martes, 21 de noviembre de 2017

Desarticulaciones de Silvia Molloy

Leí esta pequeña gran novela. Cuando cuidé a un ser querido cuya mente llevaba años diluyéndose, no imaginé que alguien pudiera escribir sobre eso con tal precisión poética, con el pudor necesario, con el amor, imprescindible en esos casos, con que lo hizo Molloy.

Una muestra, del capítulo Como un ciego de manos precursoras. 
"(...) Me costaba aceptar que había empezado a poner en práctica, instintivamente, la memoria de las manos. Como la Greta Garbo de Reina Cristina, estaba recordando objetos, no para almacenarlos en su mente sino para orientarse en el presente".

lunes, 13 de noviembre de 2017

A dream of Joy-ce. Un sueño de alegría


El viernes pasado hablé sobre Joyce y su obra, en particular sobre El retrato del artista adolescente y Ulises, a mis colegas del taller Invencible de Fabián Casas. Hablar de su obra es hablar de su vida. Están entretejidas de manera insoslayable como en pocos casos.
Leer Ulises no deja impávido a nadie. Sus personajes son tan humanos que es imposible que lo que les ocurre no afecte al lector. Bloom, Molly, Stephen, incluso Dublin, otro personaje siempre presente, se inoculan en el alma del lector y le atraviesan el cuerpo, tanto como lo hace el lenguaje.
Joyce fue prohibido, sus libros quemados; fue tratado de hereje y traidor. Pero lejos de acobardarlo, ese marco de rechazo lo fortaleció; lo llevó del Doomsday al Bloomsday; del Bloomsday al Finnegans Wake, canto ecuménico, llamado lúdico a todos los hombres, en varias lenguas, muchas de las cuales Joyce conocía y dominaba, gracias a su oído privilegiado, a la educación jesuítica recibida desde niño y a su deseo (aprendió noruego para leer a Ibsen en su lengua), escrito con las leyes que Freud delimitó para el trabajo del inconciente (condensación, desplazamiento). Sus palabras-valija son juegos, no delirio.
Fue una mañana luminosa para mí y ojalá haya entusiasmado a más lectores a volverse joyceanos, tal como me pasó a mí.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Fuerza motriz

"No hay nada que pueda sustituir a la pasión individual como fuerza motriz de todas las cosas, ni siquiera el arte y la filosofía". 7 de febrero de 1905. James Joyce.

"There´s nothing that can substitute individual passion as driving force of everything, not even art and philosophy". (translation is mine). J. Joyce.

lunes, 6 de noviembre de 2017

En el aniversario de la muerte de Roland Barthes: La séptima función del lenguaje. de Laurent Binet. La intelectualidad francesa en pie de guerra por un manuscrito secreto.

 



Conmemorando el fallecimiento de Roland Barthes, una divertidísima novela sobre la intelectualidad francesa de fines del siglo pasado, puesta bajo la lupa, bajo sospecha. 

La séptima función del lenguaje. De Laurent Binet. Editorial Seix Barral. (2015)

La muerte accidentada de Roland Barthes el 25 de marzo de 1980 y su ficcionalización como posible asesinato, es el puntapié inicial para el armado de un thriller satírico apasionante. Junto con el gran crítico francés del siglo XX, desaparece un documento que guarda un tesoro: el esclarecimiento de la séptima función del lenguaje: contraseña, llave maestra que abriría todas las puertas, derribaría muros; arma indestructible que podría cambiar la historia; la del pensamiento, la de los intelectuales, la de una nación, la del mundo. ¿Posee el lenguaje una función encantadora o mágica?
El comisario Jacques Bayard será el encargado de buscar dicho documento, que al momento se ha vuelto una cuestión de estado, pero considerándose neófito absoluto en el ámbito en el que su investigación se desarrollaría, se ocupa de encontrarse un intérprete, el profesor Simon Herzog, quien lo guiará como un lazarillo, por los senderos laberínticos de la lingüística y del pensamiento francés de aquellos años. Ambos se embarcarán en una suerte de road movie  literaria que los llevará a recorrer París detrás de Jakobson, de Foucault,  de Derrida, de Althusser, de Guattari, de Sollers, de Kristeva y de todo posible interesado en hacerse del valioso documento; irán a Italia detrás de Umberto Ecco; luego cruzarán el charco para llegarse a Cornell University donde se toparán con Chomsky, Rorty, Saïd, Searle y otros, en una conferencia sobre el giro de la lingüística de aquel entonces.
Es una novela desopilante, en la que no faltan los esclarecimientos teóricos (que Herzog debe hacer para Bayard), los perfiles narcisísticos de los implicados, la noche en los cabarets parisinos, las justas de saber y oratoria, los espías, los debates presidenciales (entre Giscard y Mitterand), el sexo desenfrenado, y una mirada irónica muy directa sobre la intelectualidad francesa, de la que pocos quedan a resguardo.
En el final, con una estrategia barroca y más allá del subjetivismo, del relativismo y del objetivismo, Binet nos conduce al punto en el que el arma más poderosa que el hombre parece tener es el lenguaje y su uso creador ( si no mágico) que puede torcer destinos y hacer de las falencias, fortalezas.

  

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Se viene Ulises de Joyce!

El viernes 10 podré compartir el entusiasmo que me generó la lectura de Ulises de James Joyce, con los amigos escritores de los talleres de Fabíán Casas, genio total que se prendió con la propuesta.