Estimados bloggers: BAA ha puesto un pie en Israel! Gracias a Estela, que lo hizo posible, y a Víctor, por hacerme llegar sus valiosos comentarios.
"Terminé de leer el libro de Leonor: en los relatos hay pinceladas de Sábato, un café , un semáforo ,una plaza , una casa antigua, limitan los misterios de ciudadanos que tienen nombres en una ciudad anónima. El libro es mas largo que sus páginas , hay libertad para que el lector complete con su imaginación las pausas , lo no escrito , y con gran malabarismo los tiempos se mezclan .
Releo , mi pobre y modesta "critica literaria" , y llego a la conclusión que no puedo ser objetivo , este libro es para mi una joya , que recibí de una amiga de Estela. No hay ningun misterio que al recibir un regalo así lo subjetivo vence a cualquier objetivismo erudito.
Un abrazo.
Victor.
(Mis reverencias Leonor, disfruté de la lectura)".
Víctor Rozen (Tel Aviv, Israel).
lunes, 31 de mayo de 2010
jueves, 27 de mayo de 2010
Noticias
Buenos Aires anónima ya está a la venta en las siguientes librerías de la ciudad:
Librería La Barca. S. Ortiz 3048.
Librería La Crujía. Tucumán 1999.
Librería de Avila. Alsina 500.
Librería Hernández. Corrientes 1436.
Librería Cinco Esquinas. Libertad 1293.
Red del Libro SA. Ferré 2251.
También en Editorial Dunken y por contacto directo con la autora.
Librería La Barca. S. Ortiz 3048.
Librería La Crujía. Tucumán 1999.
Librería de Avila. Alsina 500.
Librería Hernández. Corrientes 1436.
Librería Cinco Esquinas. Libertad 1293.
Red del Libro SA. Ferré 2251.
También en Editorial Dunken y por contacto directo con la autora.
miércoles, 19 de mayo de 2010
Nuevos comentarios
"Alabo el tono y los colores elegidos (...). Hay en todo el libro una apariencia de docilidad inestable y de falsa impresión que me ha gustado especialmente. Nunca la luz que destilan las páginas es intensa ni definitiva. Los personajes acaban dudando hasta el final y eso les permite seguir viviendo. Nada como la duda para evitar los integrismos.
Alabo la elección del tema:la puta vida y sus mil requisitorias, pústulas, alumbramientos y derrumbes. Alabo la prosa enjuta, servicial, oliendo a oficina, comedor, sala de hospital, sin dispendios, ni amaneramientos.
Alabo particularmente tu capacidad para embeber al lector en el proceso integrador/desintegrador de la historia. En Agujeros negros esa virtud es directa y magistral. En Las cáscaras del equilibrista he creido oler algun aroma de Bioy Casares y eso me ha enternecido. Adoro a Bioy y a Borges y su resonancia, por vaga o ilusoria que parezca me complace.
Alabo la homogeneidad del parto literario de Buenos Aires anónima, que da verosimilitud al proceso creativo, le da autoría, lo expresa como señal de lo que ha de venir. Que ya estoy esperando con impaciencia.
Un abrazo oceánico".
José Félix Escudero (Valencia, España).
"Es que no se que decir. Aun me estoy sobreponiendo...
Mi preferido es "Desaire". Pero eso ya lo sabes pq te lo dije. "La cena" me pareció brutal. "Agujeros negros" inquietante. "Una peligrosa vecindad" (...)me encantó, tiene pinta de corto de cine negro. "las cascaras del equilibrista" te quedó de lo mas House. Cojonudo. El de Goliath... :-) y las instantáneas son el mejor final posible.
Mira... ¿sabes lo único que no me gusta del libro? que se acaba...
Promete que escribirás otro!!!"
Monica Escudero Durán (Barcelona, España).
"Tu libro me ha encantado. Lo leí de una vez, sin casi respirar.Al principio simplemente me gustó. Perfume de Jazmín, A contramano, Una peligrosa vecindad. Relatos cortos, cortados a cuchillo, con un desenlace un tanto abrupto. Esperable pero no esperado. Parecen formar un grupo. Pensé que ese era el estilo. Me gustaron, algunos más que otros, pero mentiría si dijera que provocaron enorme entusiasmo. Y entonces llegué a "Un café y seguimos". Y de algún modo, se rompió el patrón. Eso a mi me encanta. sobre todo en un libro de cuentos. Y de lo roto salió algo que me gustó hasta el entusiasmo.
En ese segundo bloque están los relatos que, en una primera lectura, han sido mis preferidos. Lo expresado y la forma de expresarlo me resultó muy cercano, muy como si leyeras lo que pienso - lo que pensamos ambas, intuyo (...). Insisto, no sobra ni falta nada.
