jueves, 25 de marzo de 2021

En el aniversario de la muerte de Roland Barthes: La séptima función del lenguaje. de Laurent Binet. La intelectualidad francesa en pie de guerra por un manuscrito secreto.

 

Conmemorando el fallecimiento de Roland Barthes, una divertidísima novela sobre la intelectualidad francesa de fines del siglo pasado, puesta bajo la lupa, bajo sospecha. 


La séptima función del lenguaje. De Laurent Binet. Editorial Seix Barral. (2015)

La muerte accidentada de Roland Barthes el 25 de marzo de 1980 y su ficcionalización como posible asesinato, es el puntapié inicial para el armado de un thriller satírico apasionante. Junto con el gran crítico francés del siglo XX, desaparece un documento que guarda un tesoro: el esclarecimiento de la séptima función del lenguaje: contraseña, llave maestra que abriría todas las puertas, derribaría muros; arma indestructible que podría cambiar la historia; la del pensamiento, la de los intelectuales, la de una nación, la del mundo. ¿Posee el lenguaje una función encantadora o mágica?




El comisario Jacques Bayard será el encargado de buscar dicho documento, que al momento se ha vuelto una cuestión de estado, pero considerándose neófito absoluto en el ámbito en el que su investigación se desarrollaría, se ocupa de encontrarse un intérprete, el profesor Simon Herzog, quien lo guiará como un lazarillo, por los senderos laberínticos de la lingüística y del pensamiento francés de aquellos años. Ambos se embarcarán en una suerte de road movie  literaria que los llevará a recorrer París detrás de Jakobson, de Foucault,  de Derrida, de Althusser, de Guattari, de Sollers, de Kristeva y de todo posible interesado en hacerse del valioso documento; irán a Italia detrás de Umberto Ecco; luego cruzarán el charco para llegarse a Cornell University donde se toparán con Chomsky, Rorty, Saïd, Searle y otros, en una conferencia sobre el giro de la lingüística de aquel entonces.
Es una novela desopilante, en la que no faltan los esclarecimientos teóricos (que Herzog debe hacer para Bayard), los perfiles narcisísticos de los implicados, la noche en los cabarets parisinos, las justas de saber y oratoria, los espías, los debates presidenciales (entre Giscard y Mitterand), el sexo desenfrenado, y una mirada irónica muy directa sobre la intelectualidad francesa, de la que pocos quedan a resguardo.
En el final, con una estrategia barroca y más allá del subjetivismo, del relativismo y del objetivismo, Binet nos conduce al punto en el que el arma más poderosa que el hombre parece tener es el lenguaje y su uso creador ( si no mágico) que puede torcer destinos y hacer de las falencias, fortalezas.

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