En su primer viaje, Colón arriba, entre otras islas del Caribe, a mi amada República Dominicana, a la que llamó La Española. Habiéndose propuesto llegar a las Indias circunvalando el orbe, se topa por el camino con un continente nuevo que existía por derecho propio: las civilizaciones de Mesoamérica que eran pueblos con organización política y social, con creencias religiosas propias y con culturas científicas, artísticas y filosóficas propias, equiparables a la egipcia. Los mayas practicaban la astronomía, la arquitectura, las matemáticas, el arte y la escritura (el maravilloso libro Popol Vuh da cuenta de ello, aunque haya tenido que pagar el precio de la traducción al español para perdurar), y respetaban a la tierra, la veneraban, no la sobreexplotaban.
Las riquezas que los españoles encontraron (para los pueblos de Tenochtitlán el oro amarillo no era el metal, sino el maíz!!!), el encuentro de cuerpos de hábitats muy diferentes (con los viajes llegaron enfermedades que no tenían registro previo en nuestro continente, por ejemplo) y el peso mortificante de la religión católica determinaron en gran parte el genocidio que España practicara, la esclavitud de los habitantes de aquellas tierras, y el inevitable sincretismo cultural imprescindible para que sus culturas sobrevivieran. Para la mirada española acostumbrada a la sequía y aspereza de Castilla, estas tierras debieron parecer el mismo Edén. Y el goce y la apropiación del mismo arrojó la calamitosa cifra de sesenta millones de nativos muertos a lo largo de la conquista.
Hay muchos libros maravillosos escritos sobre este terrible proceso de avasallamiento humano y cultural, te recomiendo algunos por si te interesa leer al respecto:
El Popol Vuh, antes que cualquier otro!
La Trilogía del fuego de Eduardo Galeano.
Visión de Anahuac de Alfonso Reyes (referido a lo aue conocemos ahora como México, antes Tenochtitlán).
Visión de los vencidos de León Portilla.
El sueño del pongo de José María Arguedas.
También te recomiendo los poemas cuícatl, y los tlahtolli, poesía azteca.
Los libros que dejaron como testimonio los adelantados también son muy valiosos. Entre ellos:
Naufragios de Alvar Nuñez Cabeza de Vaca (sí, el mismo que “descubrió las Cataratas del Iguazú), referido a su llegada a la zona de La Florida.
La Araucana de Fernando de Ercilla, referida a la zona de la Araucanía y a los araucanos.
Brevísima relación de la destrucción de las Indias, de Fray Bartolomé de las Casas.
En todos hallarán la mirada fascinada de hombres que terminaron deseando vivir con los “salvajes”, maravillados por sus tierras y costumbres. También por la libertad con la que éstos vivían sus cuerpos (lejos de la mortificación y la culpa inculcada a sus fieles por el catolicismo).
Los artistas también se ocuparon de este proceso de colonización de tan graves y duraderas consecuencias.
Comparto con ustedes algunos de los maravillosos murales que el pinto Diego Rivera pintara en el Palacio Nacional de la ciudad de México, para mí, su obra cumbre.
Buenísimo Leonor, felicitaciones!
ResponderEliminarQué bueno que te gustara la entrada!! Saludos!!
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