El momento de la verdad me dejó con ganas de más y entonces llegué a Desaire. Y siendo de los más breves, me pareció de los más completos. Redondo. Y de nuevo, simple. Limpio. Ahí ya me negué a dejar de leer. Gorriti, ya te dije, fue como recuperar un recuerdo mío. Si un día; miento, cuando vaya a Buenos Aires, tendrás que llevarme a ver esa casa. E, insisto, si algo hace falta en el mundo de los espíritus es una buena cocina. Los aromas son siempre imprescindibles.
Tu historia sobre la vida marina es casi un cuento zen. Es el único que mi hijo ha leído. Y su opinión sobre el chico que tuvo la idea y luego la negó ..... es absolutamente irreproducible aquí ...
Las cáscaras del equilibrista es quizás de los más complejos, y sin embargo, se sostiene perfectamente a lo largo de un hilo conductor magnífico. Retoma un poco el mundo de Perfume de Jazmín y , sin embargo, son bien distintos. Me quedo con Cáscaras.
Y finalmente, Agujeros Negros y La Cena. Desgranan algo muy primario y a la vez muy complicado. Quizás no seas consciente de lo difícil que resulta escribir tan bien, tan claro, sobre cosas tan complejas, tan básicas, tan inherentes al ser humano. El miedo te acompaña desde la primera palabra de ambos. Y al final, uno te deja una sensación de tristeza. Y el otro .... ni siquiera se como describirlo. Catártico. Brutal, compartir el instrumento de la muerte de la bestia con la otra víctima. Como una limpieza bautismal, como cerrar definitivamente una puerta .... comiéndosela.
Un bulto negro ... es simplemente magnífico. Muy duro. Muy cierto. Muy claro. Muy desprovisto de florituras. Incisivo.
Tus horas sin tiempo me resultaron absolutamente dulces. LLenas de contenidos laterales.
Anónimos y Tentación son un buen colofón para llegar a las Instantáneas. Me gusta más el primero.
Y las Instantáneas ..... algunas son perfectas. Porque hacen honor a su nombre. Me encantan, por ese orden, LLuvia, Felicidad, Noventa y Negrita. Pregunta de niño y Las Islas y el Crucero necesitarán de una segunda lectura. Semáforo es un buen final porque, de algún modo, es suave y amable, como deben ser los finales. (...) Es el tipo de libro que me llevaría a buscar más de la misma autora".
Marta Durán Merino (Barcelona, España)
Alabo la elección del tema:la puta vida y sus mil requisitorias, pústulas, alumbramientos y derrumbes. Alabo la prosa enjuta, servicial, oliendo a oficina, comedor, sala de hospital, sin dispendios, ni amaneramientos.
Alabo particularmente tu capacidad para embeber al lector en el proceso integrador/desintegrador de la historia. En Agujeros negros esa virtud es directa y magistral. En Las cáscaras del equilibrista he creido oler algun aroma de Bioy Casares y eso me ha enternecido. Adoro a Bioy y a Borges y su resonancia, por vaga o ilusoria que parezca me complace.
Alabo la homogeneidad del parto literario de Buenos Aires anónima, que da verosimilitud al proceso creativo, le da autoría, lo expresa como señal de lo que ha de venir. Que ya estoy esperando con impaciencia.
Un abrazo oceánico".
José Félix Escudero (Valencia, España).
"Es que no se que decir. Aun me estoy sobreponiendo...
Mi preferido es "Desaire". Pero eso ya lo sabes pq te lo dije. "La cena" me pareció brutal. "Agujeros negros" inquietante. "Una peligrosa vecindad" (...)me encantó, tiene pinta de corto de cine negro. "las cascaras del equilibrista" te quedó de lo mas House. Cojonudo. El de Goliath... :-) y las instantáneas son el mejor final posible.
Mira... ¿sabes lo único que no me gusta del libro? que se acaba...
Promete que escribirás otro!!!"
Monica Escudero Durán (Barcelona, España).
"Tu libro me ha encantado. Lo leí de una vez, sin casi respirar.Al principio simplemente me gustó. Perfume de Jazmín, A contramano, Una peligrosa vecindad. Relatos cortos, cortados a cuchillo, con un desenlace un tanto abrupto. Esperable pero no esperado. Parecen formar un grupo. Pensé que ese era el estilo. Me gustaron, algunos más que otros, pero mentiría si dijera que provocaron enorme entusiasmo. Y entonces llegué a "Un café y seguimos". Y de algún modo, se rompió el patrón. Eso a mi me encanta. sobre todo en un libro de cuentos. Y de lo roto salió algo que me gustó hasta el entusiasmo.
