martes, 11 de octubre de 2022

A propósito del odio, del narcisismo... de ciertas pasiones. De Posiciones femeninas del ser de ERIC LAURENT.


 "(...) Hay algo particular en el psicoanálisis: los psicoanalistas pueden hacer uso constante de cierta cantidad de categorías vaciándolas de toda sustancia polémica o, incluso, de toda sustancia seria. Es decir que a la menor tensión entre dos personas se habla de odio, de masoquismo primordial, esperando, en el fondo, que no sea nada serio. Si se habla de odio, hay que saber qué quiere decir. El odio es una pasión muy seria. Y, en efecto, no hace falta demasiado para que aparezca y se despliegue. Asimismo, los psicoanalistas se ríen entre ellos del narcisismo de las pequeñas diferencias, como si se tratara de un chiste, como si bastara con señalarle a alguien "¡usted está entrando en el narcisismo de las pequeñas diferencias!" para que se apaciguaran las pasiones. Al contrario, el mundo que nos rodea está allí para recordarnos que el narcisismo de las pequeñas diferencias, sobre todo en países pequeños, donde la historia hizo mucho sin que haya unificación, produce la pasión de matarse mutuamente con una alegría, una vivacidad y una devoción constantes, por la que, visiblemente, todos se degollarán hasta que no quede nadie, y los llamados a un Eros superior caen en la indiferencia más absoluta; queda expuesta, de esta manera, cuál es la pasión narcisista que anima al hombre".  

Posiciones femeninas del ser. Curso de Eric Laurent de 1992-3, publicado por Tres haches en 1999. 



jueves, 6 de octubre de 2022

El principio de la libertad por HANNAH ARENDT. De Labor, trabajo, acción, conferencia de 1957, publicada en De la historia a la acción.

Extraigo algunos párrafos de esta conferencia interesantísima de Arendt, en la que, dicho muy rápido, relaciona el trabajo con el objeto, la labor con el cuerpo, y la acción con el discurso. 

"(...) El acto más pequeño en las circunstancias más limitadas lleva la semilla de la misma ilimitación e imprevisibilidad: un acto, un gesto, una palabra bastan para cambiar cualquier constelación. En la acción, por oposición al trabajo, es verdad que nunca podemos realmente saber qué estamos haciendo. (...) no tenemos ninguna posibilidad de deshacer lo que hemos hecho. Los procesos de la acción no son solo impredecibles, son también irreversibles. (...)
Sin la acción, sin la capacidad de comenzar algo nuevo y de ese modo articular el nuevo comienzo que entra en el mundo con el nacimiento de cada ser humano, la vida del hombre, que se extiende  desde el nacimiento a la muerte, sería condenada sin salvación. El propio lapso de vida, en su carrera hacia la muerte, llevaría inevitablemente a todo lo humano a la ruina y a la destrucción. La acción, con todas sus incertezas, es como un recordatorio siempre presente de que los hombres, aunque han de morir, no han nacido para eso, sino para comenzar algo nuevo. Initium ut esser homo creatus est; "para que hubiera comienzo fue creado el hombre" dijo Agustín. Con la creación del hombre, el principio del comienzo entró en el mundo; lo cual, naturalmente, no es más que otra forma de decir que, con la creación del hombre, el principio de la libertad apareció en la tierra".