jueves, 31 de diciembre de 2020

BANKSY PARA TERMINAR EL 2020. EL COPYRIGHT ES PARA POLICÍAS.










Creo que este año pandémico tuvo la valorable virtud de mostrar la fibra más íntima de cada un@: pudimos ver y mostrarnos a nosotr@s mism@s de qué estamos hechos.


Ojalá podamos volver a relacionarnos en este 2021 sin olvidarnos de lo que este 2020 nos dejó aprender. 


¡POR UN MEJOR AÑO PARA TODOS! 

¡FELICIDADES! 




 

domingo, 27 de diciembre de 2020

BANSKY. EL COPYRIGHT ES PARA POLICÍAS.


 Es un secreto a voces la admiración que siento por Banksy y su obra. Su manera audaz de intervenir las ciudades, y su desparpajo artístico para hacerlo. 
Este libro, una reciente adquisición, reúne completo su libro Banging your head against a brick wall, de 2001(autoedición del autor), con textos de Wall and piece, de 2005, publicada por Penguin Random House, aunque ambas, como la que hoy les presento, fueron hechas sin derechos reservados (inevitablemente recuerdo una agria polémica que se despertara en Argentina en plena cuarentena a raíz de un sitio virtual que se propuso compartir pdfs de obras literarias. Cuando la economía se detenía por completo, las librerías no podían abrir, y la industria editorial estaba en coma desde hacía tiempo... hubo algunos autores que se sintieron profundamente agredidos ante la sola idea de compartir alguna de sus obras de manera gratuita, virtual y global; no fue mi caso que siempre agradezco el hecho de ser leída, habida cuenta de que existen Homero, Cervantes, Shakespeare y Joyce, por ejemplo). 
Para citar al autor: "Nada dispersa el entusiasmo tanto como el valor de una entrada". Comparto hoy uno de los textos del libro y la ilustración que lo acompaña. 

sábado, 26 de diciembre de 2020

MISTERIO E INSONDABLE DECISIÓN. BALANCE DE LA CUARENTENA 2020: UN NUEVO LAZO.

Hoy me permito una licencia en mi blog, que es público y abierto, visitado por gente de diversas partes del mundo. Si me siguen por facebook no será una completa novedad, dado que ya conocen a las mujeres de las fotos. Si no es así (están muy invitados a visitar mis sitios virtuales como el blog, mi canal youtube y mi grupo en facebook; encontrarán los enlaces al final) se las presento. Son mi madre y mi hija. Hoy publico este post en el que hablo de cosas mías, por las mejores razones, o al menos espero que lo sean.
 
Este año que nos tuvo en vilo, amenazados y confinados, puso a la humanidad toda en jaque y a prueba. Al parecer lo seguirá haciendo por un tiempo más, hasta que se vacune a gran parte de los que habitamos el planeta y las vacunas den prueba de su efectividad y de la durabilidad en el tiempo de su efecto. Es fácil entender, o para mí lo es, por qué nos puso en jaque. Un virus en principio mortal (y letal según el momento, el lugar y las informaciones que fuimos recibiendo a lo largo de los meses, a todas pruebas inconsistentes) se contagiaba por cercanía con otro ser humano que, para empeorar la situación, podía ser portador asintomático, es decir, ir por la vida contagiando sin saber que estaba infectado. Tremenda responsabilidad cayó sobre nuestras mentes y nuestros actos más banales y cotidianos. Al menos media humanidad (me refiero a Occidente) se blindó. Nos blindamos. En un acontecimiento sin precedentes en la historia, media humanidad permaneció en sus hogares durante casi dos meses. Tiempo en el que como efecto no buscado, vimos renacer a la naturaleza en todas sus expresiones, ya fueran en el reino vegetal, animal, mineral o acuático. Como contrapartida a tanta bonanza, empezamos a sufrir los seres humanos: el aislamiento, el cese de toda actividad social, cultural y económica comenzaron a producir estragos en las subjetividades y en los bolsillos que sostenían los hogares paralizados y virtualizados hasta lo indecible. El virus silencioso atacaba lo más humano que hay: el lazo con los otros. 
Durante todos los meses de cuarentena, que en Argentina se extendió por casi 9 meses, mis salidas se redujeron a ir por alimentos, a la farmacia, o a visitar a mi madre (vivimos cerca de modo que podía hacerlo caminando y con barbijo).  Luego se sumó mi hija a los encuentros, que en general eran una vez por semana, si no recuerdo mal (la pandemia afectó mi memoria a mediano plazo, fundiendo hechos y circunstancias en un caldo uniforme devenido limbo temporal), 
Ellas fueron las presencias con las que alimentaba y saciaba la desesperación por tener a los seres queridos al alcance de la mano; por sentir la vibración de sus voces por fuera de los artefactos de la tecnología, por sentir lo que de manera cursi pero efectiva se describe como calor humano; la presencia física cercana de otro ser vivo; uno de los testimonios de lo vital. 