En ese segundo bloque están los relatos que, en una primera lectura, han sido mis preferidos. Lo expresado y la forma de expresarlo me resultó muy cercano, muy como si leyeras lo que pienso - lo que pensamos ambas, intuyo (...). Insisto, no sobra ni falta nada.
El momento de la verdad me dejó con ganas de más y entonces llegué a Desaire. Y siendo de los más breves, me pareció de los más completos. Redondo. Y de nuevo, simple. Limpio. Ahí ya me negué a dejar de leer. Gorriti, ya te dije, fue como recuperar un recuerdo mío. Si un día; miento, cuando vaya a Buenos Aires, tendrás que llevarme a ver esa casa. E, insisto, si algo hace falta en el mundo de los espíritus es una buena cocina. Los aromas son siempre imprescindibles.
Tu historia sobre la vida marina es casi un cuento zen. Es el único que mi hijo ha leído. Y su opinión sobre el chico que tuvo la idea y luego la negó ..... es absolutamente irreproducible aquí ...
Las cáscaras del equilibrista es quizás de los más complejos, y sin embargo, se sostiene perfectamente a lo largo de un hilo conductor magnífico. Retoma un poco el mundo de Perfume de Jazmín y , sin embargo, son bien distintos. Me quedo con Cáscaras.
Y finalmente, Agujeros Negros y La Cena. Desgranan algo muy primario y a la vez muy complicado. Quizás no seas consciente de lo difícil que resulta escribir tan bien, tan claro, sobre cosas tan complejas, tan básicas, tan inherentes al ser humano. El miedo te acompaña desde la primera palabra de ambos. Y al final, uno te deja una sensación de tristeza. Y el otro .... ni siquiera se como describirlo. Catártico. Brutal, compartir el instrumento de la muerte de la bestia con la otra víctima. Como una limpieza bautismal, como cerrar definitivamente una puerta .... comiéndosela.
Un bulto negro ... es simplemente magnífico. Muy duro. Muy cierto. Muy claro. Muy desprovisto de florituras. Incisivo.
Tus horas sin tiempo me resultaron absolutamente dulces. LLenas de contenidos laterales.
Anónimos y Tentación son un buen colofón para llegar a las Instantáneas. Me gusta más el primero.
Y las Instantáneas ..... algunas son perfectas. Porque hacen honor a su nombre. Me encantan, por ese orden, LLuvia, Felicidad, Noventa y Negrita. Pregunta de niño y Las Islas y el Crucero necesitarán de una segunda lectura. Semáforo es un buen final porque, de algún modo, es suave y amable, como deben ser los finales. (...) Es el tipo de libro que me llevaría a buscar más de la misma autora".
Marta Durán Merino (Barcelona, España)
viernes, 7 de mayo de 2010
Comentarios breves
Un espejo para todos aquellos que alguna vez (o siempre) habitamos la ciudad.
Curiosamente, y de forma imperceptible, nos va devolviendo una imagen de nosotros, que no es exactamente la que esperamos y que nos inquieta. Sin embargo, esa imagen "extraña" nos sirve para darnos un poco más cuenta de como somos realmente, y ... de que nunca nos habíamos pensado de esa manera.
De Ricardo Curti (Madrid, España).
Me lo devoré! Me encantó reconocer esquinas, cuadras, casas y sensaciones de mi barrio. Gracias Leonor.
De Paula Domeniconi (Buenos Aires, Argentina).
Seguiré posteando más comentarios en las próximas entradas.
Curiosamente, y de forma imperceptible, nos va devolviendo una imagen de nosotros, que no es exactamente la que esperamos y que nos inquieta. Sin embargo, esa imagen "extraña" nos sirve para darnos un poco más cuenta de como somos realmente, y ... de que nunca nos habíamos pensado de esa manera.
De Ricardo Curti (Madrid, España).
Me lo devoré! Me encantó reconocer esquinas, cuadras, casas y sensaciones de mi barrio. Gracias Leonor.
De Paula Domeniconi (Buenos Aires, Argentina).
Seguiré posteando más comentarios en las próximas entradas.
lunes, 3 de mayo de 2010
Agradecimiento
Quiero agradecer muy especialmente al fotógrafo oficial de la presentación, sin cuyo esmerado trabajo no hubiera quedado registro fotográfico de tamaño evento.
A pesar de que sus ojos estuvieron permanentemente "empañados", las fotos están preciosas.
GRACIAS DIEGUI!!!!
A pesar de que sus ojos estuvieron permanentemente "empañados", las fotos están preciosas.
GRACIAS DIEGUI!!!!
domingo, 2 de mayo de 2010
Presentación de Buenos Aires anónima (por orden de lectura)
Presentación de Federico Curti.
