sábado, 3 de abril de 2021

Una no-recomendación. Rebellion. Serie de Netflix. MEJOR, LEER A JOYCE.

¿Qué hace esta serie comentada en mi blog?

Fue todo un proceso. 

Al comienzo pensé en recomendarla. Con la idea de acercarse a la Irlanda que gestó el autoexilio de James Joyce. Entonces dije: Leo, podés recomendarla diciendo que mirándola se podría tener un acercamiento al sopor, al tedio y al aburrimiento que su país le provocara al célebre escritor. Así como a la impotencia, la furia y el rechazo que sus compatriotas le generaban. Pero mejor, no. 

Después, y no mucho después, promediando el final del segundo capítulo de la primera temporada, pensé en comentarla sin entusiasmo, sí, sí, puedo hacer eso; este blog es mi casa y en la casa propia se pueden hacer esas cosas. 

Pensé algo así como: Rebellion: ni sí, ni no, ni blanco ni negro... Es decir, lo dejo a tu criterio. 

¿De qué va?

Ya les di una pista fundamental: se trata del levantamiento del partido de la resistencia independentista irlandesa, el Sinn Féin, traducido al inglés como "We ourselves", que en castellaño sería algo así como "Nosotros, nosotros mismos", nombrado con femenino desparpajo y no sin cierta ironía por Molly Bloom en su célebre monólogo final de Ulises, como el Sinner (pecador) Féin.

Vamos a la serie: se supone que es histórica; trata la rebelión de pascuas de 1916 de los irlandeses contra la monarquía inglesa. Irlanda había tenido intentos anteriores de lograr su independencia del rey de Inglaterra. Parnell había sido el líder del movimiento que no llegó a mayores: a pesar de su participación durante años en la política y de su capacidad de liderar un movimiento que lograra un gobierno autónomo para Irlanda, cayó en desgracia debido a su unión con Kathy O´Shea, su pareja, que aún estaba legalmente casada con otro hombre. A pesar de casarse finalmente con Kathy, su vida entró en un declive imparable, que culminó con su temprana muerte. Los irlandeses eran tozudamente católicos, y ese sesgo fue el que marcó el camino hacia el final desgraciado del líder. La historia de Parnell brindará las llamas en las que Joyce fraguará muchas de las frases más inolvidables de su novela Ulises y de las historias de Dubliners. 

Muerto Parnell, pasados algunos años, será con el Sinn Féin que se gestará el alzamiento de Pascuas, que una vez más, no resultará bien para Irlanda. 

La serie se ocupa de esta temática con toques de colores previsibles: la chica irlandesa de familia rica será "convenida" en matrimonio con un miembro del ejército irlandés que brinda servicios a la corona británica, a pesar de sus sentimientos independentistas y de autonomía, y de su colaboración política y sensual-sentimental con el chico irlandés pobre, líder del levantamiento.

La chica irlandesa que es secretaria-amante de su jefe casado inglés; el soldado que vuelve a su hogar pobre y del que había estado ausente por luchar las guerras de los ingleses, y encuentra cosas que le desagradan, aunque a su abandonada esposa, no tanto... 

Bueno, un abanico variopinto de cosas previsibles, de las que no se sale a salvo a pesar del planteamiento histórico de la serie, que apenas se esboza. Promediando el segundo capítulo, pensé que los personajes podrían haber sido escritos a partir de un refrito caricaturesco de los personajes y las escenas de Dubliners de Joyce... Esos cuentos plasman lo mortífera y oscurantista que Irlanda le resultaba al hombre que subvirtió la idea sobre qué es escribir, y qué es leer a mediados del siglo pasado. 

Culmino de este modo esta no-recomendación diciendo que para saber cómo era la Irlanda que Joyce quiso abandonar, para inventarse una nueva, otra, una Irlanda que a través de sus libros sí pudiera amar, mejor leer a Joyce. 

 Es lo que yo haré. Otra vez.
 

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