Los medios virtuales (principalmente el Zoom, que llegó para quedarse, porque nos mantuvo conectados, porque es un instrumento muy útil para "reunirse" con gente en cualquier lugar del mundo) poblaron las horas con actividades variopintas y por demás interesantes, hasta alcanzar el nivel del frenesí: ¡siempre era lunes a las 10 A.M! Quiero decir, dejaron de existir los momentos para almorzar/cenar, los tiempos de ocio en soledad, los fines de semana, los feriados. Esto generó en muchos de nosotros, alteraciones del sueño, de la productividad, de la capacidad de concentración, cansancio de vista, síntomas de todo tipo, dolores lumbares por la cantidad de horas que pasábamos sentados, además de agotamiento físico y mental. Va a ser muy bueno conservar las posibilidades del Zoom, pero habrá que no perder de vista la escala humana de la cosa, y no dejar de tener en cuenta que ya no estaremos frente al acontecimiento imprevisto (del que cada uno se recuperó como pudo) sino que estaremos instalando un circuito de repetición de algo ya vivido; habrá que ser prudentes y cuidadosos en eso.
 
Sin embargo, hubo aspectos que la intensa vida virtual no logró colmar en mí: la necesidad del contacto humano verdadero, el que pone en juego la presencia física del otro. Y fue allí donde ellas fueron imprescindibles. Somos tres mujeres de armas llevar. Tenemos temperamentos bien diferenciados, gustos e ideas que en muchas ocasiones no concuerdan. Durante todos estos meses nos reímos, comimos (siempre que nos reunimos comimos...), brindamos más de una vez, nos mareamos más de una vez, discutimos, nos maltratamos, nos perdonamos, nos entendimos. Con el tiempo la reunión semanal se iba volviendo impostergable, a la vez que aprendíamos a respetar los silencios misteriosos de cada una. 
Como además de ir descubriendo cómo hacer con la pandemia, termino en estos días una novela bioficcional, pensé durante este tiempo fuera del tiempo en muchas cuestiones relativas a los lazos que nos unen. Me esclarecí por ejemplo respecto de la insondable decisión que implica aquello que los hijos toman de sus padres: imposible calcularlo, inútil proponerse nada al respecto. La maternidad se verificó para mí como una tarea imposible que sin dudas Freud tendría que haber agregado a la de gobernar, educar y psicoanalizar. Lo es porque todas somos pésimas encarnándola. Porque entre nosotras, y a pesar de que nos creamos las mejores o al menos dignas en la tarea, hacemos lo que podemos, en una mezcla torpe de querer ser mejores que nuestra madre, con la tan humana como estúpida pretensión de que nuestros hijos sean felices. A ello se agrega el delirio de que lograrlo nos involucra de manera directa (estúpida y omnipotente idea), y el ir tras ellos en el desesperado e infructuoso intento de que no sientan que somos de otra época, y asuman que los entendemos, que estamos alineados con la cosa de que el mundo cambió, que el siglo XX acaba de terminar este fin de 2020 (eso pienso yo al menos), y que tenemos experiencias taaaaaan interesantes para el mundo que viene que ellos están en la obligación de prestarnos atención y tener en cuenta lo que les decimos. Por lo mismo, paradójicamente, es que podemos aliviarnos de la carga. No decidimos nada. 