PRESENTACIÓN DE BUENOS AIRES ANONIMA
1- La dificultad para escribir
Antes que nada, debo decir que cuando Leonor me preguntó si me animaba a hacer un comentario en la presentación de su libro, lo primero que sentí fue un honor y un orgullo muy profundos. Inconciente, le contesté que sí antes de que yo, o principalmente ella, cambiáramos de opinión. Y es que, a pesar de dedicarme al oficio de la escritura, aunque más no sea tangencialmente, me doy cuenta de lo difícil que es escribir. Hacerlo implica exponerse, mostrarse, animarse a compartir un razonamiento, una sensación o un mecanismo de pensamiento que, de otra forma, quedaría inmerso en lo profundo de nuestro ser. Es además, estar dispuesto a ser evaluado, calificado y comparado, muchas veces en una posición desventajosa, porque es mucha más la gente que lee, que la que escribe. Es por todo esto que, quería empezar esta charla diciéndote a vos, Leo, mi hermana, que lo primero que me produjo tener Buenos Aires Anónima en mis manos fue, simplemente, admiración.
2- Road Movies, Road Book.
Entonces, me sumergí en sus páginas. Y a medida que iban pasando los relatos, me iba dando cuenta que tus palabras en el prólogo, en las que hablás de un largo y sinuoso viaje, eran más que precisas. Y creo que así como hay un género de cine llamado Road Movies, en las que sus protagonistas participan de un viaje, con Buenos Aires Anónima estamos en presencia de un verdadero Road Book.
En las Road Movies, los protagonistas casi siempre son dos. En tu libro, también: vos y el lector. Como en las Road Movies, sus protagonistas terminan su recorrido siendo distintas personas de las que originalmente fueron. Y así como en las películas, las dificultades son los disparadores de la trama, aquí también. Porque Buenos Aires Anónima es una detallada crónica de un viaje. Pero nada tienen que ver tu ida a Chile, ni tu vuelta a Argentina, ni las numerosas menciones y referencias a excursiones, vacaciones, mudanzas y viajes de trabajo que aparecen en sus páginas. No, es tu propio viaje interior, el que conciente o inconcientemente decidiste compartir con todo aquel que lo abre.
3- La incomodidad
Sin embargo, este viaje no se transita con liviandad. Porque la primera sensación que uno tiene, apenas comienza a leer Buenos Aires Anónima, es de incomodidad, tenue al principio, pero sostenida y hasta creciente en intensidad, a lo largo de todos sus relatos. Es imposible transitar por Buenos Aires Anónima sin sentirla. No importan las situaciones, los protagonistas o los planteos. La incomodidad es permanente. Puede ser sutil y fluir subterránea por debajo de una situación de lo más cotidiana, como en “Un café y seguimos”; o puede ser declarada y feroz, como en “La hora de la verdad”. La incomodidad está ahí. Y esta coherencia y esta presencia me parecen un hallazgo importante, porque es precisamente lo que nos urge a que sigamos leyendo un relato tras otro, sin poder detenernos siquiera a descansar.
4- La transformación
Y luego sí. Con las instantáneas llegamos a otra instancia, totalmente diferente, en la que los recuerdos y la nostalgia nos acercan un poco de sosiego luego de tanto sacudón. Y la verdad, se agradece que así sea. Con ellas, el vértigo se va y llega un paseo mucho más personal por todo aquello que, me parece, te nombra y te define. Bueno, eso lo sé yo, que te vi y me vi retratado en más de una línea.
Lo que sí queda claro es que con las instantáneas estamos arribando al final del viaje. Un viaje de transformación mutua. Que a mí, particularmente, me dejó pensando en más de una ocasión. Y que a vos te llevó con rapidez pero con seguridad, del psicoanálisis a la literatura. Que te hizo enfrentar tormentas y combatir a los más variados y diversos contratiempos para dejarte finalmente en otro estadío, que supongo desconocías al iniciar este camino. Y que hoy confirmo, te está dando una gran bienvenida.
5- La salida del laberinto
Por último, quiero destacar que no es nada casual que sea un laberinto el que ilustre la portada de Buenos Aires Anónima. Referencia borgeana por excelencia, es también una fuerte metáfora de la ciudad en la que vivimos y que sirve de escenario para la gran mayoría de los relatos. Sin embargo, yo encuentro que el laberinto, que no deja de ser un camino ensortijado, y como tal, es también un viaje, representa aquí ese conjunto de incomodidades, contradicciones, paradojas y angustias que vamos incorporando y procesando a medida que avanzamos por las páginas del libro. Y que finalmente, descubrimos que son justamente su escritura y su edición, los instrumentos que han permitido que, de alguna manera hayas salido de él. Y para finalizar, me gustaría añadir, que tampoco es casualidad la evocación que hacés de esos dos grandes héroes clásicos en “Tentación”. Porque es verdad que Dédalo e Ícaro construyeron su propio laberinto. Pero también fueron capaces de encontrarle una salida. Y es que a veces, la única vía de escape posible de un laberinto es hacia arriba, elevándose del suelo. Y creo que, aunque difícil, escribir es una manera de elevarse.
