Es el poder de una intuición tan clara como hiriente, que los hace percibir, ver, sentir corrientes subterráneas que comienzan a aflorar en una época determinada, y que irán configurando rasgos de las generaciones que vendrán.
Rasgos que se perciben a pesar de la voluntad, y que inevitablemente vuelven los días muy difíciles de sobrellevar a quienes detentan ese poder.
Poder al que por otra parte, no pueden renunciar, y que los distancia de los demás: simplemente ven cosas que el resto del mundo no ve. Se anticipan a su época, y suele suceder que eso no redunde en algo positivo para ellos. Pienso en David Foster Wallace, en George Orwell, por supuesto en James Joyce.
Scott Fitzgerald es uno de esos escritores que a mi criterio, poseyó ese don, esa intuición, que se lee en cada línea de su novela El gran Gatsby. Enorme novela que no recibió la exitosa recepción que habría merecido.
En la misma nos presenta la historia de Gatsby, un self-made man que se lanza al mundo a hacer fortuna, de modos no del todo confesables, para merecer al volver, el amor de Daisy, su enamorada. Para ello, a su vuelta, brinda fastuosas fiestas llenas de frívolos desconocidos, que exprimen la generosidad del excéntrico y misterioso anfitrión sin ningún reparo. Él por su parte, brinda esas fiestas con la ilusión de que algún día Daisy asista. Una de las líneas narrativas fuertes de la novela es justamente la de la relación entre el pasado y el presente. ¿Hay algo del pasado contrariado que pueda recuperarse en el presente? Gatsby piensa que sí, sobre todo porque ahora es millonario; Daisy reconocerá en él un "buen partido", un hombre para no dejar pasar de largo. Sin embargo, gracias al relato de un amigo de Gastby, Nick Carraway (otra de las líneas fuerza del relato es que es un relato dentro de otro relato) sabremos que Daisy jugó su partida con Tom, un millonario tan banal como mentiroso e infiel, con el que en apariencia no es feliz. Allí se plantea el nudo dramático de la novela, que les recomiendo que lean.
En la misma nos presenta la historia de Gatsby, un self-made man que se lanza al mundo a hacer fortuna, de modos no del todo confesables, para merecer al volver, el amor de Daisy, su enamorada. Para ello, a su vuelta, brinda fastuosas fiestas llenas de frívolos desconocidos, que exprimen la generosidad del excéntrico y misterioso anfitrión sin ningún reparo. Él por su parte, brinda esas fiestas con la ilusión de que algún día Daisy asista. Una de las líneas narrativas fuertes de la novela es justamente la de la relación entre el pasado y el presente. ¿Hay algo del pasado contrariado que pueda recuperarse en el presente? Gatsby piensa que sí, sobre todo porque ahora es millonario; Daisy reconocerá en él un "buen partido", un hombre para no dejar pasar de largo. Sin embargo, gracias al relato de un amigo de Gastby, Nick Carraway (otra de las líneas fuerza del relato es que es un relato dentro de otro relato) sabremos que Daisy jugó su partida con Tom, un millonario tan banal como mentiroso e infiel, con el que en apariencia no es feliz. Allí se plantea el nudo dramático de la novela, que les recomiendo que lean.
¿Por qué quiero reivindicar a Scott hoy? Por su mirada desencantada y quirúrgica, precisa, de la sociedad de su época. También por el cinismo descarnado que despliegan sus personajes, con la excepción de Nick.
Casi al final de la trama, Nick hace una reflexión sobre la unión Tom-Daisy (no digo matrimonio con toda intención), que anticipa los modos de relacionarse con los partenaires amorosos que reconocemos, o al menos yo reconozco, en nuestros días.
"-Y si piensas que no tuve mi parte de sufrimiento, mira, cuando fui a entregar aquel apartamento y vi esa maldita caja de galletas para perros sentada allí, en el aparador, me senté y lloré como un crío. Por Dios que fue horrible.
No podía perdonarlo ni gustarme, pero vi que lo que había hecho estaba, para él, plenamente justificado. Era todo muy despreocupado y confuso. Ellos eran gente despreocupada, Tom y Daisy: destrozaban cosas y criaturas y luego se refugiaban en su dinero o su vasta despreocupacion, a lo que fuera que los mantenía juntos, y dejaban que otros limpiaran la mugre que habían hecho..."