La dolorosa realidad es que estamos más perdidos que ellos frente al mundo nuevo y diferente que se avecina; ellos están mucho mejor preparados para el desafío. 
Disfruto mucho por ejemplo, cuando mi hija me enseña con ahínco, dedicación y una importante cuota de resignación, los códigos secretos de las redes: qué se responde y cuando; que los emoticones no se responden, que ¡¡las reacciones a las historias del face tampoco!! Que nadie espera que lo haga, insiste; es perder el tiempo. Que la gente mira las historias de los demás no por interés en la persona en cuestión, sino por aburrimiento, por el encantamiento automático que produce el algoritmo o... ¡¡¡¡¡para terminar de gastar la batería del celular y ponerlo a cargar!!!!! Estos comentarios me descubren un mundo al que me asomo con precaución, curiosidad y asombro. 
Luego de la intensa y extrema experiencia que implicó la cuarentena, pienso que tomé de mi madre cierta alegría de vivir, a veces tan extrema que los hijos no la entendemos y nos enojamos con ella; su gusto por la música y por el mundo, vasta extensión poblada de maravillas a la espera de ser descubiertas, y cierto aire libertario que descubrí en ella hace apenas unos años y que encuentro en mí recién hace un par. Ella, por su parte, me taladró la cabeza con la universidad, los estudios y la política; yo me quedé con esas "nimiedades" con las que me construí a "mi madre", no la que ella supuso ser. 
De mi hija, sé que "le contagié" el amor a los gatos, el sentido estético, algún grado de coquetería también, por qué no;  y cierta información "genética" que le inoculé desde antes que naciera: Los Beatles, Queen, pasión por el canto, Liza Minelli, Les Luthiers, y alguna que otra cosa que me olvido (la pandemia... ya les dije). En los últimos años, el fanatismo por un mar turquesa y tibio, que hizo las delicias de nuestras vacaciones juntas, y el don de moverse como pez en el agua entre las palabras y los silencios de un texto. 
Como saldo de cuarentena me quedo con un lazo entre nosotras que se volvió más sólido, más vivo, y que gusta de los descubrimientos y los desafíos que la vida nos fue proponiendo y que estimo seguirá proponiéndonos. Como saldo de una calamidad como la que atravesó y atraviesa la humanidad toda, no es poca cosa. 
¡FELIZ 2021 PARA TODOS, A PESAR DE LA PANDEMIA Y EL COVID! 
HOY SABEMOS QUE LA COSA NO ES NO CAER, SINO LEVANTARSE Y HACERLO CON DESEO Y UNA DOSIS DE ARTE. 

Les dejo los enlaces de mis redes: 
En Facebook me encuentran por mi nombre y en el grupo Libros de Leonor Curti
En instagram (aunque estoy muy tentada de cerrar la cuenta en estos días) también con mi nombre.
Y este es el enlace a mi canal de youtube, al que están invitadísimos a suscribirse, si quieren claro: https://www.youtube.com/channel/UCbzp25hBON0gGNIK-NikrCQ

jueves, 24 de diciembre de 2020

martes, 22 de diciembre de 2020

miércoles, 16 de diciembre de 2020

EL AÑO PRÓXIMO ESTARÉ DICTANDO UN NUEVO CURSO DE POSGRADO DEL CENTRO DE ESTUDIOS PSICOANALÍTICOS. ECOS DEL ANONIMATO: El poder-decir femenino. Las mujeres en las letras.





 Están tod@s invitad@s al nuevo curso de Posgrado que dictaré el año próximo en el Centro de Estudios Psicoanalíticos de la UNSAM: 

ECOS DEL ANONIMATO: El poder-decir femenino. Las mujeres en las letras. 


Dijo Virginia Woolf

"Durante la mayor parte de la historia anónimo era una mujer".