----------------#############--------------------
Presentación de Estela Cammarota
CUANDO PRESENTAR UN LIBRO ES UNA FIESTA
Ser lectora de libros es lo que me habilita para estar sentada en esta mesa.
Y también −y fundamentalmente− el cariño que siento por Leonor, a la que recientemente conozco, pero a la que admiro por la integridad de su persona y por su trayectoria.
De modo que es un honor para mí el que me haya elegido para participar de esta presentación, como un augurio de las cosas hermosas que seguirán pasando.
Y si bien me toca hablar de la obra, es probable que no pueda despojar mi análisis de sentimientos, pues todo este acto es una circunstancia que me conmueve profundamente.
Voy a focalizar en la palabra. Esa materia prima esencial que Leonor maneja tan especialmente.
Siempre pensé que ser escritor (escritora en este caso) es como ser escultor.
Los escritores tienen el don de tomar la masa gaseosa, sutil, virtual de las palabras, y convertirlas en realidades.
Una realidad que, sin embargo, pertenece a la imaginación, que se constituye en un mundo de fantasía pero que resulta tan cierta, que nos arranca lágrimas y risas, nos hace latir más fuerte el corazón o incluso detenerlo.
Y LEONOR TIENE EL DON.
Pero ella no se conforma solamente con la simple construcción. Ella lo hace de un modo particular. Cuando pulsa el lenguaje, lo hace vibrar tal como haría con las cuerdas de una guitarra, como tensaría el arco de un violín, o golpearía las teclas de un piano: sus frases tienen sonoridad. Les pone ritmos, cadencias… Lo que escribe grita, aúlla, murmura, susurra, estalla… cruje… A veces es capaz de lograr silencio en el espacio ocupado por un montón de palabras…
Intuyo, además, que debe ser muy buena cocinera, pues hay alquimia en la composición. Resulta propia de una persona habituada a disponer de los condimentos, mezclando olores, sabores, texturas… Sus letras tienen aromas de comidas. Ella sabe exactamente cómo lograr la temperatura de la frase, así como seguramente sabe seleccionar el vino para acompañar ese plato…
Sin duda, LEONOR TIENE EL DON.
Sus frases suelen ser breves pero contundentes. Elige tan sutilmente los adjetivos que, en un brevísimo espacio, puede encontrarse la profundidad de un océano.
Fragmenta la cotidianeidad en pequeños trocitos y convierte cada hecho en un asombro particular.
Ella dice, en HORAS SIN TIEMPO, un texto que dedica a Goliath, su gato, a quien le conversa y relata las formas del amor, en un amanecer con dolor de cabeza:
[...] A pesar del taladro pulsátil que tortura mi cabeza esta mañana, lo imagino debajo del agua. Nunca se lo dije pero cuando viene a besarme en bata, recién afeitado y con el calor de la ducha en la piel, es la encarnación de la vida. Ahora se viste. Aunque aún no abro los ojos porque así duele menos, casi adivino con los oídos qué pantalón elige por el rozar de éste con su cuerpo. Cuando se abotona la camisa sólo hay silencio. Sale de la habitación; se escuchan claramente sus pasos. Seguís inmóvil a mis pies. Recién cuando ambos bajen, verás…
Y más adelante:
[…] Te miro y tu mirada me devuelve eternidad de Nilo anochecido, dibujándole orillas firmes al oleaje sin fin. Comienzo a hacer pie de a poco, entre bocanadas de ahogo. Estiro mi mano y te acaricio.
A medida que se angosta el cauce, el taladro pulsátil cede y se pierde en las profundidades recónditas. En ese instante no es más que un reflejo tenue… Luego será por un rato, el recuerdo del reflejo, y finalmente desaparecerá condenado, indigno.
Una vez más, con el ocaso del día, fueron destejidos los hilos de esta vida; vueltos madeja para poder retejerlos.
Te veo dormir acurrucado a mi lado. Me pregunto cuántas veces en la vida tendrá uno la oportunidad de barajar y dar de nuevo.
Abrís un ojo y me maullás.
Sí, claro –sonrío.− Ojalá sean siete.
Me la imagino seleccionando cada palabra con meticulosa prolijidad, igual que cuando habla, en que sus ojos se agitan como si leyera mentalmente las mil posibilidades de decir lo mismo, buscando la más precisa, la que lo exprese mejor.
