jueves, 19 de marzo de 2020

LA TRINCHERA INFINITA. DE JON GARAÑO Y JOSÉ MARÍA GOENAGA. ¿QUÉ ES VIVIR?

Vi por partes (es laaaargaa) esta gran película que,  acabo de enterarme, es de los mismos directores de LOREAK, FLORES en español, película de la que ya les hablé.
El film está basado o inspirado en hechos reales; la vida de los "topos": aquellos que, durante la Guerra Civil española se inscribieron en el bando republicano, y se vieron luego obligados a permanecer escondidos para vivir; para evitar ser ajusticiados por el régimen de Franco. 
Se trata de la vida del matrimonio de Higinio y Rosa. Él permanecerá escondido en el hogar compartido por ambos; ella tratará de seguir adelante con una vida medianamente normal: la de una costurera que transita el frágil límite entre encarnar a una suerte de viuda de hecho (él se transforma en un desaparecido) y la mujer que, al caer la noche, tiene a su marido durmiendo en su cama.
No cuento nada que no se sepa si digo que  esa vida se prolonga en dos hogares diferentes por 30 años, fecha en la que se dicta la amnistía, durante los cuáles pasarán muchísimas cosas como muertes y nacimientos, y varias desagradables y tremendas para Rosa sobre todo; cosas a las que Higidio asistirá en silencio, como testigo mudo, hasta que su intervención sea reclamada con angustia y desesperación por su mujer.
La trinchera es infinita no sólo desde el punto de vista temporal, por las décadas que transcurren, sino también porque los efectos de vivir escondido, en calidad de clandestino, se van expandiendo hacia la vida de ella, hacia la vida del hijo que vendrá: habrá que hacer y callar muchas cosas para mantener el secreto.
La película está muy bien filmada: se mira, a pesar de su duración, muy a gusto, a pesar de transcurrir la acción casi entre cuatro paredes. Los directores ya me habían deslumbrado en Loreak. Tienen el don de elevar los pequeños detalles de la vida cotidiana e intrascendente de la mayoría de nosotros, al estatuto de arte. Me sobraron los cartelitos con las definiciones de diccionario. No hacían falta.
Los personajes son profundos, llenos de matices, con claros signos psicopatológicos tanto en ella como en él. El tema de la paternidad y del hijo está hermosamente planteado y es un gran momento del film cuando el hijo por fin toma la palabra para decir lo suyo.
Antonio De La Torre está muy bien en su Higidio, pero Belén Cuesta está sublime. Se roba completamente la película; ella es la orientación y el nudo de la tenue y por momentos voluble estructura de él. Ella es una fuerza de la naturaleza: puede con todo, va siempre para adelante, impregna todo de una vitalidad impresionante. 
Sin embargo.... Ayyyyy Rosa!!!! ¡Me habrías hecho el día... el tan ansiado e imaginado mar!... Pero faltaron 5 para el peso: no pudiste.
También ella está anudada a ese hombre que soportó 30 años una vida sin vida, abroquelado entre paredes, sostenido y estabilizado por el miedo y el encierro. Es entonces cuando el eje de la película sobrepasa por mucho la trinchera y la historia de posguerra para devenir otra cosa, otra cosa que me dejó un sabor un poquito amargo; y digo un poquito solamente, porque entre ellos también hay amor. Un amor peculiar. Tan peculiar como lo son ellos y las circunstancias que les tocaron y que eligieron vivir. 
¡Una gran gran película! ¡Véanla! ¡Tiempo van a tener!


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