El programa propone un recorrido por obras de la literatura universal en las que se haya dado voz a las mujeres, hayan sido escritas por mujeres o por hombres. 
Abordaremos los siguientes ejes: las mujeres y las leyes la familia, el amor, el deseo, el cuerpo, la sexualidad, la reproducción, el trabajo y la creatividad entro otros. 

Leeremos obras de Sófocles, Shakespeare, Lope de Vega, Sor Juana Inés de la Cruz, Virginia Woolf, Marguerite Duras, Sara Gallardo, James Joyce, García Lorca, William Faulkner, Alessandro Baricco, entre otras. 

¡Será virtual de modo que es abierto a l@s interesad@s de habla hispana en cualquier lugar del mundo! 

Van a encontrar los detalles en el formulario de pre-inscripción, entrando al siguiente enlace: 


O escribiendo a : posgradoscep@unsam.edu.ar











Continuaré dictando también el curso Psicoanálisis. La feminidad, los feminismos. 


¡L@S ESPERAM@S!

martes, 15 de diciembre de 2020

Federico García Lorca Poemas de Soñando en la mar amarga Brindis de fin de año y de las lecturas compartidas.

ANN REINKING. ❤️❤️ ARTE HECHO CUERPO❤️❤️. GRACIAS DIOSA!

 Este año trajo una plaga a la humanidad.

No sólo el covid, sino un siniestro encarnizamiento que nos deja cada vez con menos gente talentosa, inspirada. Menos de esas personas que hacen del mundo un lugar mejor a través de sus dones, de su genio y de su arte.

Partió hace horas ANN REINKING.

Tristeza. 



viernes, 11 de diciembre de 2020

10 de diciembre. Aniversario de nacimiento de Emily Dickinson. Poemas


 El 10 de diciembre de 1830 nació en Estados Unidos, la poeta Emily Dickinson (sí, el mismo día que Clarice Lispector).

Provenía de una familia prestigiosa. Nunca se casó y vivió gran parte de su vida rehuyendo de los lazos sociales, hasta llegar a un estado cercano al confinamiento en su cuarto.
Publicó poco de su poesía en vida, y ésta sufrió el impacto de los editores, que los alteraron. Sus poemas se caracterizan por carecer de título, con rimas imperfectas y puntuación peculiar. 
No fue sino hasta su muerte, que su hermana Lavinia descubre sus poemas (en 1886) y su poesía alcanza su merecida magnitud. Se sabe que sus lecturas incluían a Shakespeare, a Tennyson, a Coleridge, a Hawthorne, a Dickens, y a los poetas Keats y Browning.

Dijo Jorge Luis Borges sobre ella, en el prólogo a Poemas: 

"(...) No hay, que yo sepa, una vida más apasionada y más solitaria que la de esa mujer. Prefirió soñar el amor y acaso imaginarlo y temerlo. En su recluida aldea de Amherst buscó la reclusión del color blanco y la de no dejarse ver por los pocos amigos que recibía. (...) la cadencia, la entonación, la pudorosa complejidad de Emily Dickinson aguardan al lector de estas páginas, en una suerte de venturosa transmigración. 

                                                                                                   Buenos Aires, 3 de mayo de 1985".

Comparto con ustedes, algunos de sus poemas. 


Poema 37

Corazón, le olvidaremos
en esta noche tú y yo.
Tú, el calor que te prestaba.
Yo, la luz que a mí me dio.
Cuando le hayas olvidado
dímelo, que he de borrar
aprisa mis pensamientos.
Y apresura tu labor
no sea que en tu tardanza
vuelva a recordarle yo.



Selección

De las almas creadas
supe escoger la mía.
Cuando parta el espíritu
y se apague la vida,
y sean Hoy y Ayer
como fuego y ceniza,
y acabe de la carne
la tragedia mezquina,
y hacia la Altura vuelvan
todos la frente viva,
y se rasgue la bruma...
yo diré: Ved la chispa
y el luminoso átomo
que preferí a la arcilla.