Pero también me la imagino veloz, certera, exacta, apuntando al centro de la idea.
Yo hice dos lecturas al mismo tiempo: una fue siguiendo el relato, atraída hacia delante por la curiosidad, tratando de saber cómo finalizaba el relato. La otra, retrocediendo en cada frase, con la necesidad de repasar y degustar las puntuales palabras que había utilizado para crear la imagen que me mostraba, tal como si fuera desenvolviendo los caramelos que me terminara de regalar.
Y también, fui evaluando con el rabillo del ojo la sombra del texto impreso, inquietándome al imaginar cómo se las ingeniaría para cerrar el cuento en los restantes apenas cinco o diez renglones.
LEONOR TIENE EL DON de empujar al lector al vértice del punto final, convirtiendo los últimos párrafos en una cornisa que provoca vértigo, y la incertidumbre de no saber a qué distancia se encuentra el suelo firme.
LEONOR TIENE EL DON del misterio, del suspenso, aún de la esperanza…
Y, lo más importante, siento que a lo largo del libro ese DON toma cuerpo y LEONOR, finalmente, SE PARE A SÍ MISMA.
Casi puedo oír cuando respira con todos sus pulmones, se apropia de su vida, se planta casi con prepotencia y afirma: AQUÍ ESTOY. LAS PALABRAS SON MÍAS. HAGO CON ELLAS LO QUE SÉ Y QUIERO.
Ahí, exactamente ahí, es cuando siento que se funda como ESCRITORA y renace.
Por eso, para cerrar, tomo una de sus figuras amadas, la Abuela Elvira −que hoy no podía estar ausente− en la evocación que hace en NEGRITA:
[…] Te fuiste hace tiempo, en paz con la vida y audaz.
Te imaginé como una flor de rocío a merced de la brisa, volando hacia algo mejor.
Inviernos de siesta con tu calor,
Mate de leche y té de cedrón,
Y la piel tersa y negrita
Por veranos de patios al sol.
En mi ser hecho de presencias, todavía los sueños me traen tu voz…
Que llega y me nombra.
Que me dice quién soy.
LEONOR querida, ya todos sabemos quién sos.
Pecado sería que no lo fueras, porque tenés el DON.
SOS LA ESCRITORA. Y esto recién comienza.
Gracias.
PRESENTACIÓN DE BUENOS AIRES ANONIMA
1- La dificultad para escribir
Antes que nada, debo decir que cuando Leonor me preguntó si me animaba a hacer un comentario en la presentación de su libro, lo primero que sentí fue un honor y un orgullo muy profundos. Inconciente, le contesté que sí antes de que yo, o principalmente ella, cambiáramos de opinión. Y es que, a pesar de dedicarme al oficio de la escritura, aunque más no sea tangencialmente, me doy cuenta de lo difícil que es escribir. Hacerlo implica exponerse, mostrarse, animarse a compartir un razonamiento, una sensación o un mecanismo de pensamiento que, de otra forma, quedaría inmerso en lo profundo de nuestro ser. Es además, estar dispuesto a ser evaluado, calificado y comparado, muchas veces en una posición desventajosa, porque es mucha más la gente que lee, que la que escribe. Es por todo esto que, quería empezar esta charla diciéndote a vos, Leo, mi hermana, que lo primero que me produjo tener Buenos Aires Anónima en mis manos fue, simplemente, admiración.
2- Road Movies, Road Book.
Entonces, me sumergí en sus páginas. Y a medida que iban pasando los relatos, me iba dando cuenta que tus palabras en el prólogo, en las que hablás de un largo y sinuoso viaje, eran más que precisas. Y creo que así como hay un género de cine llamado Road Movies, en las que sus protagonistas participan de un viaje, con Buenos Aires Anónima estamos en presencia de un verdadero Road Book.
En las Road Movies, los protagonistas casi siempre son dos. En tu libro, también: vos y el lector. Como en las Road Movies, sus protagonistas terminan su recorrido siendo distintas personas de las que originalmente fueron. Y así como en las películas, las dificultades son los disparadores de la trama, aquí también. Porque Buenos Aires Anónima es una detallada crónica de un viaje. Pero nada tienen que ver tu ida a Chile, ni tu vuelta a Argentina, ni las numerosas menciones y referencias a excursiones, vacaciones, mudanzas y viajes de trabajo que aparecen en sus páginas. No, es tu propio viaje interior, el que conciente o inconcientemente decidiste compartir con todo aquel que lo abre.
