra una montaña, en
las antípodas de Jerusalén: es el Purgatorio ( y esto es bellísimo: al salir
del Infierno, Dante se encuentra con Lucifer, arrojado por Dios, que dotado de
tres caras y tres pares de alas gigantes de murciélago, devora en cada una de
sus tres bocas a los tres más grandes traidores: Judas Escariote, Bruto y
Casio. Lucifer al ser expulsado por Dios, habría caído en el hemisferio
austral- ¡oh no!- habiendo obligado a la tierra a replegarse en el hemisferio
norte, por temerle. De modo que ¡la única tierra que habría quedado en el sur,
sería el Purgatorio!).
Siguiendo la Ética aristotélica, más se desciende en
los círculos del Infierno a pecado más grave. El circuito parte del Ante Infierno,
donde se encuentran los pusilánimes; “la secta de los condenados que no agradan
a Dios ni a su enemigo” (cita de la edición mencionada más arriba). Para
recorrerlo todo, habrán de cruzar ríos hirvientes, de sangre, llenos de
sufrientes en eterna agonía, y evitar la amenaza de fieras salvajes de toda
índole. Parte del primer círculo o Limbo. Del 1er círculo al
5to incluido, hallamos a los pecadores por desmesura: lujuriosos, glotones,
avaros y derrochadores, iracundos y perezosos, los no bautizados;¡ los poetas!.
En el 6to están los heresiarcas, y en el 7mo los violentos, divididos en 3
recintos: los violentos contra el prójimo, contra sí mismos y contra Dios y la
Naturaleza, respectivamente. En el 8vo, dividido en 10 bolsas, los fraudulentos
(rufianes y seductores, aduladores, simoníacos, magos y adivinos, hipócritas,
ladrones, malos consejeros, cizañeros, falsarios, entre otros). Finalmente, el
9no círculo está dispuesto para los peores pecadores que pudieran existir: ¡los
traidores!: dividido en 4 recintos, se ubican allí según la magnitud de la
traición, los traidores a sus parientes, a su patria, a sus huéspedes, y por
último, a la majestad humana y divina. Les dije, ¡no se salva nadie!
Cargada de simbolismos, de metáforas, de alusiones a
la cultura griega, a sus dioses, a Cristo, Dante se venga y hace justicia a su
vida con su obra. Menciona, haciendo gala de un lirismo impresionante, a los pecadores de toda índole por su nombre,
apellido y cargo, cuando lo tuvieren. Lamenté no haberla leído antes tanto como
desconocer la lengua de Dante, que en alguna medida habrá sido la de mis
ancestros, para gozarla más.
Me voy ahora que me espera el Purgatorio.
Ah! La ilustración en la que Dante y Virgilio se encuentran a las puertas del Infierno, es del genial William Blake.
Muy bueno!! :)
ResponderEliminarEs genial! Te aseguro. ¡Gracias Diego por pasarte siempre! El blog es muy visitado, pero muyyyyy silenciosamente ;) Los comentarios me alegran!
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