Coloquio

Había muerto yo por la Belleza;
me cercaban silencio y soledad,
cuando dejaron cerca de mi huesa
a alguno que murió por la Verdad.
En el suave coloquio que entablamos,
vecinos en la lúgubre heredad,
me dijo y comprendí: Somos hermanos
una son la Belleza y la Verdad.
Y así, bajo la noche, tras la piedra,
dialogó nuestra diáfana hermandad
hasta que el rostro nos cubrió la yedra
y los nombres borró la eternidad.



Ensueño

Para fugarnos de la tierra
un libro es el mejor bajel;
y se viaja mejor en el poema
que en el más brioso y rápido corcel
Aun el más pobre puede hacerlo,
nada por ello ha de pagar:
el alma en el transporte de su sueño
se nutre sólo de silencio y paz.


miércoles, 9 de diciembre de 2020

10 DE DICIEMBRE. DÍA DE CLARICE LISPECTOR. INVITACIÓN ESPECIAL Y LA HORA DE LA ESTRELLA, UNA DE MIS NOVELAS FAVORITAS.


 El 10 de diciembre, conmemorando su nacimiento, se festeja en varios lugares del mundo, el día de Clarice. Una suerte de "Bloomsday", pero dedicado a la gran escritora brasileña. 

Además de hacerles extensiva la invitación al festejo que organizan para la ocasión, mis queridas amigas Miriam Pais y Martha Rodríguez en el facebook de Café vivo con Clarice, te cuento de La hora de la estrella, una de mis novelas favoritas de la Lispector, que me hace evocar a Sangre de amor correspondido de mi admirado Manuel Puig, y a Enero de mi otra escritora favorita, Sara Gallardo. 
Terminada poco antes de su muerte, ocurrida el 9 de diciembre de 1977, la novela narra la historia de Macabea, una joven del nordeste brasileño, pobre y en los márgenes de la cultura. Ella se traslada a la efervescente Río de Janeiro, epítome del progreso y la riqueza, ausentes en su tierra. 
Dijo su autora: "Es la historia de una inocencia herida, de una miseria anónima, sobre una muchacha que no sabía que ella era lo que era y que por ello no se sentía infeliz". 
Con los signos de la cultura de masas, tan presente también en Puig, Macabea flota entre discursos, entre quehaceres, cine y películas, entre sueños y anhelos que les son ajenos. Un hombre y su desdén le harán tomar noticia de quién es para los demás. Entonces la desdicha se apoderará de ella, con un final que no por algo predecible, deja de resultar impactante por el tono magistral que asume la narración: entre el desasosiego, la profunda tristeza y la debilidad mental, la muerte cumplirá su vaticinio fatal. 

Dice Clarice en la dedicatoria del autor: 
"(...) y no olvidar que la estructura del átomo no es percibida aunque se sepa que existe. Sé de muchas cosas que no vi. Y ustedes también. No se puede dar una prueba de la existencia de lo que es más verdadero, la cosa es creer. Creer llorando.
Esta historia sucede en estado de emergencia y de calamidad pública. Se trata de un libro inacabado porque no tiene respuesta, respuesta que, espero, que alguien en el mundo me dará. ¿Ustedes? Es una historia en tecnicolor para tener algún lujo, por Dios, que yo también lo necesito. Amén por todos nosotros". 

La hora de la estrella es una historia que crea belleza allí donde no la hay; que genera absurdamente alguna esperanza en el anodino sacrificio de una vida caracterizada por la inocencia y por el amor que vuelve al amante dependiente del amado, dejándolo a expensas de éste.  

YAPA INCREÍBLE QUE DEBO A OTRA QUERIDA AMIGA, BLANCA MUSACHI: el link de youtube al
Film!!! 
youtube: https://www.youtube.com/watch?v=376JgN-2cEc

domingo, 6 de diciembre de 2020

EXTIMIDAD. LA CIUDAD De KAVAFIS

LA CIUDAD

Dices: “Iré a otra tierra, hacia otro mar,
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
y muere mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo los ojos solo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí”.

No hallarás otra tierra ni otro mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad es siempre la misma. Otra no busques -no la hay-
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.