3- La incomodidad
Sin embargo, este viaje no se transita con liviandad. Porque la primera sensación que uno tiene, apenas comienza a leer Buenos Aires Anónima, es de incomodidad, tenue al principio, pero sostenida y hasta creciente en intensidad, a lo largo de todos sus relatos. Es imposible transitar por Buenos Aires Anónima sin sentirla. No importan las situaciones, los protagonistas o los planteos. La incomodidad es permanente. Puede ser sutil y fluir subterránea por debajo de una situación de lo más cotidiana, como en “Un café y seguimos”; o puede ser declarada y feroz, como en “La hora de la verdad”. La incomodidad está ahí. Y esta coherencia y esta presencia me parecen un hallazgo importante, porque es precisamente lo que nos urge a que sigamos leyendo un relato tras otro, sin poder detenernos siquiera a descansar.
4- La transformación
Y luego sí. Con las instantáneas llegamos a otra instancia, totalmente diferente, en la que los recuerdos y la nostalgia nos acercan un poco de sosiego luego de tanto sacudón. Y la verdad, se agradece que así sea. Con ellas, el vértigo se va y llega un paseo mucho más personal por todo aquello que, me parece, te nombra y te define. Bueno, eso lo sé yo, que te vi y me vi retratado en más de una línea.
Lo que sí queda claro es que con las instantáneas estamos arribando al final del viaje. Un viaje de transformación mutua. Que a mí, particularmente, me dejó pensando en más de una ocasión. Y que a vos te llevó con rapidez pero con seguridad, del psicoanálisis a la literatura. Que te hizo enfrentar tormentas y combatir a los más variados y diversos contratiempos para dejarte finalmente en otro estadío, que supongo desconocías al iniciar este camino. Y que hoy confirmo, te está dando una gran bienvenida.
5- La salida del laberinto
Por último, quiero destacar que no es nada casual que sea un laberinto el que ilustre la portada de Buenos Aires Anónima. Referencia borgeana por excelencia, es también una fuerte metáfora de la ciudad en la que vivimos y que sirve de escenario para la gran mayoría de los relatos. Sin embargo, yo encuentro que el laberinto, que no deja de ser un camino ensortijado, y como tal, es también un viaje, representa aquí ese conjunto de incomodidades, contradicciones, paradojas y angustias que vamos incorporando y procesando a medida que avanzamos por las páginas del libro. Y que finalmente, descubrimos que son justamente su escritura y su edición, los instrumentos que han permitido que, de alguna manera hayas salido de él. Y para finalizar, me gustaría añadir, que tampoco es casualidad la evocación que hacés de esos dos grandes héroes clásicos en “Tentación”. Porque es verdad que Dédalo e Ícaro construyeron su propio laberinto. Pero también fueron capaces de encontrarle una salida. Y es que a veces, la única vía de escape posible de un laberinto es hacia arriba, elevándose del suelo. Y creo que, aunque difícil, escribir es una manera de elevarse.
----------------#############--------------------
Presentación de Estela Cammarota
CUANDO PRESENTAR UN LIBRO ES UNA FIESTA
Ser lectora de libros es lo que me habilita para estar sentada en esta mesa.
Y también −y fundamentalmente− el cariño que siento por Leonor, a la que recientemente conozco, pero a la que admiro por la integridad de su persona y por su trayectoria.
De modo que es un honor para mí el que me haya elegido para participar de esta presentación, como un augurio de las cosas hermosas que seguirán pasando.
Y si bien me toca hablar de la obra, es probable que no pueda despojar mi análisis de sentimientos, pues todo este acto es una circunstancia que me conmueve profundamente.
Voy a focalizar en la palabra. Esa materia prima esencial que Leonor maneja tan especialmente.
Siempre pensé que ser escritor (escritora en este caso) es como ser escultor.
Los escritores tienen el don de tomar la masa gaseosa, sutil, virtual de las palabras, y convertirlas en realidades.
Una realidad que, sin embargo, pertenece a la imaginación, que se constituye en un mundo de fantasía pero que resulta tan cierta, que nos arranca lágrimas y risas, nos hace latir más fuerte el corazón o incluso detenerlo.
Y LEONOR TIENE EL DON.
Pero ella no se conforma solamente con la simple construcción. Ella lo hace de un modo particular. Cuando pulsa el lenguaje, lo hace vibrar tal como haría con las cuerdas de una guitarra, como tensaría el arco de un violín, o golpearía las teclas de un piano: sus frases tienen sonoridad. Les pone ritmos, cadencias… Lo que escribe grita, aúlla, murmura, susurra, estalla… cruje… A veces es capaz de lograr silencio en el espacio ocupado por un montón de palabras…
Intuyo, además, que debe ser muy buena cocinera, pues hay alquimia en la composición. Resulta propia de una persona habituada a disponer de los condimentos, mezclando olores, sabores, texturas… Sus letras tienen aromas de comidas. Ella sabe exactamente cómo lograr la temperatura de la frase, así como seguramente sabe seleccionar el vino para acompañar ese plato…
Sin duda, LEONOR TIENE EL DON.
