A las campanas de Orvieto
Signo del único dominio, de la miseria
absoluta:¿por qué entonces, inciertas, múltiples,
suenan, campanas, en la mañana dominical?
Al tren detenido, en la estación blanca y empapada
de esta ciudad encerrada en su viejo silencio,
traen, fresquísimo, un espasmo de vida.
Casas, alrededor, apartadas, calles, prados, edificios,
pasos a nivel, canales, campos neblinosos,
son la materia, no de este fugaz, intacto, sonido,
sino de una íntima y eterna dulzura de ustedes...
¿Quiere decir que en el fondo del despiadado poder
hay un miedo vital, en el fondo de la resignación
un poder misterioso, y feliz, de vida?
De Nada personal. Editorial Ediciones en danza
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