domingo, 26 de marzo de 2023
jueves, 16 de marzo de 2023
LA PRESA. NOVELA IMPERDIBLE DE KENZABURO OÉ, fallecido el 3 de marzo de 2023.
El 3 de marzo de 2023 falleció este magnÃfico escritor japonés, honrado con el Premio Nobel de Literatura, algunas décadas atrás.
Influenciado por sus estudios en ParÃs, y su interés por la literatura y la poesÃa francesa, su escritura quizá carece de la estetización ritualista de cierto horror y cierto erotismo exacerbado que encontramos por ejemplo en su compatriota, Premio Nobel también, Yasunari Kawabata.
Atravesada su vida por el nacimiento de un hijo con hidrocefalia y autismo, su escritura es cruda, directa, producto también de los estragos de la Segunda Guerra Mundial.
La presa es una novela tan breve como vertiginosa. El texto ciñe con maestrÃa los sentimientos de niños y adultos ante la presencia irruptiva en la aldea de la isla en la que viven, de un ser radicalmente diferente, heterogéneo. Les recomiendo sin dudas la lectura de esta novela, de la que comparto un párrafo.
"En el momento en que la desesperada bestia tenÃa el cuello roto-¿suprema malicia de un ser en el trance de morir?-, despedÃa un hedor atroz; y cuando, abierta por la hoja sin brillo con un leve rumor de desgarramiento, caÃa la piel, ya sólo quedaba, yacente, un innoble cuerpecillo desollado, un amasijo de carnes, prisionero de una envoltura con reflejos gris perla. Prestando mucha atención a que las tripas no cayeran, mi hermano y yo Ãbamos a arrojarlo todo al vertedero comunal, y cuando regresábamos, limpiándonos los dedos manchados en las anchas hojas de los árboles, la piel de la comadreja ya estaba clavada, mostrando su cara interior, en una tabla, y las membranas grasientas y los finos vasos sanguÃneos relucÃan al sol. El soldado negro, con los labios apretados, soltaba una especie de gorjeo de pájaro observando a mi padre que, para facilitar el secado, extraÃa la grasa de todos los pliegues frotando la piel con sus gruesos dedos. Y una vez que la piel, clavada en el tabique, se secaba y endurecÃa hasta adquirir la consistencia del cuero, y el soldado negro, fascinado por la red de marcas rojizas, que sugerÃa un mapa de ferrocarriles, ponÃa cara de admiración, mi hermano y yo nos derretÃamos de orgullo por tener un padre dotado de semejante maestrÃa. A veces mi padre, entre dos pulverizaciones de agua sobre la piel, dirigÃa una mirada amistosa al soldado negro. En aquellos momentos, los cuatro formábamos una única familia, cristalizada alrededor de la maestrÃa de mi padre para curtir las pieles".
En las próximas semanas, seguramente dedicaré una lectura en vivo a este gran escritor japonés que no pueden perderse.