Sus frases suelen ser breves pero contundentes. Elige tan sutilmente los adjetivos que, en un brevísimo espacio, puede encontrarse la profundidad de un océano.
Fragmenta la cotidianeidad en pequeños trocitos y convierte cada hecho en un asombro particular.
Ella dice, en HORAS SIN TIEMPO, un texto que dedica a Goliath, su gato, a quien le conversa y relata las formas del amor, en un amanecer con dolor de cabeza:
[...] A pesar del taladro pulsátil que tortura mi cabeza esta mañana, lo imagino debajo del agua. Nunca se lo dije pero cuando viene a besarme en bata, recién afeitado y con el calor de la ducha en la piel, es la encarnación de la vida. Ahora se viste. Aunque aún no abro los ojos porque así duele menos, casi adivino con los oídos qué pantalón elige por el rozar de éste con su cuerpo. Cuando se abotona la camisa sólo hay silencio. Sale de la habitación; se escuchan claramente sus pasos. Seguís inmóvil a mis pies. Recién cuando ambos bajen, verás…
Y más adelante:
[…] Te miro y tu mirada me devuelve eternidad de Nilo anochecido, dibujándole orillas firmes al oleaje sin fin. Comienzo a hacer pie de a poco, entre bocanadas de ahogo. Estiro mi mano y te acaricio.
A medida que se angosta el cauce, el taladro pulsátil cede y se pierde en las profundidades recónditas. En ese instante no es más que un reflejo tenue… Luego será por un rato, el recuerdo del reflejo, y finalmente desaparecerá condenado, indigno.
Una vez más, con el ocaso del día, fueron destejidos los hilos de esta vida; vueltos madeja para poder retejerlos.
Te veo dormir acurrucado a mi lado. Me pregunto cuántas veces en la vida tendrá uno la oportunidad de barajar y dar de nuevo.
Abrís un ojo y me maullás.
Sí, claro –sonrío.− Ojalá sean siete.
Me la imagino seleccionando cada palabra con meticulosa prolijidad, igual que cuando habla, en que sus ojos se agitan como si leyera mentalmente las mil posibilidades de decir lo mismo, buscando la más precisa, la que lo exprese mejor.
Pero también me la imagino veloz, certera, exacta, apuntando al centro de la idea.
Yo hice dos lecturas al mismo tiempo: una fue siguiendo el relato, atraída hacia delante por la curiosidad, tratando de saber cómo finalizaba el relato. La otra, retrocediendo en cada frase, con la necesidad de repasar y degustar las puntuales palabras que había utilizado para crear la imagen que me mostraba, tal como si fuera desenvolviendo los caramelos que me terminara de regalar.
Y también, fui evaluando con el rabillo del ojo la sombra del texto impreso, inquietándome al imaginar cómo se las ingeniaría para cerrar el cuento en los restantes apenas cinco o diez renglones.
LEONOR TIENE EL DON de empujar al lector al vértice del punto final, convirtiendo los últimos párrafos en una cornisa que provoca vértigo, y la incertidumbre de no saber a qué distancia se encuentra el suelo firme.
LEONOR TIENE EL DON del misterio, del suspenso, aún de la esperanza…
Y, lo más importante, siento que a lo largo del libro ese DON toma cuerpo y LEONOR, finalmente, SE PARE A SÍ MISMA.
Casi puedo oír cuando respira con todos sus pulmones, se apropia de su vida, se planta casi con prepotencia y afirma: AQUÍ ESTOY. LAS PALABRAS SON MÍAS. HAGO CON ELLAS LO QUE SÉ Y QUIERO.
Ahí, exactamente ahí, es cuando siento que se funda como ESCRITORA y renace.
Por eso, para cerrar, tomo una de sus figuras amadas, la Abuela Elvira −que hoy no podía estar ausente− en la evocación que hace en NEGRITA:
[…] Te fuiste hace tiempo, en paz con la vida y audaz.
Te imaginé como una flor de rocío a merced de la brisa, volando hacia algo mejor.
Inviernos de siesta con tu calor,
Mate de leche y té de cedrón,
Y la piel tersa y negrita
Por veranos de patios al sol.
En mi ser hecho de presencias, todavía los sueños me traen tu voz…
Que llega y me nombra.
Que me dice quién soy.
LEONOR querida, ya todos sabemos quién sos.
Pecado sería que no lo fueras, porque tenés el DON.
SOS LA ESCRITORA. Y esto recién comienza.
Gracias.