lunes, 11 de septiembre de 2017
Escritor fracasado de Roberto Arlt en el Cervantes.
Este sábado vi Escritor fracasado de Roberto Arlt.
Es un torbellino de lenguaje, y un panorama del mundo de los escritores, del arte; del mundo, en fin.
Un escritor se siente malogrado como artista por el éxito tan prematuro (para él) como inapelable.
La distancia entre la imagen que de él el mundo se fabrica, y lo que él mismo intuye sobre sí, es el espacio topológico en el que se depositarán las frustraciones, las ironías, las amarguras, las fulgurantes victorias, la envidia y el desprecio por los otros, la reflexión sobre la utilidad del arte.
La puesta es maravillosa. Una sala pequeña, en la que el espectador está tan cerca del actor que siente su respiración, su sudor; ve sus ojos húmedos de tristeza e impotencia. Participa en la obra, a instancias de la presencia arrolladora del protagonista, tan amargado, como esclarecido y lúcido.
Diego Velázquez encarna a ese escritor provocador, con una potencia e intensidad que arrasa. Diego da muestra de la cantidad enorme de recursos que tiene como actor, incluso improvisando, o haciendo creer al espectador que lo hace, incluyéndolo en el parlamento que despliega con maestría durante casi una hora y media. También imprime en el corazón del espectador la calidad soberbia de su vínculo con el texto, con el escenario y con el público.
La dirección de Marilú Marini es inmejorable, llevando adelante una puesta en escena que por momentos es una obra de teatro, en otros es un happening, y en otros una obra casi interactiva, en la que no faltan preguntas del protagonista al público y la tecnología infiltrada en la vida diaria.
La escenografía, la iluminación y la música ponen de sí para que se conforme un ámbito casi mágico del que nadie sale indiferente.
No puedo más que recomendarla y decirles que no se la pierdan.
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